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~Bonnie~

Nadie quería escuchar la historia del pecador. El chico malo. El villano. 

Nadie se preocupaba en realidad por mis planes secretos o metas. 

Nadie podía comprender que mis acciones se derivaban del amor, de los lazos familiares y compromiso con aquellos a quienes amaba. 

¿Eso me convertía en una mala persona? 

¿No podía anteponer a aquellos que me importaban antes que a un desconocido? 

La gente lo hacía todo el tiempo. 

Asesinaban para protegerse y proteger a sus seres queridos. De buena gana se olvidaban de los mandamientos en favor de lo que veían que era o no aceptable. 

Yo no era diferente. 

Los que me conocían entendían mi pasión e impulsos. Y quiénes no lo hacían. Bueno, me importaba el culo de una rata lo que pensaban. 

Raramente existían dos lados en cada historia. En mi experiencia, a lo largo de mi vida, llegué a ver la verdad. Existían múltiples lados. Páginas y páginas de lados. Una batalla sin fin donde los humanos escogían lo que creían, causando fricción e intolerancia. A veces, las elecciones eran por razones comprensibles, no justificadas o impulsivas o correctas… solo... comprensibles. 

Y cuando entendí esa magia, aprendí cómo crear el mismo hechizo dentro de mi propio imperio. 

No existía el bien y el mal. 

No existía blanco y negro. 

Esas dos simples lecciones, me guiaron por siempre, en la vida.

Mis razones para hacer lo que hice tenían sentido para mí. Eran mis sueños, y era afortunada de tener el poder y la autoridad para empujar esos sueños sobre los demás. 

¿Tenía razón? Dependía de a quién le preguntes. 

¿Estaba equivocada? No ante mis ojos. 

Y realmente, eso era todo lo que importaba. 

Creía en lo que hacía. Amaba a mi familia. Adoraba el poder y desdicha que mis seres queridos podían ofrecer. Entregué todo mi ser para asegurarme que prosperaban. 

Todo comenzó el día que Alfred “Eagle” Min me pidió que me casara con él. El día que pasó de cortejar a rodilla doblada, sabía que mis problemas para vivir dentro de mi lugar en la sociedad estaban acabados. Odiaba los aires de grandeza de princesas estiradas en las fiestas de temporada. Detestaba lidiar con idiotas egoístas que pensaban que una mansión y una carrera trabajando como esclavos para otros significaba que podían cuidar de mí. 

Idiotas

Esa era solo una condena, y no tenía ninguna intención de compartir una celda con triunfadores de la clase media. 

Yo provenía de la riqueza. Los Warrens poseían la mayor parte de South Hampton y una flota de transporte que viajaba por todo el mundo con mercancía. Principalmente la mercancía de otros, un hecho que no me gustaba. No me agradaba que ayudáramos a otros a mejorar su equilibrio en este mundo. 

Recursos finitos significaban que yo y los míos teníamos que compartir. 

Creía que mis seres queridos y con los que compartía sangre deberían prosperar y quienes no lo hacían, no deberían. Una simple decisión que venía con tantos lados diferentes. 

Mientras me acostumbraba a mi nueva autoridad, decidí renunciar a mi primer nombre de Melanie y rebautizarme a mí misma como Bonnie. 

Bonnie Min se levantó de las cenizas de Melanie Warren. 

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora