capitulo cincuenta y tres

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    La tina de baño estaba llena

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    La tina de baño estaba llena. Todo estaba listo. El agua tibia lo esperaba impaciente y el no podía sentirse con más miedo. ¿Esto era lo correcto? ¿Dejarlos solos era lo mejor?.

    Stanley se mete en la tina, aliviando el frío de su cuerpo con el agua en ella. Respira profundamente, una y otra vez, intentando aclarar sus pensamientos, intentando relajarse pero los nervios no le permitían eso.

    Gira la cabeza con cuidado, observa la navaja que reposaba a un lado de su brazo. Una lágrima se escapa al pensar en lo que tenía planeado, otra lágrima cae por cada recuerdo alegre que tuvo junto a sus amigos, y la última lágrima cae al recordar a su _____, a quien no veía hace tiempo y con quién intentó arreglar las cosas pero jamás pudieron.

   La recordaba todos los días, con aquella radiante sonrisa y recuerda lo bella que era. Recuerda todas las veces que se paró frente a la puerta de su departamento y jamás tuvo el valor de tocar el timbre.

    Un recuerdo, de hace veintisiete años, llega a su mente repentinamente. Aquella tarde calurosa, la tarde de la promesa. Ve a Bill frente a el, cuando eran unos adolescentes aún, el castaño mueve sus labios como si estuviera diciendo algo pero Stanley es incapaz de escucharlo. Toma su mano y se siente tan real.

— Te lo prometo Bill.

     El filo de la navaja estaba apenas rozando su piel, cuando unos fuertes golpes provenientes de la puerta principal lo alertan. Pero estaba decidido a dejarlos pasar. Se queda pensativo, mirando la navaja contra su muñeca y con los incesantes golpes de la puerta. Se arma de valor y lo hace, el filo se entierra ligeramente sobre su piel, y pronto unas gotas de sangre caen.

— ¡Stanley Uris abre la maldita puerta! ¡Abrela o juro que la voltearé! ¡Abre! ¡Abre, se que estás ahí!.

    Su corazón empieza a latir con rapidez. La navaja cae dentro del agua cuando Stanley se levanta apresurado y buscando su bata de baño. Un brillo de esperanza se notaba en sus ojos ¿acaso esa era su voz? ¿la voz de la mujer a la que amó tanto tiempo?.

    Una vez cubierto con la bata, corre a abrir, viéndola parada frente a el. Y su corazón se rompe al verla de esa manera. Los años y la vida dura que llevaba podían notarse fácilmente en su rostro y en sus facciones.

— ¿_____? —es lo único que murmura, sorprendido.

— ¡Uris!.

    Ella se abre paso, empujándolo de la puerta y metiéndose a la casa, que una vez compartieron.

— ¿Que pasa? ¿Por qué entras así? —Stan caminaba detrás de ella, sin entender nada de lo que estaba pasando.

— ¡Cierra la boca! —grita enojada, caminando decidida hacia el final del pasillo, dirigiéndose al baño— Quiero que me digas, que estabas haciendo.

   El judío se queda callado por unos segundos al verla entrar.

— Iba a tomar un baño.

    _____ se arrodilla junto a la tina y mete su brazo dentro del agua, sin importarle nada, ignorando que estaba mojando todo su suéter. Comienza a mover su mano debajo del agua, haciendo que Stanley se pusiera mas nervioso y que las ganas de llorar se hicieran aún más notables.

— ¿Que es esto? —ella saca la navaja que antes reposaba en lo más profundo de la tina.

   Ambos se miran fijamente y la tristeza los invade al mismo tiempo a la vez que las lágrimas comenzaban a llegar.

— S-Stanley ¿que ibas a hacer? —le pregunta ____ mientras sacudía la navaja.

— Eso a ti no te importa. ¿Por qué lo haría? —el se va del baño— Ahora quiero que te vayas. Déjame solo. ¡Vamos anda, déjame solo como todos estos años!.

    Ella frunce el ceño. Tenía tantas ganas de gritarle un sinfín de cosas pero entendía que era un momento difícil.

— ¿Dejarte solo? ¿¡Y para que?! ¿Acaso quieres que deje que te cortes las venas? ¡Stanley por favor!.

    La mujer se para detrás de el, toma sus hombros y lo voltea bruscamente para que la mirara.

— Una cosa, es que ya no estemos juntos, y otra muy diferente a que me dejes de importar —habla firmemente— ¿Esto es por la llamada de Mike?.

— Tengo miedo ____, estoy asustado, no quiero volver ¿por qué querría? Solo quiero acabar con esto, no quiero saber nada de Derry —Stan empieza a balbucear todo aquello y un llanto casi incontrolable se apodera de él.

— También tengo miedo, pero seremos más fuertes si estamos juntos, para eso te necesitamos Stan. Te necesitamos —ella toma su rostro— Te necesito.

    Quince años habían pasado desde los gráficos hechos y los sentimientos no se fueron jamás.

— ¿Me necesitas?.

— No pienso volver sin tí, así que por favor, vayamos a Derry. Todo va a estar bien, lo estará si es que estamos unidos. Uris... no vuelvas a intentarlo nunca más ¿puedes prometerme eso? Y cumplelo esta vez.

— ____...

— Tuve un presentimiento. Ví que estaba pasando y supe que era por algo pero te explicaré luego. Stanley tienes que reunirte con los perdedores, ellos te necesitaran. Eres uno de nosotros —dice ____ intentando no soltar en llanto.

— ¿Estás aquí solo porque tuviste un presentimiento?.

— Recibí una llamada luego de hablar con Mike. Quizá te cuente más tarde, ahora prepara tus maletas Uris. Nos iremos.

— ¿Iremos juntos? —balbucea.

— No pienso dejarte solo. Apúrate.

    Ella baja la mirada, mirando la bata blanca que el traía puesto. Stan, al percatarse de su mirada poco discreta, se cubre las piernas.

— ¿¡Por qué miras?!.

— ¡Bueno entonces vístete y te espero en mi auto! Idiota.







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