Capitulo 6 Ahora me toca a mi

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El tiempo con él iba muy rápido, demasiado rápido y no era como si eso me molestara, pero me sorprendía que con alguien el tiempo volara tan rápido y aquella sensación de ansiedad cuando no lo veía en un tiempo no se iba para todo el tiempo que pasábamos juntos, temía bastante la respuesta que me tenía, no porque fuera alguien que no le gusta o haya sufrido, solo se cómo se sentía aquella sensación de decepción y no era como para que deprimiera a muerte, solo que era algo que me sofocaba y siempre tardaba en irse, menos mal mi memoria pésima me ayudaba a eso, Rudo me gustaba mucho, disfrutaba mucho estar con él, el sexo era uno como nunca había tenido antes, pasional, romántico, cariñoso y cuando se ponía celoso... siempre considere a los celosos tiernos, cuando a las personas que le entregaba me hacían platica por alguna razón, era sociables conmigo, él se molestaba, sé que no es bueno que él lo sea pero no me molesta, en fin, aún tenía en mente la idea de no tomar nada enserio, seguía pensando en mi mente que él tampoco lo hacía, solo era algo pasajero, todo era un secreto, y como le seguía incomodando el hecho de estar con otro hombre, yo constantemente me repetía que solo éramos amigos con beneficios, entre más rápido mi cerebro aceptara que solo íbamos a tener sexo y quizás uno que otro "cariñito" perdería el interés y no sería tan afectado con esa sensación molesta. Las cosas no me las puso fácil, comenzó a darme pequeños regalos, nada costoso, eran más significativos, llaveros, dulces, vasos de formas extrañas que me encanta coleccionar, una rosa, cada cierto tiempo, jamás debí de decirle que me gustaban las rosas, nunca en mi vida debí de decirle eso, en su momento se me hizo un tema de conversación común, son rojas, la sangre lo es, tiene espinas, puedes golpear gente con ellas y rasgar su carne y es todo, pero empezó solo a traerme una rosa cuando nos veíamos, ya comenzaba a incomodar ver las malditas flores, yo también le hacía, preparaba torito especial para él, me esforzaba de hacerlo lo mejor posible con más sabor, más alcohol, y dárselo bien frio con hielo, preparaba comida que le gustaba, que era básicamente toda las carnes rojas, le preparaba arrachera, papas, fritas, ese corte New York, rib eye, cuando el corte estaba en oferta en el supermercado y una salsa de molcajete bien picante como mi mamá me enseñó a prepararla, me encantaba ver su cara cuando veía el trozo de carne en el plato, los frijoles refritos, las tortillas calientes, el olor de salsa de chile seco y la cerveza en mis vasos psicodélicos, algún día me vengare del muy miserable por no dejarme tener una vida tranquila y miserable en paz

Nuevamente me encontraba en la plaza Urban center para esperar a alguien que me había pedido toritos, estaba frente un Subway esperando a que llegaran, sigo aborreciendo el hecho de que tenía que estar ahí para cerrar negocios con la gente, pero aún me gustaba tener dinero y hasta no tener una embotelladora que se mantenga sola no podre retirarme, pase unos diez minutos ahí dando vueltas de un lado a otro hasta que llego un sujeto, me salud con un apretón de manos, le di la bolsa con las tres botellas, reviso las botellas, estaban sudando debido a que las tenía en el refrigerador, punto para mí porque así son mas apetecibles, le comente que era todo manual y natural, no usaba crema de cacahuate para hacer el torito de cacahuate, ni leche de coco para el de coco, usaba coco rallado como debe ser, usar cualquier cosa que te facilite la preparación es pa'putos, ¡se tenía que decir y se dijo!, el sujeto me pago y cerrando la transacción nos despedimos de un apretón de manos otra vez, ya me iba cuando me encontré al toro viniendo a mí, , me saludo y nos fuimos caminando, podía sentir ese aroma delicioso a ira, casi podía oír su ceño fruncirse

-nos dimos la mano y le explique cómo preparaba el torito rudo, no metió su lengua a mi garganta-

-oh, no estés chingando...-

Di un largo suspiro rascando mi nuca

-ay torote... deja de estar de berrinchudo y vamos rápido-

Dio un gruñido mal encarado, nada mas no le doy una nalgada porque soy yo al que se rompe la mano, entramos a mi casa donde pude estar felizmente protegido de ese puto sol de mierda, rudo empecé a oler el aire levantando ceja

Toma la vida por los cuernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora