𝓝𝓾𝓮𝓿𝓮 𝓶𝓮𝓼𝓮𝓼･*:.˛ ˚𝗦𝗠

𝓢𝓮𝓲𝓼

Aaly y yo llevamos cerca de dos horas en el centro comercial entrando a tiendas y comprando algunas cosas que nos parecían demasiado lindas. Compramos frappés en Starbucks y paseamos por los pasillos mientras platicábamos de su novio y los planes que tenían para irse a vivir juntos. Me parecía algo impresionante, el tiempo se me ha pasado muy rápido que sigo viéndola como una niña de doce años en lugar de diecisiete. Minutos después, me llegó un mensaje de Shawn diciendo que ya había salido de la junta pero que nos estaba buscando; le informé que estábamos en el centro comercial y se ofreció en venir por nosotras. Caminamos a la salida donde ya se encontraba Shawn esperándonos, y también nos dijo que íbamos tarde para el partido de su hermana; entonces nos apuramos para llegar al auto y conducir hasta la pista.

Pasaron cerca de quince minutos en lo que llegamos y bajamos del auto para después entrar. Nos acercamos a la entrenadora de Aaly, le explicamos el retardo y entendió a la perfección ordenándole a Aaliyah que se cambiara en los vestidores.

—Suerte, Aaly—le dijimos antes de que se fuera.

—¿Por qué Mark no la trajo?—le pregunté a Shawn tomando su mano mientras caminábamos hacia las gradas.

—Lo mismo le pregunté a mi papá, y dijo que Mark estaba ocupado haciendo un examen de admisión para la universidad—me respondió.

—Mmm...debe estar estresado—hice una mueca.

—Yo nunca supe lo que es un estrés de admisión para la universidad—comentó con gracia subiendo por las escaleras.

—Te lo resumo: es un infierno—respondí siguiéndolo.

—Me imagino—rió levemente.

Tomamos asiento entre la multitud recibiendo algunas miradas dudosas, seguramente están tratando de cerciorarse de que somos nosotros. No le tomamos mucha importancia y mejor nos concentramos en el partido.

—¡VAMOS AALY!—gritó Shawn haciendo que su hermana se sonroje y en cuestión de segundos se escuché el pitido para que comenzaran a jugar.

Les resumiré: todo el partido Shawn gritaba desesperado y yo alentaba a su hermana con algunos comentarios positivos de su forma de jugar. Todo el tiempo fue muy favorable para el equipo de Aaly, ella incluso había anotado unas cuantas veces que contribuyeron a ganar el partido.

—Lo hizo muy bien—dije mirando a su equipo festejar.

—Demasiado—asintió—¿viste esa última jugada?, fue muy buena—comentó sorprendido.

—Disculpen—un chico nos llamó—¿me puedo tomar una foto con ustedes?, es que, soy muy fan—dijo entusiasmado.

—Claro, sin problema—respondió Shawn tomando el teléfono que nos dió.

Nos acomodamos para la foto y tomamos algunas selfies haciendo diferentes caras.

—¡Muchas gracias!—agradeció el chico con sus manos temblorosas.

—No hay de que—contesté sonriéndole.

—Nos vemos pronto...—Shawn dejó un espacio para que nos dijera su nombre.

—Soy Cole—dijo con nerviosismo.

—Cuídate, Cole—le dije en un tono normal para hacerlo calmar un poco.

—Gracias de nuevo—dijo para después irse con su familia y mostrarles la pantalla de su teléfono, seguramente las fotos que acabamos de tomar.

—Dani, ¿puedes ir por Aaly mientras le llamo a mis papás?—preguntó Shawn sacando su teléfono del bolso de la chaqueta.

—Seguro, te vemos en la salida—dije levantándome del asiento.

—Si, amor—asintió antes de que yo bajara y esperara afuera de los vestidores.

Aaly salió luego de unos minutos, la felicité y me dijo que su entrenadora había quedado muy contenta con el resultado al igual que ella. Caminamos hacia la salida, y Shawn se encontraba allí mirando su teléfono, pero en cuanto llegamos su atención se desvió hacia nosotras. Él le dijo a su hermana lo excelente que había estado e la pista, y Aaly sonrojada le pidió que parara.

—¿Qué te dijeron tus papás?—le pregunté caminando a su lado por el estacionamiento.

—Me preguntaron si podía Aaly quedarse con nosotros y que mañana por la mañana, Marck iría por ella—respondió mirando a su hermana menor.

—De acuerdo, suena bien—dije asintiendo.

—¿Ellos no estarán en casa?—preguntó Aaly.

—Fueron a cenar con unos amigos y dicen que se quedarán en un hotel—contestó.

—Cambiando de tema, ¿cómo te fue con Andrew?—le pregunté mientras llegábamos al auto.

—Hablemos de eso en la casa, ¿si?—dijo abriendo las puertas. Me preocupé.

—Si—respondí confundida entrando al auto.

Shawn volvió a conducir con la diferencia de que ahora nuestro destino era nuestra casa. Fueron algunos minutos en los que seguimos hablando del partido y otras veces dejamos que las canciones llenaran el vacío hasta que llegamos.