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El sábado por fin había llegado

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El sábado por fin había llegado.

Jeongin estaba ansioso, pero, más que nada, feliz. Había notado un gran cambio en la actitud del azabache desde el día que fueron al cine y a lo largo de esa semana. Hyunjin hablaba más y sonreía muy a menudo, parecía rehusarse menos al contacto y no se solía sumerger en sus pensamientos tanto como antes.

Lo que quedaba de la semana, Hwang, estuvo acompañándolo todos los descansos a la biblioteca, ayudándolo a repasar para los exámenes que habían plagado esas semanas.
Jeongin cada vez creía con más seguridad que Hyunjin se había vuelto más tierno y amable desde que se volvieron a ver hace, más o menos, dos meses y medio en aquel recreo, dos días después del cumpleaños del azabache.

Al castaño le gustaba pensar que ese cambio había sido gracias a él.
Sabía que no todo el mérito era suyo, pues también veía como los demás aportaban su granito de arena, intentando hacer más seguro de si mismo a Hwang, y podía notar a la perfección como Hyunjin se esforzaba, cada día, por intentar cambiar para volverse más accesible.

Jeongin estaba orgulloso.

Y, por fin, después de tantos años sin poder hacerlo, volvían a quedar para verse ellos dos a solas. En ese tiempo que llevaban nuevamente juntos, ninguna vez habían salido ellos dos solos; y la única vez que pasaron tiempo juntos, sin nadie más, no fue porque ellos hubieran concretado un día para verse, había sido, casi, coincidencia. Por lo tanto, Yang no podía evitar estar eufórico por pasar todo el día junto al mayor.

–Cielo, ¿Cuándo te vas? –Cuestionó su madre, apareciendo por el umbral de la puerta de la cocina, en donde Jeongin esperaba, impaciente, que llegase la hora de salir.

–En... –Miró el reloj que reposaba en una de las paredes. Sus agujas marcaban las doce menos cuarto, y el adolescente había quedado en la parada del bus con Hyunjin, a las doce y cinco, para poder subirse en el autobús a tiempo.– Diez minutos salgo de casa. –Respondió por fin, sonriendo abiertamente hacia la mayor. Ella se apoyó contra el marco de la puerta, también sonriendo mientras lo miraba con un brillo de orgullo en los ojos.

–Aww, mi bebé ya se hace mayor –Comentó, llevando una mano a su pecho de forma dramática.– ¡Su primera cita! Y con el chico que le gusta desde que era pequeño... Creo que voy a llorar. –Exclamó, limpiándose una lágrima imaginaria, para después soltar una suave carcajada cuando escuchó la queja de su hijo.

–¡Mamá! –Sus mejillas habían adquirido un suave tono carmesí, incrementando la risa de su madre. Ellos siempre habían tenido muy buena comunicación, por lo tanto, cuando Jeongin redescubrió sus sentimientos por el azabache, la primera en enterarse fue ella y, desde entonces, no tardaba en buscar cualquier excusa para molestarlo cariñosamente con eso.– Eres una exagerada...

–Pero tengo razón –Se encogió de hombros sin quitar su sonrisa, entrando completamente a la cocina para llenar un vaso con agua.– ¿Estás feliz, cielo? –Cuestionó interesada,  cerrando el grifo cuando ya su vaso estuvo lleno.

Just a little kiss || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora