Capítulo 3

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Tenemos que hacer un documental sobre nuestras vidas en los circuitos. Voy a necesitar estar muy relajado para no mandarlos a todos a la mierda, y creo que Àlex también.

- ¿Tenemos qué hacerlo?

- ¿Tan salido estás hermanito? ¿Necesitas que le dé a tu culito?

- ¡Marc! ¡Mal pensado! Me refería al documental.

- Venga, ¿qué te cuesta darme duro?

- ¡Céntrate! Hay que ir hoy a grabar.

Me quedé sin polvo por la mierda del documental. Fui al box con el calentón de no haber podido hace nada. Allí ya me esperaba el equipo de grabación.

- Bueno Marc. Necesitamos que nos muestres tus rituales o hábitos de cada fin de semana. Tienes que hacer como si no estuviésemos.

- Vale, como queráis.

Empecé a hacer lo de siempre hasta que empezaron a decir cosas como que en esa parte del garaje no había luz, que si podía evitar pasar por aquí y podía por allí… Me empezaban a tocar las narices y salgo del box antes de decir algo de lo que me pueda arrepentir.

Me cruzo con Emilio de camino a mi Motorhome y después de una pequeña discusión me dice que es mejor que me tranquilice y luego vuelva.

En el Motorhome me tumbo en la cama cuando me llega una videollamada de mi hermanita.

- Hola, bebé.

- Hola mi amor. Te echo de menos.

- Yo a ti también bebé. ¿Qué tal todo en casa?

- La cama se hace muy grande y suelo dormir en casa de papá y mamá.

- ¿Podrías dormir esta noche en nuestra casa?

- Si mi hermanito me lo pide, sí.

- Hablamos por la noche bebé. Espero que te pongas sexy.

- Lo haré, Marc. Te amo.

- Y yo a ti, bebé.

Acabé de hablar con Laia y si había salido antes del Motorhome con el calentón, ahora iba a salir cachondo perdido.

Pasé por el box y vi a mi hermano al borde de romper algo. Tenia que hacer algo como hermano mayor y porque lo amo.

- Àlex ven. Te necesito con algo.

- Voy.

Álex se unió a mi caminata y nos fuimos al hotel donde nos alojábamos. Compartíamos habitación, lo que hizo más fácil el poder hablar sin levantar la sospecha de que estábamos hasta las narices de todo.

- He hablado con Laia

- ¿Qué te ha dicho?

- Que nos echa de menos. Y le he pedido que hoy duerma en nuestra casa para poder hablar con ella.

- Dime que se va a poner sexy.

- Por sus hermanitos lo que haga falta.

- Por fin algo bueno.

Nos tumbamos en una de las camas y empezamos a besarnos. Los besos al principio eran juguetones, pero se tornaron a pasionales cuando mi mano apretó el culo de Àlex.

- Marc…

Mi hermano se subió a horcajadas sobre mí y llevó mis manos a su culo. Nuestros miembros se rozaban por encima de la ropa y nuestros labios se unían en un tierno beso.

- Àlex…

- Te amo Marc.

- Yo también.

Àlex empezó a quitarme la ropa, dejando mi torso desnudo para que pudiese pasar su deliciosa lengua por él.

Amor fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora