Capitulo 5 Tardes de compas noche de copas

285 20 2
                                    

Los domingos me la pasaba con mi hermana y mi cuñado en casa, preparaba algo de cenar, hablábamos de algo o lo que solía ser una tradición era ver Masterchef cuando lo trasmitían, pero si no era domingo de masterchef eran domingo de hot cakes, in embargo Rudo prefería irse al bar con Guillermo a embriagarse y hablar cosas con su queridísimo amigo

-Tons que papá, que me cuentas de tu cachorrito blanco, ya te lo...-

Hizo una seria de movimientos de vaivén con la cintura,  sus brazos levantandos a medio cuerpo y bajando rápidamente sus cejas incomodando bastante al toro

-y para que quieres saber eso, tu solo dame otra bien fría y ya-

-yo te cuento todo cuando tengo-

- ¿acaso te lo pregunto cuando me lo dices? -

-ya wey, cuenta-

Rudo tomaba su cerveza haciendo un gesto de incomodidad, es sensato, digo, no a muchas personas les gusta contar lo que hacen en la intimidad con su compañero o compañera, a mí me importa un carajo y Guillermo solo es un morboso que quiere saber cosas y decir cosas que no son apropiadas

-no seas mamón, anda cuenta-

-wey... ¿enserio quieres saber?

-no cabrón solo te estoy presionando por que me divierte... entonces...-

Sonrió bastante y empezó a codear al toro

- ¿él te estreno? -

Rudo lo miro aún más incómodo mirándolo seriamente

-¡no! ¿enserio quieres saber lo que hicimos? -

Masajeaba su frente agachando su cabeza mirándolo de reojo

-mira, entre mas rápidos me digas más rápido voy a dejarte de joder, así de fácil-

Rudo enchueco su boca y empinando la botella bebiendo lo poco que tenía dejo la botella a un lado, con la cabeza agachada y recargado en la barra le susurro a Guillermo

-...si wey...lo hicimos...-

El tigre lo tomo del cuello con el brazo riendo

-pero cuéntame más detalles como paso-

-wey... enserio quiere que te cuente todo lo que paso y lo que hicimos-

-si ahora deja de preguntarme cuantas pinches veces te voy a preguntar, al chile, suéltalo-

Había gente en el bar, rudo entre más pena sentía más bebía y no quería precisamente soltar su lengua y contar lo que hicimos aquella noche en un bar con gente, a mí no me hubiera molestado, digo, que tan difícil es decirle a Memo que le cabalgue, ¿hubiera sido una buena idea gritar "Yee ha"? pero el punto es que no él no quería contar nada, no en el bar, por lo decidió irse a su casa mejor y como Memo no quería quedarse sin saber nada el tigre lo acompaño llevando dos botellas de cerveza, fue una buena idea, el alcohol es el lubricante social, o te afloja las piernas o te afloja la boca, llegando a la casa del toro el tigre busco unos vasos abrió las caguamas y sirvió lleno

-tons... ¿me dices? -

rudo soltó un largo suspiro revolviendo su cabezo, negando lentamente

-no vas a dejar de chingar hasta que te diga ¿verdad? -

-si ya sabes que no me voy a ir, aunque sea en el sofá me duermo hasta que me cuentes-

Con su mano en la cara y avergonzado rudo comenzó a reír nerviosamente

-te lo llevaste a un hotel, lo trajiste a aquí o en su casa-

El toro solo no quería hacer contacto visual con el tigre, estaba avergonzado y bebía más y más para darse más valor o eliminar su vergüenza

Toma la vida por los cuernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora