6

205 18 7
                                    

~_____~

Golpes de tambor. 

Latidos del corazón. 

Aleteos. 

Todo se fundía en uno mientras Cut me guiaba desde el jeep y de vuelta al campamento. Me dolían los huesos por la humedad de la mina. Mi ropa colgaba con la humedad helada. Y no podía dejar de pensar en el túnel de oscuridad donde se encontraban piedras costosas. 

¿Por cuánto tiempo habíamos estado bajo tierra? ¿Dos horas? ¿Tres? 

De cualquier manera, ya vi suficiente de donde nacen los diamantes y nunca quería volver. No podía dejar de temblar, incluso mientras me descongelaba por debajo de los cielos abiertos. El aire fresco alimentaba mis pulmones, haciendo todo lo posible para erradicar la sopa de tierra que se hallaba por debajo del suelo. 

Cut tuvo gran placer al mostrarme las catacumbas donde se encontró la primer veta y a continuación las cicatrices donde los trabajadores habían sacado los diamantes del suelo. Me llevó en un ascensor de jaula hasta el punto más lejano en la mina. Me mostró ríos subterráneos, cruces blancas en las paredes, donde los derrumbes habían cobrado vidas, e incluso esqueletos de ratas y alimañas que estúpidamente habían decidido excavar al lado de los trabajadores. 

Toda la experiencia se había asegurado de que amara mi vocación aún más. La tela no podía matarme. El terciopelo y el percal no podrían asfixiarme. 

Nunca quería acercarme a una mina de nuevo. 

Sin embargo, no podía dejar de contar mi collar, de contar el número de piedras que habían sido arrancadas de su hogar. Esperaba que el peso de los diamantes aumentara mientras más duraba en Almasi Kipanga. En todo caso, el collar se volvió más ligero. Casi como si los diamantes fueran de decisión mixta. La mitad de ellos con ganas de volver a sus camas de polvo, y otros contentos de estar en la luz del sol en lugar de la perpetua oscuridad, sin importar el derramamiento de sangre de los que habían sido testigo. 

Cut sonrió. —Tiempo para la siguiente parte del recorrido.

La cacofonía de los tambores me arrancó de mis pensamientos. Cut me empujó a través del campamento, me encerró detrás de vallas y me ubicó en un hábitat humano en lugar de una tumba de diamantes. 

Los tambores y el canto nos guió hacia el pozo de fuego central. 

—Qué dem… —Mi boca se abrió de golpe cuando doblamos el camino, entrando en una dimensión diferente. Me sentía como si hubiera viajado en el tiempo, y hubiera sido disparada un par de décadas atrás donde las tribus de África seguían poseyendo la tierra, y su vida era sobre la música en lugar de las piedras preciosas. 

Los golpes de puños en los tambores de pieles de animales hicieron eco a través de mi cuerpo, ahogando mis nervios sobre lo que estaba por venir. El aire brillaba con melodías guturales y voces bárbaras. 

Nunca había visto una fiesta cultural así. Nunca me había atraído viajar a un lugar tan despiadado y peligroso. Sin embargo, ser testigo de la vitalidad y la magia del grupo de bailarines de piel de ébano hizo brotar lágrimas de mis ojos. 

Había tanto que no había visto. Tanto que no había hecho o experimentado o logrado. 

Era demasiado joven para morir. Demasiado nueva para dejar un mundo que ofrecía tanta diversidad. 

Esto. 

Quiero más de esto. 

Vivir... 

—A tu madre también le gustaba esto —murmuró Cut, su rostro bailando con las llamas fantasmas de la hoguera. Mujeres en topless serpenteaban alrededor de la llama naranja crepitante, sus faldas de lino trenzado y plumas creando patrones en las tiendas de campaña y en las construcciones. Los hombres vestían ropas de lomo, golpeando un ritmo embriagador en los tambores de pieles de cebra y antílope. 

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora