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Cut me agarró del brazo sano con fuerza, arrastrándome más rápido por el aeropuerto.  

Me había maltratado y acorralado desde que dejamos a Yoongi en la mina, fuimos en Jeep hasta el consultorio de un humilde doctor en las afueras de Gaborone.  

Mientras el médico africano asentía, sonreía y disponía de mi brazo para hacerme rayos X, Cut se lavó la cara y cambió su ropa, descartando los pantalones manchados de tierra y la camisa blanca, por pantalones de vestir y camisa negra.  

El médico no quitó el yeso, y no me mostró las radiografías una vez que la decrépita máquina zumbó y tomó una imagen granulada de lo que Cut me había hecho.  

Cuando las grandes imágenes en blanco y negro se encontraban protegidas en su maletín, Cut me dio cinco minutos para asearme lo mejor que podía en el pequeño baño del consultorio. La sangre de Jimin y del accidente en auto drenándose por el desagüe, revelando los rasguños y contusiones en todo su esplendor.  

No tenía maquillaje para cubrir las marcas y no tuve más remedio que ponerme cualquier ropa que Cut agarró de mi maleta al salir de Almasi Kipanga. 

Desafortunadamente, no seleccionó ninguna de las prendas que modifiqué artísticamente, dejándome sin escarpelos o agujas de tejer, dejándome vulnerable.  

Lo único bueno de la consulta del médico, fue el hombre de mirada dulce que me dio una barra de cereal casera con miel, por notar el modo en que devoraba con la mirada al bocadillo en su escritorio, mientras me sometía a los rayos X, o por los tamboleos de debilidad cuando Cut me arrastraba hacia afuera.

No pensé mucho en su práctica, considerando que no comprobó si mi brazo se encontraba bien colocado, o si no había nada mayormente dañado por dentro, pero tragué la oferta de comida antes de que Cut pudiera arrebatarla. 

Con el cronograma de Cut, visualizaba mi cabeza en una cesta en unos pocos días. ¿A quién le importaba si mi brazo se hallaba mal colocado? No se necesitaría mucho más.  

Eso es lo que temes.  

Pero no es lo que sucederá.  

Curvé mis dedos, probando el nivel de dolor de la fractura. Mi agarre era débil, y quemaba al moverse, pero aún tenía movilidad. Mis dedos todavía funcionaban, lo cual agradecía. No podía soportar la idea de no ser capaz de coser de nuevo, o sostener complejas agujas y encajes.  

Cut me había robado tanto, no podía robar toda mi habilidad y subsistencia, también.  

—Date prisa. —Cut tiró con más fuerza.  

Me tambaleé junto a él, respirando con dificultad mientras cada paso sacudía el brazo dolorido. El dolor resonó por debajo de los músculos y la piel, causando un caluroso malestar que drenaba toda mi energía.  

Llegamos al aeropuerto, Cut abandonó el Jeep en un estacionamiento de larga duración y solo se molestó en tomar su maletín. En ese momento, me preguntaba si nos interrogarían, por la sospechosa actitud de viajar a larga distancia sin equipaje. Pero rodé los ojos y escondí mi resoplido. 

Este era Cut Min.  

Esta parte de África le pertenecía, sin duda, la seguridad del aeropuerto también.  

—Por el amor de Dios, Weaver. —Cut desaceleró, forzando mis torpes pasos a alinearlos con los suyos—. Vamos a perder el avión.  

Nuevas palpitaciones trajeron irritantes lágrimas a mis ojos.  

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora