cuarenta y cinco

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    _____ se para frente al espejo, observándose de pies a cabeza, viéndose con la túnica y el birrete de graduación.

   El reloj apenas da las nueve de la mañana. En media hora debían estar fuera del instituto, dónde todos sus compañeros y familiares esperarían para la ceremonia.

— No puedo creer lo mucho que creciste —dice su padre, sonriendo muy orgulloso— ¿Estás lista?.

— Si... pero a la vez no —dice ____ y ríe con nerviosismo— Nisiquiera yo puedo creer que ya estoy por graduarme.

— Tranquila cariño. A partir de ahora serás una adulta, y sé que con toda tu dedicación lograrás todo lo que te propongas. Pero eso sí, aún serás la pequeñita de mamá y papá —Jim ríe con ternura, pero apunto de llorar.

— No llores o yo también lo haré.

— ¿Puedo unirme a su llanto?.

    Carrie está parada frente a ellos, con una sonrisa ladina. Y por primera vez, las hermanas se miraban con cariño y no con odio y ganas de matarse.

— Vengan aquí —su padre abre sus brazos y ambas se meten entre ellos— Quiero que sepan que estoy muy orgulloso de ustedes.

(...)





— ¡Aquí llegó la más bonita! —exclama Richie, corriendo hacia ____ y levantandola en el aire con un fuerte abrazo, haciéndola reír— Te estábamos esperando.

— Bueno, aquí llegó por quién lloraban —ella ríe y se baja de los brazos de su amigo— Todos se ven muy guapos. Hasta parecen todos unos hombrecitos.

— Muy graciosa —dice Bill rodando los ojos divertido.

— Y tu Rich... ¿cómo peinaste esa melena?.

— Tengo mis trucos —sonrie "arrogante".

     Stanley miraba con una sonrisa de oreja a oreja a ____, casi sin poder creerlo. Cuando se conocieron eran apenas unos niños, y ahora estaban en su graduación.

    El de rizos, luego de saludar, se lleva a Bill a otro lado. Quería hablar a solas con el.

— ¿Lo harás? —le pregunta Bill.

— Lo haré. Pero estoy muy nervioso —Stan suspira.

— Pienso que es una locura Stan.

— No importa, quiero hacerlo.

— ¡Chicos! Hay que ir a sentarnos —les grita Ben desde lo lejos. La ceremonia iba a empezar y eso hace que Stan se ponga más nervioso aún.

— Vamos.

   Los chicos toman asiento, pero las chicas iban de un lado y los chicos por el otro. Stan no podía evitar mirar nervioso hacia ella... ¿cómo es que iba a hacerlo? La cabeza le daba vueltas y vueltas, pensando en si saldría bien aquel plan arriesgado ¿Estaría haciendo lo correcto?.

   Todos los perdedores tuvieron su turno, y aunque solo debían subir al escenario, tomar su diploma, sonreír para una foto y bajar, estaban nerviosos. Pero lo peor había pasado. Solo debían quedarse y escuchar el aburrido discurso del director y los demás profesores.

sweet, Uris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora