treinta y ocho

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— Así que le dije que estaba siendo un idiota ¡De verdad! Me desespera —termina de hablar Heather. Eddie y ____ están frente a ella, ambos terminando de comer su helado.

— No puede ir y simplemente comportarse así contigo. No está bien, y si no se da cuenta, debes decirle —opina Eddie.

     Heather y Eddie empiezan a hablar acerca de aquel problema de la chica. Los tres se volvieron muy unidos luego de un tiempo, no tenían más motivos como para seguir tratándose de rivales, aún así, no tenían ninguna intención de meterla al club de los perdedores.

    _____ solo come su helado. Mira a la nada, como si algo la distrajera. Las voces de sus amigos solo hacían eco en su cabeza. No es que el tema no le preocupara, pero había algo más que no la dejaba en paz.

— ¿Estás bien? —le pregunta Heather, tocando su hombro, y ella se sobresalta al sentir su mano.

— Ah, si. Todo está bien —responde ____, sonriendole.

— Te veo preocupada.

— No es nada, solo tengo sueño.

— Ahora que lo pienso, es muy tarde chicas. Casi las ocho de la noche —dice Eddie fijándose en su reloj— ¿Las acompaño a sus casas?.

— Descuida Edds, solo vivo a una cuadra —dice Heather— ¿Tú ____?.

— Tranquilo, puedo ir sola. Además tu madre te matará si llegas más tarde —dice _____, a lo cual los dos ríen.

— Bueno, tienes razón. Cuídense. Las veo luego —Eddie se despide.

   Una vez que el pequeño se va en su bicicleta, las chicas quedan solas. Heather mira severamente a su amiga, con una mirada sospechosa y parecía que quería sacarle si o si toda la información.

— No me mires así —pide, apartando su vista de ella.

— Sé que algo te pasa, no puedes seguirlo negando —Heather la apunta con su dedo.

— Basta.

    ______ levanta la bicicleta del suelo y se sube a ella, pero de todas formas, Heather casi está pisando sus talones. Está preocupada.

— Solo dime. Somos amigas.

— ¡Basta Heather! No quiero hablar de eso ¿si? No insistas —sin quererlo, había levantado la voz, su amiga solo agacha la cabeza y asiente— Solo estoy preocupada por algo. Pero veré qué hacer.

— De acuerdo... solo... llámame si es que necesitas algo —levanta la mano en forma de despedida y se da media vuelta, yéndose por su camino.

     Quizá se portó un poco brusca con Heather, pero su humor no era del bueno en estos momentos, lo que menos necesitaba era hablarlo con alguien y que todo el mundo se termine enterando. No es que no le tenía confianza a Heather, pero con lo ocurrido con las otras chicas... prefería no volver a tener cierta confianza con las personas.

    Lanza un suspiro. No quería quedarse sola en esto, y solo podía hablarlo con una sola persona. Stanley Uris, después de todo, también lo implicaba a el, y era un problema de ambos.

    Conduce hasta la casa de los Uris. Esconde su bicicleta en el gran arbusto que tenían y a paso lento y silencioso se dirige a la ventana del cuarto de su novio, la cual está cerrada, pero con las persianas abiertas. 

   Lo ve ahí, con un libro en su mano y caminando de un lado a otro por todo su cuarto. Se ve concentrado. Ella ríe, le daba gracia verlo estudiando, siempre le decía que iba a hacer un hueco en el piso de tanto dar vueltas y vueltas. Sus risas alertan al muchacho, mira de inmediato hacia la ventana y sonríe al ver a ____ ahí.

sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora