capítulo veintitrés

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    Stanley abre lentamente los ojos, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y todo le daba vueltas. Apenas logra ver paredes blancas decoradas con flores lilas. Es el cuarto de _____. Se sienta rápidamente, quitándose la sábana de encima y descubriendo que no tenía camiseta. Su novia está a su lado, con el cuerpo totalmente cubierto con las sábanas.

   El reloj daba las 9:40 de la mañana.

— ¡_____! —exclama asustado con el corazón apunto de salirse de su pecho.— ¡Despierta!.

— Déjame dormir —murmura ____ dándose la vuelta.

— ¡E-Es que anoche pasó algo aquí! ¡Por favor ya despierta!.

   Stanley estaba muy nervioso y asustado, el rostro le ardía y seguramente estaba rojisimo.

— ¿¡Que?! —grita ella enojada, levantándose de la cama sin entender nada de lo que Stanley decía.

— ¡Oh maldición! —maldice Stan cubriéndose los ojos al ver la ropa interior de _____.

     La chica se levanta rapidísimo de ahí mientras corría a buscar algo de ropa con la cual vestirse, pero Stan se queda paralizado, pensando en la estupidez que habían hecho y todo por consumir un poco de alcohol.

— Nunca más beberé alcohol —dice el de rizos levantándose de la cama, muy apenado— ¿Entonces...?.

— ¡Busca algún condón por aquí! ¡Rápido!.

— ¡¿Para que!?.

— ¡Para ver si te lo pusiste en el pene, estúpido! —grita.

   La pareja empieza a revolver por todo el cuarto. Buscan en el tacho de la basura, en los cajones, entre las sábanas, debajo de la cama, por todos lados, pero no había rastro de ningún preservativo.  Finalmente se rinden. No iban a encontrar nada. Estaban muy ebrios como para haberse protegido y a fin de cuentas no recordaban nada.

    Se sientan uno al lado del otro en la punta de la cama, sintiéndose realmente desesperados y asustados.

— La primera vez desperdiciada por alcohol —susurra Stan largando un suspiro.

   No era la primera vez de ____ pero se suponía que de todas formas tenía que ser un momento especial con Stanley.

— Perdón, te juro que yo tampoco lo recuerdo, no quise hacer nada mientras estabamos ebrios —Stan comienza a disculparse, sintiéndose muy mal.

— Descuida rizitos, no es culpa de nadie ¿bien? Tomamos demasiado y ninguno sabía que hacía —ella lo tranquiliza— quiero besarte pero ahora no puedo mirarte a los ojos, esto es muy incómodo —los dos ríen.

— Me siento muy nervioso en este instante. Cuando desperté casi me orino encima —suspira, pero ahora estaban riendo y quizá estaban más relajados que antes.

— Stanley, tenemos dieciséis años y no creo que queramos alguna especie de alien calvo para cuidar ¿o si?.

— ¿T-Te refieres a...?

— Hay que buscar pastillas en la farmacia, para prevenir —dice ____ mientras se levantaba de la cama— Vístete, que tú las pediras.

— ¡No, no!

   Stanley se para frente a su novia, pero ella comenzaba a mostrar una especie de puchero y se acurruca en sus brazos.

— Sabes como convencerme... —Stan rueda los ojos— B-Bien, lo haré yo, pero dime cuales o como se llaman porque yo no sé nada.

— Tranquilo, te diré todo —ella ríe.




(...)



sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora