La primera vez que Mang vio a Tata le pareció muy extraño ya que nunca antes había visto a una criatura de ese tipo. Pero nuestro querido Tata le explicó que él venía de otro planeta en busca de amiguitos.
Desde entonces se volvieron muy unidos, tanto que parecían más que solo amiguitos. A Mang le agradaba mucho Tata, y siempre se preocupaba por él. Tenía un afecto especial por él ya que siempre que lo tenía cerca, solo deseaba apachurrarlo y darle muchos besitos. Algo atrevido para un bebé pero vamos, de grande ese bebé será todo un semental y no habrá Tata que se escape de sus encantos.
Hoy era uno de esos días donde pequeños copos de nieve habían caído por todo el campo. Mang observaba atentamente como Tata jugaba con Chimmy a hacer muñecos de nieve; este estaba algo preocupado de que su Tata se congelara como su muñeco.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─ ¡Tata! ¡Ven conmigo!─ lo llamó ni bien tuvo la oportunidad.
─ ¿A dónde vamos... Mang?
─ ¡Tú solo sígueme! No quiero un Tata de nieve.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mang fue por una bufanda y algunas otras prendas que lo mantuvieran calientito a Tata. Este último se puso nervioso y se sonrojó mucho cuando Mang lo acorraló para poder abrigarlo. Envolvió su cuello con la prenda de lana, un gorrito y unos guantes para sus manitos y listo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─ Ahora sí Tata─ sonrió─ Estás bien abrigadito, así no te me podrás enfermar.
─ Mang... creo que te pasaste un poquito─ Tata apenas pudo hablar por tan apretada que estaba la bufanda.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─ No no, así esta bien─ sonrió─ Calientito me gusta mi Tata.
El pequeño salió contento a jugar con Chimmy para poder terminar su muñeco de nieve, mientras Mang sonreía de lejos por lo tierno que se veía Tata con ese gorrito. Era un ser realmente adorable y lleno de alegría, algo así como una bolita de amor.
