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—Suéltala. 

Jimin me liberó. 

Me giré para enfrentarlos. No supe por qué; sabía lo que estaba a punto de pasar y que debería esconderme. Esconderme muy, muy profundamente. Esconderme de todo lo que iban a hacerme. 

Sin embargo, prefería mirar al diablo en lugar de quedarme a ciegas. Prefería prestar atención, así sabría contra qué luchaba. Que ganaría contra lo que fuera que Cut me hubiera hecho beber. Que no me habían quitado mi negativa. 

No me permitiría a mí misma someterme. 

Vibré y latí. Todavía rogaba por una liberación. 

Las drogas de la hoguera corrían descontroladamente por mis venas. Cut me dejó bailar. Cortó la cuerda alrededor de mis muñecas, se sentó junto al fuego y me observó. En ciertos momentos, lo atrapé apretando un puño entre sus piernas; otros, pensé que atestiguaba el afecto en su rostro. 

A cada paso, sucumbía más y más a las drogas. A cada toque de tambor, mi coño se apretaba. Si Yoongi me hubiera tocado me habría puesto sobre mis manos y rodillas, rogando que me follara. 

No me habría preocupado por las personas o el fuego o las miradas vigilantes. Me habría rendido por completo a la fantasía y arrojado a cada perverso acto imaginable. 

Pero él no se hallaba aquí. 

Y enterrado bajo la lujuria y la vergonzosa humedad, recordaba lo suficiente para estar asqueada por mis impulsos. Bajo los temblores de lascivia, me aferraba con uñas para no traicionar cada valor moral que me quedaba.

Entre más bailaba, más perseguía el fuego el frío del cielo nocturno, cubriendo mi piel de rocío. 

El sudor y el calor ayudaban. 

La transpiración me ayudó a despojarme un poco de las garras de la droga, trayéndome de vuelta del animal salvaje a una mujer que apenas reconocía. 

Gané. 

Contra la batalla más dura de mi vida. 

Pero ahora, todo lo que existía era el deseo y el conocimiento de que no había lugar a donde correr. 

No esta vez. 

Sin Taehyung para fingirlo. Sin Yoongi para salvarme. 

Solo Jimin, Cut, y yo en esta carpa de tela endeble. 

Toques de tambores sonaron afuera, desvaneciéndose en el cielo iluminado de estrellas el ocasional grito de alegría y hechizo. Nunca peleé conmigo misma tan fuerte. Nunca intenté aferrarme a lo correcto y lo equivocado cuando enfrentaba mi muerte inminente y querer tan malditamente tanto rendirme. 

Sexo. 

Querían sexo. 

Y lo que sea que me dieron también me hacía desearlo demasiado. Terriblemente. Estúpida y tan temerosamente. 

Pero no podía. 

No podía olvidar. No olvidaría. 

Y así mi cuerpo se dividió aún más, temblando y retorciéndose, demandando que me diera por vencida. 

Cut se acercó, acunando mis mejillas con sus manos ásperas. Mi piel destelló bajo su toque y me odié, odié, odié por la manera en que me moví más cerca, enfocándome en su boca, su calor y su olor carbonizado por la fogata. 

Se rió suavemente, pasando su pulgar por mi labio inferior. 

Necesite de todo, absolutamente de todo de mí no separarlos para él y succionar su dedo. 

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora