Hoy celebramos 4 años de ¡Ella me Acosa!
NICK:
La nombraron Nicol porque sería la última, haciendo juego con que el primogénito se llamaba Nicolas. Era diminuta, frágil y tranquila, y su piel brillaba en un incómodo color rojo.
Acababa de salir del hospital, luego de estar casi tres semanas en observación, pues había tenido que llegar al mundo mucho antes de lo planeado. Nicol nació faltándole dos meses y medio para completar los nueve, pero estaba bien; aunque varias veces casi cruzó del otro lado, mi hermana menor había sobrevivido para ahora acurrucarse entre mis brazos y sujetar mis dedos con toda la fuerza de sus manitas. Ella era perfecta.
ㅡChale, se parece a Edward ㅡ dijo Peige.
ㅡPues ojalá se componga ㅡ dijo él pasándole un brazo tras la espalda.
Pero, en mi opinión, lucía más bien como Josh.
***
Mamá no me creyó que estaba mucho mejor sino hasta que Peige lo confirmó, ocultándole la recaída que había tenido, en la que no probé bocado por varios días. Le dijo orgullosa que me había sacado a la fuerza de la cama y que ya salía más seguido. La parte que se guardó fue que me obligaba amenazando con darme un chanclazo si no iba con mis amigos, quienes se aliaron con ella para mantenerme ocupado lo más posible. No me voy a quejar, funcionó.
Por otra parte, no sabía cómo decirle que estaba considerando seriamente mudarme a New York con ella, ni siquiera disfrazándolo de forma en que le pedía consejo. Y las cosas se complicaron cuando, esa tarde, papá me llamó a su oficina. Esperaba serio, con las comisuras bajas y una expresión sombría.
No sabía cómo estaba llevando lo de Josh; no hablaba con él.
ㅡSiéntate ㅡ indicó señalando la silla. Sentí que estaba ante el furioso director de una escuela. ¿Podía expulsarme dos veces de su institución?
Papá me miró por largo rato; memoricé cada una de las sombras de su rostro y descubrí lo mucho que había cambiado desde que yo era un niño y jugaba conmigo en el patio. Pese al color que brindaban los retratos del muro a la oficina, el lugar se sentía casi tan oscuro como su mirada. Tuve el impulso de ladrar un "¿Qué quieres?", pero me recordé que pronto me iría a New York, y no quería llevarme ninguna carga extra.
ㅡHe sido un mal padre, especialmente contigo ㅡhabló por fin. Una carcajada irónica gorjeó por mi garganta, es decir, ¿en serio te lo parece? ㅡ. No he estado ni para tu mamá, ni para ti, ni para tus hermanos, y mi pequeño Josh tuvo que morir para que abriera los ojos ㅡ gruñó con odio ㅡ. No soy lo que ninguno de ustedes merece; te he fallado por tantos años que ya no espero tu perdón, mucho menos que me creas, pero debes saber que estoy genuinamente arrepentido, y que si pudiera regresar el tiempo, haría las cosas diferente. Yo... Te quiero, hijo. Y, si tú me lo permites, un día me gustaría ser el padre que te quité. Acabo de enviar mi renuncia a mi jefe para pasar más tiempo con ustedes. Puedes volver si así lo deseas. Lo siento.
Mi corazón estaba hecho un nudo. Hacía muchos años había renunciado a la esperanza de tener un padre, y tenía razón: no le creía. No del todo. Pero ese "te quiero" hacía eco en mi cabeza de una forma tan fuerte que no pude soportar, y sin decir nada, me retiré.
Esa noche, pensando en todo lo ocurrido y sin prestar atención a la película que veía con Peige, me pareció que todo estaba bien. Me sentía ligero y listo para emprender el vuelo, así que, tras besar su mejilla, susurré:
ㅡIré contigo.
***
Una semana antes de partir ya teníamos todo listo: viviríamos en unos departamentos que quedaban a dos cuadras de la universidad; ya habíamos hecho contacto con nuestros roomies y nuestras habitaciones estaban preparadas. Mandé solicitud de empleo a varios lugares y tres me respondieron que sería un honor tenerme con ellos (Mary adjuntó una carta de recomendación bastante deslumbrante). Fuimos juntos a comprar ropa para el frío e hicimos juntos nuestras cajas, que Olivia mandaría por correo apenas nos fuéramos. Por las noches nos sentábamos en el balcón a fantasear con nuestra nueva vida, a besarnos, y planear todo lo que haríamos llegando a Nueva York.
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¡Ella me acosa!
HumorElla es infantil. Él no tanto. Ella vive en un mundo de locuras. Él es centrado. Ella queda en ridículo muy a menudo. Y todo empieza cuando él la descubre tomándole una foto.