Capítulo 14

1.3K 112 3
                                    

Con cuidado había guiado a Takafumi hacia el cuarto de baño, al llegar hizo un pequeño mohín, pues el lugar era bastante estrecho para su gusto y sobre todo para lo que quería hacer ahí, pero ya mismo no había otro lugar para hacerlo, todas las habitaciones del departamento eran pequeñas, ya no importaba, tenía a Takafumi ahí a su lado, pegado a él sin decir nada, lo miró con el rostro escondido aún en su cuello y muy seguro estaba de que el rojo invadía su rostro, no quería despertar a los niños, tampoco Takafumi querría tal cosa, si aquello pasaba no podría acercarse a Yokozawa en un tiempo y lo sabía, tenían que ser cuidadosos, abrió la llave de la regadera y el agua comenzó a fluir, el cuerpo de su compañero tembló, ¡carajo! El agua estaba helada.

---f-frío--- tartamudeó.

---tranquilo, ya calentará--- fue su consuelo, pero poco a poco el agua fue comenzando a sentirse algo tibia, aunque todavía sentía frío, el cuerpo del castaño se sentía calientito, no quería despegarse de él.--- vamos, no puedes quedarte con la ropa mojada--- despacio... Lento, fue despojando al menor de sus ropas, no tenía prisa, quería tomarse su tiempo para ello, sentía la urgente necesidad de hacerle sentir amado, así que ésta vez haría las cosas con calma, como si no hubiera un mañana, rozó los dulces labios de su amante, ¡dios! Moría de ganas por tenerlo siempre a su lado y tan cooperativo como ahora. Le había necesitado tanto, que deseaba de una vez poder incrustarse en su interior, no podía, debía hacerlo despacio, no quería lastimarlo, él también se fue quitando la ropa, ahora toda yacía sobre el piso mojándose, ¡al diablo! Qué importa ahora, besó a Yokozawa, en un beso cálido, se separó de él y aspiró su aroma al acercarse a su cuello, rozaba la piel con su nariz y sus labios, sintió como era abrazado por el menor, mientras sus manos recorrían suavemente toda la piel desnuda que encontraba a su paso--- solo recuerda amor que fuiste tú quien pidió esto, y ésta no será una ducha rápida como las que estás acostumbrado a tomar--- el menor pareció sorprenderse, pero no tanto, ya que aquello no era en realidad una ducha, quería sentirse amado y sabía que ese hombre le amaba, pero si era sincero, él también estaba deseoso de ser tomado por aquel castaño, para ambos fueron diez largos meses de... Abstinencia. Y ninguno quería volver a pasar por aquella dolorosa experiencia.

Se limitó a asentir y abrazó al castaño al tiempo que le besaba, Kirishima no dejaba de acariciarlo y Yokozawa parecía ser más sensible de lo normal ya sea por todo el tiempo transcurrido, o por la necesidad de entregarse el uno al otro de aquella manera o simplemente el castaño había encontrado nuevas zonas erógenas en su pareja, disfrutaba verle sumido en el placer, y fue besando cada parte de su piel, con cuidado, con delicadeza, sin morder, lo que buscaba era un acto gentil, así que tuvo que suprimir todos sus instintos mas bajos, aquellos que querían poseer a Takafumi de manera desenfrenada, aquellos que pedían a gritos morder cada parte de él, pellizcar y torturar como nunca aquella dulce piel, hacerlo gritar y gemir de placer, no, ésta vez no, ésta vez quería ser más corazón, más sentimiento, más amor, ansiaba poseer a Takafumi pero quería y sentía la necesidad de cambiar algo ésta vez. Así que continuó con su labor y besaba y mordía, sí, mordía suavemente pero sin usar los dientes sino sus labios, y aquellas nuevas sensaciones provocaban en su amado gestos, expresiones y suspiros que él no le había escuchado antes, no significaba que no le gustaran, de alguna manera se estaba excitando con esos leves y bajos suspiros, su erección comenzaba a crecer cada vez más, "ya que", se dijo, pronto él podría disfrutar aún más cuando lograra penetrarlo pero por ahora debería concentrarse en lo que tenía por delante, y aquello era el miembro semi erecto de su pareja, lo lamió de la base a la punta y miró hacia arriba a su amado sonrojado, volvió a su tarea mientras sus manos apretaban los glúteos del contrario con fuerza sin llegar a ser brutal, masajeó aquel par de redondas asentaderas descaradamente, no hubo queja alguna.

Él también era un hombre y nunca le había gustado que le trataran con delicadeza, prefería aquel trato rudo y algo brusco al que estaba acostumbrado, pero ahora, si le preguntaban... No sería honesto de todas formas, pero él lo sabía, estaba siendo abrumado por todas esas sensaciones nuevas y conocidas, parecía descubrir incluso una faceta de Kirishima que no conocía, o tal vez era la falta de sexo... No, eso no era, sabía que el castaño estaba dando todo de sí, él le pidió hacerle el amor, pero de verdad, Kirishima estaba haciéndole sentir realmente amado ahora, no es como si antes no lo hubiera hecho pero había algo diferente ahora, no sabía qué, no podía describirlo así que supuso, que aquello era AMOR...
Una vez llegó a esa conclusión no pudo evitar correrse, era inevitable, Kirishima lo había orillado a eso, sin saber porqué, lloró, Kirishima se puso de pie y lo miró con ternura, Yokozawa no sabía si podía darse cuenta de sus ojos llorosos o si pensaba que era el agua de la regadera, Kirishima no lo mencionó pero lo besó nuevamente, dejó también un beso en cada uno de sus ojos "no quiero que llores más, si esas lágrimas no son de felicidad".
Él lo sabía, sabía que había llorado, después de todo las lágrimas tienen un sabor a sal inconfundible, y Yokozawa se dejó arrastrar, besó y acarició al castaño, "soy feliz ahora, tú me haces feliz" Kirishima parecía tocarlo con cuidado, como si con algún toque algo fuerte o innecesario el chico fuera a romperse como el cristal, sabía que Yokozawa era sensible en el fondo, temía romperlo así que fue con cuidado, pero Yokozawa estaba dispuesto a tomar el riesgo, los besos siguieron uno tras otro, donde fueran: en el cuello, en el hombro, en el pecho o simplemente en el dorso de la mano; el agua volvió a enfriarse, pero ahora no importaba, su calor era suficiente, y Kirishima cerró la llave del agua, una de sus manos indagó abajo, ahí entre los glúteos de Yokozawa, el menor sabía que tenía que relajarse ahora, estaba siendo preparado para lo inevitable, no había marcha atrás y aunque tuviera la oportunidad de detenerlo no lo haría, poco a poco estuvo listo para ello, sin esperar una orden se dio vuelta, separó sus piernas un poco, sólo un poco, Kirishima se permitió sonreír, amaba al sujeto, de verdad lo amaba, y se sintió correspondido, lo hizo inclinarse un poco más para ser recibido, no hubo quejas, no había más palabras, despacio, suave y con delicadeza Kirishima se fue enterrando dentro de aquella cavidad, húmeda y estrecha dispuesta a recibirlo, y lo hizo, una vez ahí aguardó, el menor se acostumbró poco a poco a aquella intrusión.
Un gemido ahogado salió de sus labios cuando sintió al otro retirarse para volver a invadirlo, una y otra vez las estocadas sobre él le hicieron sentir placer, tal vez por el tiempo, pero sentía aquel miembro más grande de lo que recordaba, y Kirishima sentía bastante placer en aquel estrecho lugar, que envolvía y apretaba su miembro de un manera que se le hizo deliciosa, el vaivén era constante, los gemidos bajos y audibles para ellos solamente, no pretendían ser escuchados por nadie mas, Kirishima lo observaba, y miraba aquella espalda ancha, lisa y suave, sin marcas de ningún tipo, quiso marcarla, morderla y así demostrar que era suyo, que le pertenecía, deslizó sus dedos sobre el sitio, acercó sus labios y fue besando cada pedazo haciendo estremecer al peliazul. Yokozawa mantenía ambas manos sobre la pared, no podía más, ser tomado de aquella manera por su amado le lleno el corazón de un sentimiento indescriptible, a sus ojos acudieron las lágrimas nuevamente, se sentía conmovido, pero quería verlo, quería ser capaz de ver a Kirishima a los ojos, besar sus delgados labios, abrazarlo y porque no, arañar su espalda como tantas otras veces había hecho, se separó de la pared para pegarse a Kirishima, giró su rostro y con una mano atrajo el rostro del castaño y el otro comprendiendo, unió sus labios una vez más, Kirishima se detuvo, Yokozawa dejó salir el miembro que se encontraba dentro suyo, se giró para estar frente al castaño y abrazarlo nuevamente, despacio y con cuidado de no dejarle caer, Kirishima levantó una de las piernas de Yokozawa para penetrarlo nuevamente, no dejaban de mirarse el uno al otro, sus labios se unían una y otra vez sin ganas de querer soltarse, en un esfuerzo aún mayor el castaño logró levantar a Yokozawa completamente, sosteniéndolo por las piernas, pegándolo a la pared, embistiendo ahora con fuerza dando placer a su pareja, éste enredó sus brazos y piernas en torno al castaño, confiando en que siempre le sostendría, gimiendo bajo, cerca de su oído, de manera inocente, pues no pretendía seducirlo, simplemente ocurrió.
Fue sostenido todo el tiempo, una de sus manos bajo hacia el miembro del menor para bombearlo, Yokozawa tomó el rostro de Kirishima entre sus manos y lo lleno de besos, quería decirle <<te amo>> una y otra vez, pero a sus labios no acudieron las palabras, y los ojos mieles lo miraron con serenidad y amor diciendo <<lo sé, también yo te amo>>.
Estaban perfectamente sincronizados.
Habían terminado, se corrieron al mismo tiempo y aguardaron un tiempo antes de separarse, sonrieron, no había otra ronda, no la necesitaban ahora, se sentían completos, Yokozawa fue abrazado con ternura, incluso había sido ayudado a vestirse antes de ser conducido a la cama.

VínculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora