I'm Fallin' For You- Ross Lynch

Capítulo 8

Dos días después...

Había fracasado.

Y me sentía demasiado mal por ello. Es más, me sentía muy avergonzada y apenada por lo que ocurrió.

¿Quieren saber por qué me siento así?

El señor Lynch decidió no "ver" el Hola que le envié, lo que significa que no lo respondió.

Me esperé todo el fin de semana para recibir una maldita respuesta de su parte y no la obtuve.

No sé cómo lo vería hoy. 

No, hoy ni siquiera quiero verlo.

Salí del auto de mi padre y me despedí de él, para así después ingresar a la universidad. Hoy se me había hecho un poco más tarde de lo usual, bueno, solo diez minutos.

Y para mi sorpresa, ya se encontraba Scarlet en el salón. Es un milagro.

-¡Hola, chica seria!- exclamó Scarlet con una sonrisa.

-Hola Scarlet- sonreí un poco y me senté en la butaca de al lado.

-¿Cómo te fue con el susodicho?- preguntó con cierta emoción en su voz.

-Pues...- saqué la libreta de la clase que nos tocaba- solo me fue y ya-

-¿Qué dices?- frunció el ceño- Si me dijiste que te había aceptado la solicitud más rápido de lo que pensabas-

-Lo sé, pero le envié un mensaje y ni si quiera me dejó en visto- bufé decepcionada.

-Es un idiota por no responderte-

-Más bien yo fui la tonta en pensar en que podía platicar con él- recargué mi cabeza sobre mi mano.

-No lo eres, ese chico te ha dado sospechas de que también le gustas. No entiendo porque te "ignoró" de esa manera-

-Si tú no lo sabes, yo menos-

[...]

Ya había acabado la primera hora de clase, por lo que significa que teníamos al menos treinta minutos de descanso.

Ahora decidimos sentarnos en una banca del patio principal de la universidad.

-¿Podemos seguir hablando del tema?- preguntó Scarlet haciendo un puchero y yo bufé.

-No tenemos nada que hablar, las cosas quedaron así-

-Violet...-

-Es más, ni siquiera quiero verlo.- volteé mi vista hacia el pasillo- Oh no...- murmuré y me tapé la cara.

-¿Qué pasa?- preguntó Scarlet y después volteó a donde yo estaba viendo- Ya entiendo-

Lo qué pasó después me sorprendió demasiado. Al parecer el rubio sí me quería ver.
Digamos que al momento de pasar a mi lado, tenía como unos cinco metros para poder caminar y no pasar justamente a mi lado.
¿Y qué creen que hizo? Sí, se pasó junto con su amigo el pelirrojo, al lado de donde nosotras estábamos sentadas, no sin antes voltear a vernos descaradamente.