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—¡Tú! 

Cut se puso en pie. Sus puños apretados y todos los músculos de su cuerpo se contrajeron con odio. 

Me obligué a no correr mientras se lanzaba a través del cuarto, estremeciéndose y temblando. Me tensé por el dolor de él abordándome, golpeándome, desquitando su tristeza y rabia en mi carne. 

El miedo de su inevitable venganza y repercusiones de mis actos no dejaría que mis rodillas se desbloquearan para huir. No parecería débil al huir. 

Ya no. 

Había logrado robar dos de las tres vidas que prometí que robaría. Esas eran buenas probabilidades. Podría no alcanzar cada meta antes de que mi vida se acabara, pero no le daría la espalda a dos victorias. 

Cut estaba destrozado. Lo hice. Lo quebré. Su reinado sobre la Casa de los Mins todavía se mantenía fuerte y poderoso, pero yo era el topo debajo. Cavando a través de fundaciones, masticando vigas de soporte, abriendo paso en todo lo que más quería. 

Por lo que no. 

No correría porque no había ningún lugar donde correr, y había ganado el derecho de mirar a mi derrotado antes de que me derrotara. 

Esos pensamientos se detuvieron de forma violenta cuando Cut embistió hacia mí. 

Cualquier conclusión vertida en mi cabeza debe de haber llenado la suya. Tal vez en el mismo orden, el conocimiento que me consideraba una digna competidora y no solo una Weaver, o el nuevo plan formándose para despojarme de todo ahora que lo había despojado a él.

De cualquier manera, se detuvo, respirando con dificultad, casi como si no confiara en sí mismo, si me tocaba. Dándole tiempo para reunir su ser disperso y centrarse en tantos nuevos desarrollos. 

—La mataste. 

Apreté las manos. —Yo quería, pero no lo hice. 

Su respiración salía como humo de dragón de su nariz. —Lo hiciste. ¡Maldición, sí lo hiciste!  

—Fue un ataque al corazón. Su propio cuerpo la mató. 

—Mentiras. Al igual que mentiste acerca de Jimin. Fuiste tú. 

Mi columna se enderezó así como me encogí por lo que traería mi verdad. —Lo hice. 

Sus puños se sacudieron. —Perra de mierda. —Quería golpearme, vivía en cada célula, pero al mismo tiempo, había algo más... ¿alivio? ¿Gratitud traidora en lugar de pena triste? 

¿Odiaba a su madre tanto como el resto de nosotros? 

El dolor de mi brazo me dio falso coraje. —¿Pudo ayudar lo que aprendí de ti? Tú mataste a dos de tus hijos. Solo maté a uno. 

Cut bajó la barbilla, mirándome fijamente bajo el ceño. —Eran mis hijos. Míos para hacer lo que me plazca. Solo estaban vivos por mí. Los creé. 

—Podrías haber creado vida, pero ellos se formaron a sí mismos en los hombres que son. 

Se quedó mortalmente quieto. —¿Ellos? 

Tragué. 

Mierda

—¿Taehyung también está vivo? —Sus ojos se desorbitaron, ignorando la muerte de su madre con tanta facilidad—. ¿Me estás diciendo que no maté a ninguno de mis hijos, sin embargo, tú mataste a mi hijo menor, al que había prometido hacer mi heredero? —Su voz se volvió ronca. ¿El aire se tiñó de… arrepentimiento? 

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora