Igual te quiero

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Ahí estaba. 

Tan hermosa y dedicada mientras regaba agua a los grandes girasoles en su jardín. 

Aprecie como su largo y liso cabello negro ondeaba con el viento, sus amigables ojos color perla mientras trabajaba me hacía entender que adoraba lo que hacía, y su sonrisa. Su sonrisa era tan cálida que me hacía derretir como un cubito de hielo en pleno verano.  

Y todo eso lo podía presenciar desde el porche de mi casa. Siempre.

Ella era Hinata, y no solo tenía la desdicha que fuera mi vecina, si no también mi tutora.  Y así que sí, no era él típico vecino desconocido con amor unilateral. Solo él típico vecino con amor unilateral hacia su preciosa vecina.

Ninguno de los dos es bueno para mi corazoncito, pero no me quejó de al menos ser su amigo. 

Su amigo.

Por qué dudaba que ella siendo siete años mayor que yo, ya graduada, con un trabajo estable y una camioneta podría voltear sus ojos hacía mí, de esa manera que tanto me creo que sucederá en mis sueños y fantasías. Bajo la mirada con desanimo y miro hacía el cielo.

Solo yo, Naruto Uzumaki, podría enamorarme de una chica que este fuera de mi alcance. Tanto por esos aspecto, como el que no creo que Hinata quiera salir con alguien mucho menor a ella.  No. Nunca. Jamás. Me dice el pequeño Naruto pesimista en mi hombro. 

La conocí hace dos años, cuando se mudo a mi lado. Y fue inevitable no admirar su delicada belleza. Desde ahí ya me sentí atraído, pero aun no me atravía hablarle. Fue por mi madre que me vino a visitar una vez y le pidió a Hinata el secreto para tener un jardín tan precioso.  Al estar presente y al enterarme que daba clases anteriormente en una universidad, no dude en pedirle ayuda con matemática cuatro que me estaba jodiendo ya la vida. Ella amablemente aceptó. 

A raíz de eso, cada vez que nos veíamos hablábamos y hablábamos mucho más, como si ya fuera una costumbre.O ella lo buscaba o yo lo hacía. Luego entendí que Hinata me gustaba un mundo. 

No dude en mentirle el que no entendía ciertas cosas para que me diera más clases y así poder estar más cerca de ella. 

Aun así no evito que conociera a sus novios y tuviera que apartarme un poco en ese tiempo, haciendo además mis ilusiones disminuir al ver los tipos con quienes salía. Fueron dos que les conocí hasta ahora. El primero era un moreno con cara de estreñido y el segundo un albino con cara de yo no fui.  

Lo peor fue al enterarme que ambos la habían lastimado. Ella me lo había contado en una noche de pollo frito y cervezas en mi jardín bajo el resplandor de una fogata. Ese día la abrace y ella lloró un poco en mi pecho.  

Me dolía verla llorar por tipos que no la merecían, pero a al vez no podía evitar alegrarme. 

¡Joder! ¿Por qué no podía ser un poco mayor? 

Me doy un cabezazo con la pared. Luego me arrepiento. Fue muy fuerte. 

¿Naruto? ¡Naruto!

Salgó de mis divagaciones al escuchar su melodiosa voz. 

Apoyada de su cerca alzaba una mano haciéndome seña para que me acercará. 

Sin pensarlo tanto me acerco a pasos agigantados. Ella me esperaba con una de esas hermosas y cálidas sonrisas.  

¿Qué pasa Hinata-sensei? 

Te digo que no me tienes que decir sensei solo porque aveces te de tutorias hace un puchero, y lo sé, me lo ha hecho saber muchas veces, pero es precisamente por ese puchero que lo sigo haciendo. Solo quería saber como te fue en tu parcial.

Un sin fin de Historias - [NH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora