Capítulo XXVII

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Capítulo XXVII

Esto sería un problema.

Balthazar o "el lobo", estaba de pie con un arma en las manos, en la punta de esta había una especia de tubo alargado, lo que la hacía ver diferente. Me quedé petrificada por un par de segundos, especialmente cuando le vi el rostro.

El lobo tenía cicatrices recientes en el rostro, como si uno de los hellhounds hubiese arañado su cara, dejandole tres rasguños que le cubrían todo su lado derecho, desde un poco más arriba de la ceja hasta el mentón, uno tras otro. Las heridas se notaban profundas y que aún no sanaban del todo, se podía distinguir la piel rojiza alrededor de ellas y en cada una, una leve y fina capa que parecía ser la costra formándose.

Lo miré sin decir nada un par de segundos. Estaba asombrada de verlo ahí, pero me angustiaba aún más pensar que lo que le pasó a su rostro era por mi culpa. Al parecer se sintió un poco incomodo por mi mirada y comenzó a observar el piso mientras apretaba los dientes.

- Balthazar... - Dije en apenas un hilo de voz y volvió a mirarme a los ojos.- ¿Que pasó? - pregunté con angustia.

- Cortesía de A.L.S.K – Respondió. Finalmente miré a sus espaldas, alrededor de 20 soldados de A.L.S.K lo acompañaban, aún cuando tenían una postura relajada, los infectados estaban alerta y listos para atacar.

- ¿Que haces aquí? - pregunté, mientras les daba una mirada a aquellos soldados infectados, que traían un traje de color negro y bototos militares, además de su correspondiente arma, la cuál era idéntica a la de el lobo.

- Ansel. Estamos aquí, para ayudar en la destrucción del cuarto jinete.

- No necesitamos ayuda. - Se adelantó a decir Elijah, molesto por la presencia de Balthazar. ¡Demonios! ¡Elijah! Me había olvidado que estaba justo ahí.

El lobo observó a Elijah de pies a cabeza, mientras se ponían frente a frente. Eran casi de la misma altura, aunque Elijah era de contextura más gruesa que Balthazar.

- Juzgando el hecho de que ese pájaro casi le arranca la cabeza a tu reina, me atrevo a discrepar. - Le sonrió y su sonrisa era completamente maquiavelica, lo que lo hacía lucir como un chico malo.- Sin mencionar aquella vez que los perros literalmente la destrozaron. ¿Donde estabas tú? - Alzó sus cejas y sus labios tenían una expresión indiferente. Noté como Elijah apretaba sus puños, por lo que decidí intervenir.

- Basta. - Dije sin ganas.- Estoy muy cansada para este juego. - Caminé y me paré entre ambos.- Kaleb y yo, podemos destruir al cuarto jinete. - Mencioné mirando al lobo directo a los ojos. El me dijo que el arma que estaba enterrada en el coliseo y que sería la respuesta a todas mis plegarías... Ahora, ¿Está aquí para asesinarlo?

- Kaleb y tu, no son lo suficientemente fuertes para destruirlo. Por eso estamos acá. - Me dijo mientras alzaba sus cejas y su rostro se acercaba peligrosamente al mio. Lo miré confundida y el solo abrió un poco más sus ojos y apretó sus labios, dándome a entender que le siguiera el juego... o eso creo.

- Bien. - Dije sin despegarle la mirada.- ¿Que hay de ellos? - dije apuntando a los soldados de ojos blancos que se encontraban a sus espaldas.

- Ellos están aquí para seguir tus ordenes, Mi reina.

- ¿Las mias? O ¿Las de Ansel? - Pregunté mientras enarcaba una ceja.

- Las ordenes de Ansel fueron claras. - Respondió uno de sus soldados, de cabello oscuro y tenía unos 22 años aproximadamente...- Seguir tus reglas en el campo de batalla, Lilith. - Dijo con convicción.- Y eso haremos. - El lobo me sonrió como si estuviese planeando algo.

INITIUM (#1 La legión de los infectados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora