Mang había llevado a Tata a su fuente de sodas favorita, no quería decir que es una cita pero sí. Ese lugar era el único que tenía el sabor "arándanos explosivos" que tanto le gustaba a Mang. En fin, una soda helada para refrescarse no hace daño de vez en cuando.
─ ¿Te gusta tu soda Tata?─ Preguntó Mang feliz de estar con su pequeño disfrutando su soda favorita.
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─ Sí, me gusta mucho Mang, el color morado me recuerda a tus orejitas.
─ Jsjs, me alegro─ el sabor era tan delicioso que Mang no pudo evitar acabárselo de inmediato. Estaba satisfecho y su paladar permaneció unos segundos en el paraíso hasta que pisó tierra, y se dio cuenta que ya no tenía más soda.
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─ ¿Mang...?─ Tata lo llamó extrañado porque este último de haber estado tan feliz y emocionado, ahora estaba triste y cabizbajo. Tata ya se hacía idea por qué estaba así─ Si quieres podemos compartir mi soda.
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─ ¿Enserio? Aigoo, ¡gracias Tata! Prometo que te lo pagaré.
─ Con una sonrisa tuya es más que suficiente─ ambos pequeños tomaron la soda del vaso de Tata hasta acabarla por completo.
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Después de su no cita y el gran momento que habían pasado, regresaron a casa para continuar con sus actividades diarias.