Capítulo 27. Secretos.

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P.O.V Jeno.

La cena ya estaba lista, y todos estábamos en la mesa sentados, menos Ann, quien había desaparecido.

Después de que le dijese que sí me iba de la ciudad dio por terminada la conversación,solo asintió, y salió fuera con Jisung y Chenle.

Ellos ahora mismo estaban aquí, pero ella no.

No entendía esa afán de celebración, solo me iba a la universidad, ¿realmente era para tanto?

Terminamos de cenar y la madre de Ann estaba en la cocina, junto a la mía, y decidí levantarme para preguntarle dónde estaba ella.

-¿Dónde está Ann?

Pregunté interrumpiendo la conversación que ahora estaban teniendo.

-Se fue a casa, dice que comió algo en casa de Ten y que se encontraba mal, y le dije que se fuese a descansar.

-Oh, está bien.

Ellas siguieron hablando y yo decidí irme a mi cuarto.

Todos en el comedor estaban entretenidos con algo.

Chenle y Jisung como siempre jugando, mi hermana y su novia ya ni si quiera estaban, y mi padre y su amigo hablaban de pesca como si fuese lo mejor del mundo.

Aburrido.

¿Dónde estaba Ann cuándo se le necesitaba?

En estas ocasiones ella y yo siempre encontrábamos algo que hacer o de lo que hablar, como nuestros hermanos pequeños, siempre estábamos juntos.

Sin embargo últimamente parecía realmente que nos evitábamos.

Y echaba de menos los tiempos en los que nos molestábamos y simplemente pasábamos tiempo juntos.

Ya nada iba a ser igual, empezando por el hecho de que cuando yo me fuese no nos veríamos más hasta navidades, quizá.

Cuando entré a mi cuarto me dirigí a inspeccionar si Ann ya estaba dormida mirando hacia su ventana.

Pero el cuarto estaba completamente vacío.

Sonreí pensando que quizá aún podía hablar con ella, y sin pensarlo dos veces salté hacía su cuarto.

Agradecía que ella tuviese la costumbre de dejar la ventana abierta, y que yo fuese bastante ágil.

Como supuse, no había ni rastro de ella allí y salí para buscarla por la casa.

No estaba.

Grité su nombre pero nadie respondía, y miré por cada rincón.

¿Dónde se había metido?

Recordé entonces que de pequeños había un lugar donde ella siempre iba cuando quería estar sola y no la dejaban salir de casa.

Y yo sabía perfectamente como llegar, porque precisamente yo le ayudé a buscar un camino por el que llegar fácilmente al tejado.

Volví a su cuarto y me metí en el armario.

Podía sonar loco, pero había una pequeña rendija que servía para poder subir y limpiar fácilmente el tejado.

Y se encontraba en el techo de su armario.

Aún recuerdo que cuando lo descubrimos no le dijimos nada a nadie, ni si quiera a sus padres.
Y en verano, cuando su padre quería limpiar el tejado, debía usar otros métodos para llegar a este.

Era nuestro secreto.

Sabía perfectamente que se encontraba allí, y con cuidado me puse a su altura para sentarme a su lado.

I Like Me Better || Jeno NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora