capítulo diecinueve

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— ¿Pasa algo? —pregunta Eddie, acercándose a ____, quien se encontraba fuera de la cantera, y aunque tenía el rostro y cabello mojados, pudo distinguir una lágrima bajar por su mejilla.

— Nada Edds, no pasa nada —responde, sonriendo débilmente.

— ¡Vamos! Se que sucede algo. Déjame adivinar... ¿Es por Stan y Heather, no?.

— Hasta tú te das cuenta —susurra casi entre sollozos— ¿Ya los viste? Stanley nisiquiera me saludó cuando llegaron juntos.

— Quizá se le pasó —intenta excusarlo.

    _____ desvía su mirada hacia el agua, ahí estaban todos los perdedores jugando con el agua. Pero más allá, más alejados, estaban Heather y Stanley se salpicaban agua uno al otro, divirtiéndose, y riendo juntos.

— Toda esta semana el ha estado diferente Eddie... No es el mismo, toda su atención se centra en Heather, y-y yo me muero de celos —dice ____ lanzando un suspiro de angustia.

— Tranquila, Stan solo actúa como un idiota, pero estoy seguro de que solo tiene ojos para ti —Eddie le sonríe.

(...)

El sol se había escondido, unas nubes grises lo estaban cubriendo ahora y era obvio que pronto lloveria, así que deciden dejar la cantera por esa tarde.

    Después de una tarde algo aburrida para ella, todos se estaban marchando a sus casas. Los chicos charlaban entre ellos mientras subían a sus bicicletas, pero Beverly y Heather estaban un poco más apartadas.

— ¡Hey ____! ¡Ven aquí! —la llama Bev.

    ____ caminaba con una pequeña sonrisa en su rostro. A medida que se acercaba, nota algo en Heather, algo que ella reconocía a la perfección. Y siente una extraña sensación en el pecho ¿por qué?.

— ¿E-Ese es el suéter de Stanley? —le pregunta ____, disimulando todo el dolor que sentía por dentro. ¿Estaba siendo una exagerada?.

— Oh si, me lo dió porque hacía frío y yo no traje más ropa que esta —responde inocentemente.

— Heather nos invitó a nosotras dos a su casa. ¿Quieres ir? —le pregunta Bev entusiasmada.

— No... creo que por hoy paso. Gracias de todas formas, que se diviertan.

    La jovencita, con una extraña expresión de tristeza, se da media vuelta y busca su bicicleta lo más rápido posible. Mira un momento por encima de su propio hombro, y como era de esperarse, aquellos dos charlaban animadamente.

  ¿Que era lo que tanto le dolía? ¡La forma en que él miraba a Heather! Con una sonrisa boba... así como ya no la miraba a ella, como algún día la miro. ¿Por qué las cosas tendrían que haber cambiado tanto en tan solo una semana?. La llegada de Heather le cayó como un balde de agua fría.

   Emprende rumbo a casa. Pedaleaba tan rápido como podía, pero no veía bien el camino... tenía la vista nublada por las lágrimas. Quería saber... ¿por qué todo iba mal?.

— Si Heather, yo puedo llevarte hasta tu casa. Queda lejos pero es preferible que no vuelvas sola —dice Stanley sonriendo.

   Solo hacia falta que llegara otra chica para darse cuenta de lo que Stanley era.

Ayer fuimos al cine y la pasamos muy bien. Deberíamos repetirlos, ¿no rizitos? —Heather lo mira con una sonrisa enorme.

sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora