cuarenta y ocho

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— Que te vaya bien en el trabajo rizitos —se despide ____  y deja un beso en sus labios.

— Gracias mi amor, y tú presta atención a tus prácticas. Recuerda que son las últimas y por fin tendrás tu título.

   Stan se veía mucho más emocionado que ella. Siempre la apoyaba en sus estudios, y como decían, en una pareja, los logros de uno también eran del otro.

    Habían pasado cinco años, y Stan ya se había recibido por su corta carrera y se encontraba con un buen empleo y buena paga. Aún así, nada cambió en su relación, solo que ambos aprendieron a sobrellevar la vida adulta y se veían más maduros. Se amaban mucho más que antes, y estaban dispuestos a casarse una vez que ella terminara su carrera.

— Lo sé rizitos, prestaré atención.

— Sé que será así —Stan se inclina hacia ella y vuelve a besarla dulcemente— Cuídate mucho ¿si? Si necesitas algo llámame, vendré en cuanto pueda. Por cierto... te ves muy pálida últimamente, insisto en que vayamos a un médico o algo.

— Te preocupas demasiado, sabes que no he dormido bien por andar estudiando. Tu tranquilo, solo es falta de sueño.

— Deberías dormir más, boba. Yo mismo iré a verte todas las noches para ver que duermas temprano —Stan la mira severo— Si te llegas a sentir mal, llámame.

— De acuerdo, no te preocupes. Quizá saliendo de aquí vaya al departamento.

— Me vendría genial, hoy pensaba en preparar una cena especial para los dos.

— Porque hoy es nuestro aniversario —dice _____, con una sonrisa muy grande.

— Pensé que lo habías olvidado.

    _____ mete la mano dentro del bolsillo de su sudadera y saca una cajita envuelta con un bonito moño color azul. Stanley, muy sonriente, la abre, dejando ver dos brazaletes de oro con un dije en forma de círculo con las iniciales grabadas S+_.

— Espero que te gusten —ni bien termina de hablar, su novio la había abrazado bien fuerte— ,Veo que si.

— ¡Por supuesto! Me encantaron. No tenías que molestarte —susurra contento— Te amo.

— Y yo a ti mi rizitos hermoso.

    Se quedan dentro del auto unos cinco minutos, dónde se pusieron sus brazaletes y se despidieron entre bonitas palabras llenas de cariño.

    Una vez que ____ entra a la universidad, comienza a caminar a paso rápido, pues quería llegar a tiempo a la clase inicial. Pero un fuerte mareo llega a ella de una manera repentina.

— Hola _____ ¿que tal estás? —su amiga, Luna, llegó a ella dando brinquitos— Te ves pálida.

— Hola Luna, estoy bien —dice ____ largando un suspiro— Como sea ¿no estamos llegando tarde?.

— De hecho sí, será mejor que vayamos.

— Sep, vamos.

(...)


— ¿Ya estás mejor? —una muy preocupada Luna se encuentra agachada junto a su amiga, quien estaba sentada en una banca fuera de la universidad.

     _____ observaba todo el lugar, sintiéndose muy mal. Todo le daba vueltas y solo necesitaba tirarse en su cama y dormir. Jamás le había pasado eso, ni siquiera luego de las prácticas que la dejaban muy cansada. Pero esa vez era diferente. Su frente sudaba y el estómago se le revolvía a la vez que la vista se le nublaba.

— Me siento de la mierda —responde luego de un minuto— Estoy muy mareada y tengo un dolor de cabeza insoportable.

— ¿No estarás embarazada?.

— ¿Que? Bueno, no descarto la idea pero creo que es imposible. Nosotros nos cuidamos bien.

— Podemos pasar por la farmacia y compras una prueba de embarazo. Yo te llevaré, me niego a dejarte ir caminando en este estado —Luna se levanta y le extiende su brazo a ____.

— Gracias amiga —le sonríe débilmente.

 
     Juntas caminan hasta el estacionamiento, Luna se encargaba de que ____ no cayera al suelo. Una vez dentro del auto, ____ queda dormida en el asiento del acompañante, sin duda estaba muy cansada. Mientras tanto, Luna bajó en la farmacia más cercana y compró aquella prueba de embarazo, se aseguró de llevar una de buena calidad para que sea menos posible un error de resultados.

  
— Hey, ya la tengo —le susurra Luna, y poco a poco, su amiga despierta.

— Gracias Luna —sonrie.

— ¿A dónde te llevo?.


(...)




— Sabía que teníamos que ir con un médico, cariño.

    Stanley estaba agachado junto a su cama matrimonial, observando, casi con el corazón roto, a _____. Le rompía el corazón verla de tal manera; pálida y débil. Pero sabía que ella era lo suficientemente testaruda como para hacerle creer que estaba bien.

— Stan, quizá solo es el estrés o mañana ya estaré bien —le dice _____, y con su mano acaricia la mejilla del judío, asegurándole que todo estaba bien.

— Esta vez no me dejaré convencer con todas esas palabras. Mañana te llevaré al médico y no te lo estoy preguntando.

— No quiero ir.

— Es por tu bien —Stan la mira aún más preocupado.

— Iremos, pero ya verás que no es nada. Solo para que te quedes tranquilo.

    El chico asiente con la cabeza, intentando convencerse de que nada malo le estaba pasando a su prometida. Pero se le viene a la mente una idea loca. ¿Y si un bebé venía en camino? De solo pensarlo, una sonrisa se dibuja en su rostro. Los mareos y náuseas debían ser por algo.

— ¿Que pasa? —le pregunta ____ extrañada ante aquella sonrisa.

— Es una tontería.

— Oh vamos, dime.

— Estaba pensando en que... ¿y si estás embarazada?.

— Pues... no lo sé ¿que dirías al respecto?.

— Diría que estoy muy feliz, y que vamos a ser grandiosos padres —dice Stan, sonriendole, transmitiendole toda la seguridad y alegría que sentía.

    Y terminan teniendo una cena en su habitación. Stanley sirvió la comida en bandejas y las llevó directo a la cama, pues no quería que ____ moviera un solo dedo, para el lo más importante era que guardara reposo.

   Juntos, todo era mucho mejor.


sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora