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~Yoongi~

Finalmente. 

Finalmente, el destino decidió darme un jodido descanso. 

El capitán aceptó dudosamente mi bolsa llena de diamantes en bruto, deslizando una mano por su tupido bigote. No lo conocía, pero había escuchado hablar de mí; como todos en Botswana.  

—¿Quiere salir ahora, ahora? ¿Cómo, justo ahora? 

Asentí, ansiedad llenando mi sangre. —Sí. Como en este maldito minuto. 

_____... 

Frunció el ceño. —¿Solo tú? 

Asentí.  —¿Hacia el aeropuerto de Turweston, Inglaterra? 

Asentí de nuevo. 

Ya habíamos hablado de esto, pero sentía su conflicto. Él quería los diamantes. Quería llevarme. Solo necesitaba un momento para procesar la magnitud de cargar un nuevo plan de vuelo y partir al momento en que aterrizó de un contrato previo. 

Bajando la voz, animé—: Sé que acaba de aterrizar con otro cliente. Pero necesito irme en este mismo momento. Si eso no es posible entonces tendré que buscar en otra parte. 

Le tendí la palma de la mano, solicitando la devolución de las piedras brillantes. 

El capitán apretó el puño donde yacían los diamantes. Se mordió el labio, evaluando lentamente si valía la pena el cansancio en comparación con una fortuna instantánea. Era sorprendente cómo esas simples piedras podían corromper incluso al más inocente.

—No dije que no podía llevarlo. 

Crucé los brazos, haciendo una mueca ante los dolores de mi cuerpo. —Decida. Tenemos que irnos. 

Sus ojos se clavaron en el avión privado asentado serenamente al lado del hangar. Después de llegar al aeropuerto, cortesía del trabajador que debería haber sido un piloto de carreras en lugar de un buscador de diamantes, me encontré con que no habría vuelos comerciales por treinta y seis horas. 

Eso era demasiado tiempo. 

No funcionaría. 

Jodidamente me negaba a pasar por la pesadilla de volar en clase económica mientras temía por la vida de _____. La última vez, llegué tarde. Jimin la había tocado, y _____ tuvo que defenderse tomando una vida. 

No dejaré que eso suceda de nuevo. 

Pero los dioses del destino finalmente me sonreían mientras el capitán al que ahora le hice la propuesta caminaba a través de la terminal con su bolsa de viaje y ojos cansados, listo para una copa y una cama. Se detuvo, escuchando disimuladamente mi conversación con otro piloto ofreciéndole toda una serie de cosas si me alquilaba un avión y me llevaba a Inglaterra esta noche. 

Él interrumpió y me guió hacia afuera, donde no habría otros oídos escuchando. 

Al momento en que fuimos solo nosotros, saqué de mi bolsillo el paquete de diamantes y le dije mis términos. Faltaban unos pocos; le pagué al trabajador un gran bono por llevarme rápido antes de mandarlo de regreso a la mina para encontrar al tipo que me llevó anoche. Le prometí a mi anterior conductor dos mil libras. Quién sabía si aún esperaba junto a las puertas, pero merecía ser compensado por su lealtad. 

Nunca volvería a ser desagradecido con la disposición de la gente a ayudar a otro. 

El piloto rodó una piedra clara entre sus dedos, una decisión solidificándose en su rostro. Por último, asintió—: Bien. Vámonos. 

Endeudado: Deuda Final// MYG y TÚ//+18 [TERMINADA T6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora