Hoy era uno de esos tantos días donde Tata y Mang se animaban a visitar lugares un poco lejanos, por eso, estaban esperando el bus que los llevaría a su destino.
Habían salido con unas ropitas especiales que les había obsequiado RJ y una pequeña flor de colores que Chimmy les había dado. Cuenta la leyenda que esa flor que tenía cada pétalo de diferente color, te daba suerte en todo lo que necesitaras.
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─ Oye Mang, esa florecita te queda muy bien, te debe dar mucha suerte.
─ No lo sé Tata, he tenido mucha suerte desde antes...─ Mang dejó su pequeño celular en el cual estaba jugando para poder acercarse a Tata, lo miró directamente a los ojos y distinguió un brillo especial en ellos─ Cuando te conocí... eso no fue una casualidad.
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─ ¿Quieres decir que fue el destino?
Mang asintió y Tata muy emocionado gritó lo primero que se le vino a la mente─ ¡DNA!─ el pequeño miró extrañado al alienígena sin saber a qué se refería─ ¿Qué?
─ Lo siento, es una canción de mi planeta BT, la escuchamos muy a menudo.
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─ Ay mi Tata─ bromeó. Y entre risas y juegos no pasó mucho hasta que llegara el bus y pudieran llegar a su destino. Todo salió perfecto, ya sea por la florecita o por el amor que había entre Tata y Mang.
