"Detrás de una taza de café está tu amor"
Viajo por la carretera y a lo lejos escucho el tañir de una campaña. Afuera el día es soleado, cálido, un hermoso día de verano. Pero dentro todo es diferente.
Es un día tan triste para mí, trato de evadirme de todo el mundo, subo la música a todo volumen, cierro los ojos y simplemente dejo que toda la tristeza se vaya lejos de mí, lejos de ti. Desearía tanto estar a tu lado, abrazarte y en parte sentir que todo estará bien. Necesito tanto que con tus abrazos todas mis piezas se unan nuevamente una a una.
Pero te encuentras tan lejos... el único consuelo que encuentro a la distancia es que no verás lo poco que en este momento queda de mí. Ojos rojos, hinchados, corazón roto.
Mensajes esperan salir del teléfono, pero se quedan en espera. La geografía no me ayuda a comunicarme contigo y me castiga bloqueando la señal evitando que lleguen hasta ti mis mensajes.
Intento repasarlo todo, encontrar momentos felices que me roben una sonrisa y encontrar un poco de alivio. Pero contrariamente al objetivo que quiero alcanzar me muestran algo que jamás volveré a tener.
No había nada como nuestros cafés por la mañana, sintiendo tu calor cerca de mí, riendo, escuchando, incluso aprendiendo de consejos que a veces odiaba tanto recibir y que pacientemente me brindabas. Lágrimas amargas enmarcan cada recuerdo que mi mente evoca.
Los primeros intercambios de palabras, las primeras referencias intercambiadas, las primeras sonrisas o complicidades. Todas llegando atropelladamente a mi mente. Las lágrimas nacen desde mi roto corazón. Bombea más llanto a mis ojos que sangre al resto de mi cuerpo.
Comienzan a llegar las respuestas al teléfono. Tú dándome apoyo. Siempre apoyándome cuando incluso te encuentras aún más roto que yo. Tú, que recibiste el impacto, y yo, el daño colateral, sintiéndome el centro de la explosión.
Tú me entiendes. Me tratas de proteger, incluso de mi misma y mi poderoso afán de autodestruirme junto con mi sentimiento de culpabilidad. Debía cuidarte como tú lo hacías todos los días conmigo.
Nuestro playlist suena y a cada track es una espina que se clava más profundo en mí. Ese que llegabas a poner todos los días a la hora del café. Era una declaración de amor que siempre llegaba encubierta y que jamás entendí??
Quizá era un amor que creció al cobijo de sonrisas y pláticas. De abrazos y canciones. De columpios y vértigo. De mariposas invisibles a nuestra vista, de manos que intentaron encontrarse y, al ser tanta la energía que les rodeaba, el magnetismo estaba ahí. A la espera.
Dicen que la mejor forma de esconder algo es a simple vista... y así estaba. Cuando lo único que debía de hacer era conectar los puntos, romper la distancia y encontrarnos.
Y entonces deseaba encontrarte como un arcoíris al final de la tormenta, mostrando la promesa de un nuevo comienzo. Uno con un mayor número de tracks llenos de mensajes de amor para escuchar a todas horas. Manos que no desean soltarse. Besos que por fin se entregan después de haber esperado lo que parecía haber sido demasiado tiempo.
Anhelos, planes, sueños. Pláticas para tener mientras encuentras la forma de las nubes en un día soleado o cuando la lluvia escurre por la ventana impidiendo la visibilidad de la ciudad.
Un mensaje más... y tal vez, solo tal vez tú sientas lo mismo que yo.
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La Cafebrería
Ficção GeralHace muchos años, Lorena Rodríguez la definió como el hermoso hijo legítimo de una cafetería y una librería. En la película Tienes un e-mail, Joe Fox (Tom Hanks) habla de su librería Fox and son's Books como un lugar donde a sus clientes los seducir...