Ortilio

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La velocidad máxima en la  que viajan las sensaciones eróticas en la piel, es de doscientos treinta kilómetros por hora. Vaya que son muy rápidos, tan rápidos como el tren en el que Yoongi y yo regresábamos a Seúl.

Una vez escuché decir que el sabor del semen masculino depende en gran medida de la dieta personal.

¿Será que también el tamaño de los sentimientos proviene de la persona por la que lo sientes?

El estaba dormido en mi regazo y agradecí que hubiera un vagón casi solo para nosotros. Supuse que era por el día, así nadie lo interrumpía en su tan adorado sueño.

Yo me recosté en el espaldar del asiento mientras veía el paisaje.

Una hora después llegamos y me tocó despertarlo. Lo bueno esque había dormido lo suficiente como para que no me diera un puñetazo en la cara.

Besé sus labios al momento en que me sonrió no más abrió sus pequeños ojitos.

-Buenos días.

-Fueran buenos si estuviera en mi cama.

-Mis piernas están dormidas  ¿Aún estás reclamado?

-Ay, disculpe señor piernas sencibles.

-Bajemos ya, o se nos hará tarde.

-Me duele la cabeza - dijo caminando sin ganas hasta la sección de equipaje.

-Cuando lleguemos tomarás una pastillas, ahora, tenemos que pedir un taxi o tenemos que esperar a que vengan más.

-Vale.

El camino fue corto, a pesar que yo sentí que me había ido un mes cuando apenas solo habían sido tres días.

-Cuando lleguemos quiero que me lo hagas en en la cocina.- su mirada se tornó pícara, mientras yo casi me ahogo con el agua de la botella que estaba tomando en ese instante y volví a ver rápidamente al conductor del taxi que yo podía jurar que había escuchado pero supo disimular.

-¿Me la vas a chupar?- dije hablando en susurros.

-Si tú quieres y me complaces.

-¿Cuándo no lo he hecho?

-Mmm... nunca, pero estas obligado.

-Me parace bien.

Le pagué al conductor hasta por haber soportado la sarta de suciedades que dijimos Yoongi y yo.

Cuando llegamos tirando nuestras maletas en la sala y nos lanzamos empezando a besarnos como si alguien nos fuera a descubrir, parecíamos menores de edad calenturientos viviendo una aventura peligrosa en la esquina de algún barrio. Pero no me importó y empecé que quitar su abrigo  mientras el besaba mi cuello.

Sus jadeos eran audibles cuando quitó mi chaqueita junto a mi camiseta dejando mi torso desnudo.

-Vamos a la cocina -dije agachandome un poco para tomarlo de su tracero y subirlo de una sola a vez, abrí sus piernas para poner una a cada lado de mi cadera mientras el se agarraba de mi cuello miedoso de poder caerse.

Caminé hacia la cocina hasta que lo deposité en la mesa sin separarme de él.

Quité su camisa revelándome sus pezones rositas erectos los cuales empecé a chupar haciendo sus jadeos más intensos, sintiendo como jalaba mi cabello consiente como una dura erección se me estaba formando y se que él también estaba duro porque sus sonidos sólo me comprobaban que tan exitado estaba.

En el momento que lo solté el empezó a soltar mis pantalones y lo ayudé a bajarlos hasta quitarlos revelando así mi dura erección pidiendo contacto.

Solté un jadeo cuando lo tomó con su mano de una brinquito bajó de la mesa para ponerse rápidamente de rodillas y empezando a chupar toda la extensión haciéndome soltar un gemido ahogado de tan bien que se sentía ser tragado por sus paredes bucales. Él la chupaba como un dios mientras yo solo ponía mis ojos en blanco soltando maldiciones. Sostuve sus cabellos sintiendo como su cabecita se movía al ángulo de mi pene empezando a succionar desde mi falo hasta mi raíz.

-Mierda aah... lo haces...¡joder!- solté aún sosteniendo sus cabellos hasta que sentí como el semen preseminal amenazaba con salir.

-Detente, ven -el obedeció y entonces lo subí a la mesa abriendo sus piernas mientras depositaba saliva en mi dedos empezando a prepararlo.

-Date prisa...- mi primer dedo entró haciendo que cortara sus palabras mientras se mordía el labio inferior. Ingresé luego otro dedo y por último el tercero envistiendolo con fuerza.

- Esto es tan...ah... hazlo ya, te necesito a ti, compláceme.

Tomé mi miembro el cual estaba untado por la saliva de su mamada ingresando de una sola estocada, lo ví apuñar el rostro, pero en seguida lo escuché gemir con placer.

-Muevete, ya -me exigió.

Y así lo hice, lo besé metiendo mi lengua descaradamente en su boca mientras sentía como mis testículos chocaban con sus nalgas haciendo que los chasquidos fueran audibles, pero nuestros gemidos no tenían comparación.

Limpié su frente sudada para seguir con la mía que estaba goteando de vez en cuando.

Mis embestidas siguieron ejerciendo presión hasta que me adentré más tocando su próstata viendo como sus manos apretaban las esquinas de la mesa mientras sus lloriqueos pidiendo que llegara más adentro impactaban en mi sentido auditivo haciéndome que empujara más y entonces tomé su pene empezando a masturbarlo, entonces el se corrió en mi mano soltando un largo gemido que solo me excitó más motivandome a seguir con las embestidas rompiendolo más hasta que me vine en él. Corriéndome en unos segundos sentí como los dedos de mis pies se arriscaban a la alfombra y mordí su labio inferior haciendo que soltara un pequeño grito molesto al momento que yo me empecé a reír de mi atrevimiento.

-Eres un bastardo.

-Un bastardo que te lo hace rico.

El empezó a sonreír soltando unas risitas y de un momento a otro sentí como una pequeña patada de su parte asotó mi pecho haciéndome retroceder, pero enseguida me acerqué a el pegandolo a mi cuerpo.

-Hagamos oficial esto.

-¿Oficial?

-Sí, quiero que seamos novios.

-¿Estas hablando enserio?

-Así es...ah ¡ mierda!- solté corriendo al refrigerador y tomé la pequeña bolsa sosteniéndola en mi pecho.

-¿Qué sucedes?

-Tenía los chocolates perfectos para pedirte que no dudara en aceptar, pero parece que desconecté la máquina y se arruinaron, lo olvidépor completo hasta ahorita- hice un puchero.

El se bajó de la mesa, y dió un corto beso en mis labios.

-Eso no es necesario, acepto.

-¿Es... aceptas?

-No, idiota, solo estoy bromeando -sonrió malvadamente corriendo hacia el baño y entonces lo seguí fingiendo llorar  como un bebé mientras lo escuchaba reír a poca distancia de mí.

Sin duda alguna puedo decir que el timbre de su risa ronquita es uno de los sonidos más lindos que había escuchado.



Mi Querido Acosador • [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora