Caja de Cristal

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CAPITULO 8

CAJA DE CRISTAL

Narrador:

¿Han sentido cuando su mama les habla para decirle que tiene algo que hablar con ustedes seriamente? Bueno, eso es lo que sentía Rebeca, pero multiplicado por mil. La pobrecita estaba tan nerviosa que ni sabía cómo actuar.

-Ok, hablemos. ¿Cómo te baila?- Jorge sonríe ampliamente cuando Becky le pregunta.

Los recuerdos de todas las veces que Becky le preguntaba eso vinieron a su mente.

-Pues, no sé, últimamente ando de un vals al Invierno de las Cuatro Estaciones de Vivaldi.-

Y es que así se sentía. Su sueño se estaba haciendo realidad, por lo que había luchado y querido desde pequeño, pero ahora que lo estaba viviendo sentía que algo le faltaba.

-Wow que profundo-

-Sí, ¿Y tú, cómo estás?-

-Pues, creo que a veces me bailo una cumbia pero luego cambio a una balada-

Los dos sonrieron un poco ante sus respuestas. La tensión se sentía en todo el restaurante, no, en todo el hotel.

¿Y ahora qué? Ninguno sabía que decir. La mesera llegó con los canelones que Jorge había pedido antes.

-Con permiso, aquí está su comida. Rebe, recuerda que tienes que ir a hacer el corte en caja.- le dijo la mesera

-Sí, ya voy a ir- le respondió

La mesera se fue, y los volvió a dejar solos. Por fin, Jorge se atrevió a preguntarle lo que tanto quería saber.

-¿Por qué te fuiste?-

Porque no confiaste en mi... porque pensé que ibas a estar mejor sin mí.

Eso era la respuesta, pero Rebeca no la dijo. ¡Por qué se fue ella! ¿Quién se fue primero?

-¿Por qué te fuiste tú?-

-¿Qué?-

La pregunta sorprendió a Jorge, en todo este tiempo no había pensado en eso.

-Sí tú te fuiste. Te pedí que te quedaras, que habláramos, que solucionáramos todo, pero te fuiste. Por más que te pedí que te quedaras, te fuiste.-

-Sabias que me tenía que ir-

-Sí yo sé, pero solo te pedí un minuto, un minuto para explicarte que yo no había publicado nada.-

Y Jorge lo sabía, se había ido sin darle la oportunidad de defenderse, sólo desconfió de ella.

-¿Por eso te fuiste? ¿Tanto daño te hice?-

Rebeca sonrió con nostalgia.

-Tú nunca me harías daño. Sólo me has hecho feliz. Con cada sonrisa, gesto, beso, caricia, con solo tu presencia me hacías feliz.-

-¿Entonces qué pasó?-

Jorge necesitaba entender que había pasado, que había hecho mal. Y Rebeca no sabía cómo explicárselo, como decírselo.

Sus sentimientos se estaban revolviendo dentro de la cajita de cristal donde tenía guardados todos los recuerdos y momentos con Jorge Blanco. Quería decir todo de una vez, como se sintió, como sufrió en silencio lo que pasó.

-Paso que...- trataba de tranquilizarse, de que su cajita no estallara. Pero no aguantó más. Todo estalló. Con enojo, con dolor.- ¡Pasó que no confiaste en mí. Que ya sabias que yo iba a publicar cosas sobre ti, que todo lo nuestro fue un error que no tuvo que haber pasado!-

El Regreso de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora