¿Qué es mejor que un Tata? ¡Dos Tatas! Pero en nuestra historia solo hay un Tata, y a Mang le encantaba que su Tata sea tan único. No se cansaba de descubrir todo lo que podía hacer su pequeño. Cada día era un misterio, como el día que se enteró de su elasticidad para cambiar de forma; de su pistola mágica de rayos láser o de su gran robot Van.
O como ahora que acababa de descubrir que Tata, al mandarle besos volados, también mandaba corazones voladores que iban directo a él y le daban duro directo al "no es posible que Tata me enamore más".
─ Awwn que lindo Tata─ Mang jugaba con los pequeños corazones que le mandaba su casi novio.
─ Chu~
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─ Esto parecen mini Tatas─ bromeó cogiendo todos los corazoncitos del lugar.
─ Chu~ chu~
─ Son muchos...─ cada vez eran más mini corazones que le enviaba Tata y se formaba una gran ola de amor, más bien era un tsunami─ ¡Tata auxilio! ¡No sé nadar!
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─ Tranquilo Mang, solo son corazones─ intentó calmarlo pero esto pasó de ser un tsunami a una avalancha de corazones─ Ayudaaaa.
─ Ups, creo que me pasé.
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Tata pasó una media hora tratando de desenterrar a Mang de la gran montaña de corazones, para la próxima controlaría sus besos o mejor le enseñaría a Mang a nadar.