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En las cuatro paredes de aquella habitación residía el silencio y la oscuridad

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En las cuatro paredes de aquella habitación residía el silencio y la oscuridad.
Eran pasadas las dos de la madrugada, y el adolescente se encontraba durmiendo plácidamente, sin prestar atención a los ruidos nocturnos que pudieran haber en el exterior de su ventana.

El estruendoso sonido de su móvil, alertándolo de una llamada entrante, fue lo que corrompió su descanso, despertando sobresaltado al pelinegro, que sin pensarlo, y sin necesitar ver el identificador, atendió la llamada, pudiendo suponer de quién se trataba.

–¿Lo de siempre? –Preguntó nada más descolgar, colocándose mejor en la cama, quedando sentando con la espalda apoyada en el cabecero de esta. Sus ojos aún se mantenían semi cerrados, su expresión somnolienta dictando que se acababa de despertar.

Sí... –La voz al otro lado de la línea hablaba casi susurrando, en un claro tono afectado.

–¿Del cero al diez cómo de horrible fue esta vez? –Volvió a cuestionar, aparentando calma. Es cierto que ya estaba acostumbrado a estas llamadas, de hecho, estaba seguro que sin darse cuenta, aún durmiendo, sus sentidos estaban alerta por si su teléfono sonaba.

Doce –Respondió inmediatamente, sin tan si quiera pensarlo mucho. Había sido una de las peores pesadillas que había tenido en años. Se había despertado sudando, y se mantuvo llorando durante unos cuantos minutos antes de llamar a Changbin, él siempre conseguía tranquilizarlo.– Ha sido horripilante, Binnie, te lo prometo.

–Me imagino que no querrás hablar de ello... –En seguida llegó la negación por parte del pecoso, sacando una suave sonrisa a Seo, que se lo había imaginado asustado negando con la cabeza.– Lix, sé que es difícil, y me imagino que aún tendrás el susto en el cuerpo, pero debes recordar que son solo pesadillas. No van a ocurrir en la realidad, estás a salvo, lo sabes.

No me gustan –Afirmó, su ceño fruncido con ligereza en una mueca de disgusto. Aún podía notar su corazón martillear contra su pecho con fuerza, pidiendo salir corriendo de allí.–, quiero que se detengan, Binnie. Me asustan, no quiero tener más. –Susurró, apretando sus labios para contener las lágrimas, sin querer que el otro chico lo escuchara tan afectado.

–A mí también me gustaría que dejaras de tenerlas –Habló con sinceridad. Sabía lo mal que lo pasaba por culpa de sus pesadillas, igual que sabía que su rendimiento académico tenía mucho que ver con haberse pasado noches en vela sin poder dormir, reflejándose en su casacio y distracción al día siguiente. No muchos sabían sobre eso, estaba casi seguro que solo lo sabían él, y sus familias. – ¿Ya estás más tranquilo? –Volvió a interrogar tras un corto silencio en el que solo se podía escuchar la pesada respiración del más pequeño.

–Sí, gracias.

–No hay de qué –Suspiró el más bajito, cerrando los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás, apoyándola en la pared. Estaba algo cansado, y quería seguir durmiendo, pero no sabía si Felix iba a estar bien después de colgar el teléfono.– ¿Puedo ya irme a dormir? Estoy un poco cansado...

Just a little kiss || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora