Peeta

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Sentí como si estuviera sufriendo un ataque de pánico. Podía sentir la mirada expectante de la doctora y sabía lo nerviosa que estaba Glimmer sobre la mesa mientras los dos mirábamos fijamente a la pantalla en blanco y negro que mostraba una mancha de aspecto extraño que definitivamente tenía rasgos humanos identificables. La nariz se levantó en él aire mientras dedos minúsculos se movían en el extremo de una pequeña y diminuta mano.

Esto era real. Tan real. Iba a ser padre. Ese era mi hijo creciendo dentro de la mujer que había destrozado mi corazón y aniquilado todos mis sueños previos de felicidad. Sentí como si me asfixiara. No había aire en la habitación, y cada vez que el pequeño latido del corazón, alto y fuerte, llenaba el silencio, sentía el mío acelerarse. La doctora aclaró su garganta y movió su mirada interrogativa entre mi ex y yo. La tensión entre nosotros dos era palpable y estoy seguro de que la situación era tan incómoda para ella como para nosotros.

—Bueno, todo parece exactamente como debería ser a las dieciséis semanas. En este punto en tu segundo trimestre vas a estar viendo cambios más significativos en tu cuerpo y vendrás a verme con más frecuencia. En unas semanas más podremos saber si vas a tener un niño o una niña. Eso si es que están interesados en saberlo antes del nacimiento.
—Ella asintió con la cabeza a la pantalla de ultrasonido y sonrió tranquilizadora—. 

Te conseguiremos una copia impresa de tu muy activo bebé para que puedas llevártela hoy. ¿Alguno de ustedes tiene alguna pregunta para mí? Glimmer volteó su cabeza para mirarme e inmediatamente aparté la mirada. Me estaba costando mucho trabajo mantenerme en la silla y no salir corriendo por la puerta. La oí suspirar mientras tomaba la toalla ofrecida para secarse el gel transparente que le habían untado por todo él estómago, casi plano. No podía creer que nuestro bebé viviera ahí adentro. No podía creer que en todos los años que habíamos estado juntos, aparentemente felices y planeando un futuro juntos, no habíamos tenido más que un susto cuando se convirtió en un embarazo. Eso incluía todos los años en los que fuimos unos estúpidos adolescentes que follaban sin pensar mucho en la seguridad, el sexo era lo primero que teníamos en mente cuando estábamos solos. Parecía una especie de broma de mal gusto que cuando nuestro cuento de hadas se desmoronó, esta nueva vida fue creada. Todo lo que siempre quise era una familia y una eternidad propia. Lo que obtuve fue un racimo de mierda que me hacía doler el pecho y la cabeza.

—Gracias, doctora Ehrhardt. Creo que estamos bien. Si algo surge no dudaré en llamarla. —Miré a la mujer que había enviado mi mundo entero girando fuera de su eje y me estremecí cuando me di cuenta de que me miraba fijamente con una desilusión abierta y obvia. Ella esperaba más de mi porque yo siempre le había dado todo, pero esta vez... bueno, no estaba seguro de que tuviera algo que ofrecerle. Movió las piernas de la mesa de examen y se acomodó la ropa mientras se ponía de pie. Seguí su ejemplo y me levanté mientras la doctora se detenía frente a mí y extendía su mano para que yo la estrechara. Le di un rápido apretón esperando que ella nos dejara ir inmediatamente, pero en vez de eso me apretó los dedos y me ofreció una sonrisa suave.—Puede ser mucho que asimilar. No se preocupe, señor Mellark, se acostumbrara a la idea de ser padre, y antes de que se dé cuenta estará esperando ansiosamente el momento en que pueda sostener a su bebé en sus brazos. Está aquí. Es un paso enorme, uno que muchos jóvenes no se molestan en dar. —Se dirigió a Glimmer, quien ahora estaba de pie detrás de mí—. Cuídense el uno al otro. Ese es mi mejor consejo para ambos, independientemente de sus circunstancias. Se necesitarán el uno al otro más adelante y su bebé los necesitará a ambos. —Finalmente soltó mi mano y se despidió alegremente al salir de la habitación. Le di a Glimmer una dura mirada sobre mi hombro mientras ella soltaba una risa seca. Levanté una ceja interrogativa hacia ella mientras caminaba alrededor de mí y se acercaba a la puerta.

Rescatame  (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora