Extra 2: The end

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La mañana siguiente estuvo cargada de prisas, y emoción.
Resulta que ya los nueve chicos estaban residiendo, por dos semanas enteras, en Seúl, antes de volver a sus respectivas casas a seguir con sus vidas.

Habían escogido esas fechas porque caían en los días que había feria en la ciudad, y esta se llenaba de puestos de comida, actuaciones al aire libre, y en la primera y última noche tiraban fuegos artificiales; todo un show.

Chan, junto a Bambam (el cual había viajado hasta Corea, no por demostrar que era real, sino porque se iba a ver con sus demás amigos del país), se estarían hospedando en el mismo hotel que Changbin y Felix. Los cuatro chicos, ya se habían visto, y habían desayunado juntos.

–¡¿Tú eres Bambam?! –había exclamado Felix mientras miraba con asombro, e incluso admiración, al delgado tailandés que se encontraba parado junto a su compañero de nacionalidad.

El mencionado asintió, aguantando una carcajada al ver la emoción que desprendía aquel chico pecoso.

–Es sorprendente ver que eres una persona de carne y hueso –comentó Changbin, echándole una fugaz mirada de arriba hacia abajo–. Así que Chan no se inventó un amigo como excusa para faltar al cumpleaños de Allen...

–No soy una invención, pero sí vino conmigo para faltar al cumpleaños –aclaró Bambam, con una cruel y cruda mentira.

–¿¡Pero qué dices!? –vociferó Chan, girándose a mirarlo, ofendido. Bambam se hizo el inocente,  contemplándolo impasivo.

–Que feo eso, Chan... –negó Felix, captando que se trataba de un juego, y queriendo él también unirse para molestar a su hyung.

–Si esto es tener amigos, yo ya no quiero nada –farfulló Chan, alejándose de ellos yendo a tomar una mesa que ocuparían para desayunar.

Pasaron la mañana los cuatro, y decidieron que juntos, sin Bambam, irían hacia el parque para reunirse con los demás allí.

Por otra parte, Seungmin y Allen se quedarían en la casa de sus respectivos padres durante esa semana, pasando tiempo con ellos, y sus amigos, durante las fiestas.

Jisung y Minho seguirían en el apartamento que llevaban compartiendo durante esos años.
Eso fue debido a que al menor lo echaron de la habitación en la que vivía, en su último año de instituto, en la residencia de este, y sus padres en medio del cabreo no lo dejaron volver a casa, alegando que debía buscarse la vida. Minho lo acogió en la suya solo por unos días hasta que la situación familiar de Han se enfriase.

–Me debes una cena después de esto que estoy haciendo por ti –había dicho el mayor, mientras se echaba hacia un lado para dejar entrar al empapado chico que temblaba frente a su puerta. Estaba lloviendo.

Después de ese día, y de convivir durante casi una semana juntos, se dieron cuenta de que vivir así no estaba para nada mal, y hacerse compañía entre ellos era beneficioso para ambos.
Jisung esos últimos años no había estado en el mejor ambiente familiar, por eso mismo había decidido imitar la acción de Hyunjin, yéndose a vivir a las casas residenciales del instituto. No le salió tan bien como al antiguo azabache, y tampoco quería volver a casa, por lo que vivir con Minho fue como una oleada de paz golpeando su cuerpo.

El mayor, también, estaba de lo más contento por compartir casa con Jisung, siempre había sentido cierta cercanía con él, y su compañía nunca le desagradó, por lo tanto, fue quien dio la idea de que se quedara permanentemente en su hogar.
Jisung no lo pensó mucho antes de aceptar, y cuando lo arregló con sus padres les comentó la idea. A ellos no pareció molestarles, e incluso estuvieron apoyándolos económicamente hasta que el menor consiguió trabajo.

Just a little kiss || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora