capítulo dos

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Publicada 8 de Agosto, 2019

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Publicada 8 de Agosto, 2019.

~the first~

     Iban por la calle cercana a la casa de Eddie, y justamente lo ven, a él junto a Richie y Bill, estaban fuera de la casa del primer nombrado. El de gafas ve a los chicos llegando en la bicicleta y levanta sus brazos al aire, moviendolos.

— ¿qué hacen aquí? —pregunta Stanley confundido.

— V-Venimos por pro-provisiones.

— Iremos rápido —dice Eddie— ¿Quieres entrar, ____?.

— No, está bien, me quedaré esperando aquí —responde ella, mientras baja de la bicicleta.

— ¿Quieres que me quede? —pregunta Richie— Por si viene Bowers ¿Quién sabe?. Todo puede pasar.

— Cla-claro, si no te molesta —acepta ella, esbozando una pequeña sonrisa.

— De eso no te preocupes —el de gafas ríe— Estoy concediendote un gran honor, mi querida ____.

— Ya lo creo —rie.

— ¿Ya vamos a entrar? —pregunta Stanley, muy serio, y cortando las palabras de su amigo.

— Ahm, si, vamos.

      Eddie y los dos chicos entran a casa. Inmediatamente se dirigen a la cocina, acto seguido, Bill abre su mochila y hurga en la alacena.

— Tomen todo lo que quieran pero no las galletas, son de mi mamá —indica el pequeño castaño— Oye, primero dijiste los baldíos, y ahora dijiste las cloacas... Dime ¿Y si nos encuentran?.

—No lo haran, Edds. Las cloacas son o-obras públicas. ¿Somos el público no?.

"¿Quieres que me quede?" —repite el judío, imitando una voz chillona e irritante— "mi querida, ____".

— Stanley, no te pongas ce-celoso. Se acaban d-de conocer —Bill continua metiendo mercadería en la mochila.

— ¿Qué tanto puede conseguir Richie? No creo que sea el tipo que le llegara a gustar a ella —dice Eddie un poco frustrado— No me digas que ya te enamoraste.

— ¿Qué? No. Para nada, la conocí hace cuatro horas —rueda los ojos— Solo que no quiero que el baboso intente conquistarla.

— ¿Y-Y por qué no qui-quieres eso, eh? —pregunta Bill mientras lo ve con una sonrisa pícara— ____ t-te atrae.

— ¡No! —vuelve a negar— Ya vamos, tenemos todo.

    Los tres dejan en paz el asunto, Stanley sabía lo pesados que podían llegar a ser sus amigos con respecto al tema del "amor". Antes de poder salir, cruzan el pasillo, topandose con la señora Kaspbrak en una de las salas.

sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora