🐺 Capítulo 42|Sincero.

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Maratón (2/3).

Semana de celo-día5-fase5

Genna:

Jamás antes de anoche consideré los piropos como un método eficaz para conseguir cosas. Admito que Logan obtuvo lo que quiso de mí y solamente tuvo que decirme unas cuantas cosas al oído.

Algunos piropos le fallaron como ese de:

Ningún "ESCRIBIENDO" me pone más feliz que el tuyo.

Ese le salió peor que mal, decir que estuvo horrible es poco pero lo dijo con una pasión que me reí poquito.

También me dijo:

Entre mil fragancias yo elegiría la tuya, bebé.

Ese no estaba tan mal aunque el "Bebé" del final sí lo arruinó un poquito y producto de ello dejé que me abrazara y continuará susurrándome al oído mientras descansábamos en el sillón y yo comía palomitas sentada en sus piernas. Otra acción que le permití fue lamer mi cuello y cuando menos me lo esperé sus manos estaban debajo de mí camiseta acariciando mi vientre.

Por otro lado las cosas no llegaron a más de eso y una vez más él durmió en su habitación y yo en la mía sintiéndome vacía sin su compañía pero con la satisfacción de saber que él estaba cerca y que iba a proteger mis sueños.

Ahora me estoy probando ropa que nunca usé y que según Tiara ya es momento o pronto no me quedará.

—¿Qué tal me queda este?— jugué a ser Barbie y caminé con el vestido rosa que Laya y Alec me regalaron para mi cumpleaños, por la pasarela de la alfombra del pasillo con Logan viéndome sentado en el piso junto a la barandilla de las escaleras.

Los ojos de Logan ardieron como brasas cambiando del amarillo anaranjado al negro oscuro.

—Es muy corto, pareces zorra—gruñó y negó con la cabeza
—Quítatelo— retrocedí y me quedé viéndolo a los ojos y con la boca algo abierta, esperando a que riera y me dijera "Lobita estoy bromeando", pero no fue así.

Lo dijo en serio.

—No puedo creer que me hayas dicho eso— susurré y entré en la habitación, me quité el bonito vestido rosa con falda acampanada y me probé el siguiente.

A este no se lo mostré y continué probándome la ropa hasta que al parecer se dio cuenta de que no iba a salir a mostrarle más nada y se apareció en la puerta de mi habitación.

—Me pondré otro—le dije triste y en ves de ponerme un vestido me puse un short y una remera común y corriente.

—¿Ya no quieres que te diga cómo te quedan?— se acercó y me abrazó dejando caer su cabeza sobre mi hombro.

—Ya terminé— murmuré viendo hacia abajo, al shorts negro combinado con una simple remera musculosa blanca y a mis zapatillas azules de todos los días.

—¿Uno más? Hazlo por mí. Deseo verte con ese— señaló un vestido blanco con detalles florales en azul y rojo. —Ya te lo haz puesto antes pero me encanta como se te ve— me dio una lamida en el cuello y se me quedó viendo las piernas y luego la boca a través del espejo frente a nosotros.

—¿Y si cambias de opinión y no te gusta?— le pregunté recordando la fea palabra que utilizó para describir mi apariencia en aquel vestido acampanado.

Wolf-Love 1: Mi mate es una niña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora