Un Día Tranquilo

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Cuando regresaban a la casa en la que se estaba quedando los Salazar, a Peter se le vino a la mente la plática de Saulo, Sarah y Tony Stark en la cual mencionaban a sus padres, pues desde aquel día ese asunto ha estado en su cabeza (bueno apartando su conflicto respecto a Marinette). Entonces volteó a ver a Saulo el cual estaba platicando con su hijo.

—Eh... Saulo —Peter le llamó la atención al militar, el cual lo volteó a ver con una expresión interrogante en su cara— ¿Tú conociste a mis padres?

La pregunta del muchacho provocó que lo mirara a los ojos y él pudo ver a su yo del pasado reflejado en él.

—Sí los conocí Peter, ellos eran de los mejores agentes con los que he trabajado —Saulo le respondió con un tono algo cansado pero de paso dejó en shock al héroe arácnido.

—¿E... ellos... eran... agentes? —preguntó Peter viendo al militar.

Saulo suspiró antes de continuar.

—Sí... hasta donde yo sabía ellos trabajaban para SHIELD —Saulo le contestó.

Peter no sabía cómo reaccionar... pues no sabía que sus padres eran agentes.

Sus tíos trataron que él tuviera un buen recuerdo de ellos, a pesar de que él apenas tenía recuerdos de ellos, aun así le dolía el hecho que no estuvieran ahí... con él.

—¿Y no sabes cómo murieron? —le preguntó Peter con algo de ansiedad, cosa que el militar notó.

—No supe cómo... pero supe que Kingpin tuvo algo que ver —Saulo le respondió con algo de compresión.

Saulo sintió impotencia ante el hecho que no solo había perdido a su hermano mayor sino también a unos de sus amigos más cercanos. Saulo juró que cuando tuviera a ese bastardo enfrente de él lo haría conocer la desesperación, que se enteraría del porqué lo llamaban "el demonio de ojos plateados" además conocía el sentimiento que estaba experimentando el muchacho, pues él mismo lo había experimentado antes de conocer a su esposa... cuando perdió a su hermano.

Cuando llegaron a la casa, Saulo se vio en la necesidad de esquivar un hechizo color rojo que se dirigía hacia él.

—Parece que mi Madre ya se enteró —Pablo le mencionó a Peter, el cuál le miró con incredulidad.

—¡Crucio! —exclamó Sarah mientras hacia un movimiento con una varita en su mano pero antes de que pudiera lanzar el hechizo Saulo se acercó hacia ella y la abrazó.

—¿Por qué aceptaste? —preguntó la bruja con el ceño fruncido tratando de comprender a su esposo.

—Porque era necesario, algo muy malo puede pasar si dejamos al mariposón actuar a sus anchas, además tú y yo somos los mejores soldados que tiene mi padre— le dijo el soldado provocando que Sarah dibujara una sonrisa en su boca para después proceder a guardar su varita.

—Parece que pasar tiempo con Sirius te afectado algo... ¿No crees? —ella le preguntó.

—Yo creo que sí, ya sabes que él es uno de mis mejores amigos —le respondió el militar con una sonrisa relajando el ambiente.

—Ah, hola Peter —Sarah le saludó mientras se acercaba para abrazarlo.

—¿Sabes? aún recuerdo cuando tú y Pablo jugaban cuando eran pequeños —la pelirroja mencionó recordando a sus amigos y su pequeño hijo.

Pablo y Peter la miraran asombrados por la declaración.

De manera simultánea Gabriel Agreste se encontraba en su estudio. Él no entendía que había hecho mal para que tuvieran que mandar a soldados extranjeros para capturarle, él solo quería recuperar a su amada Emilie y estar juntos los tres como antes de ese puto ataque que la alejó de él y casi provoca la muerte su amado hijo.

Miraculous: La Increíble Historia de Ladybug y SpidermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora