Capítulo 21

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Marc se viste sin saber todavía que es lo que ha pasado con su hermana. Él no tenía la intención de hacerle daño. Pero sabe que algo ha hecho mal. Piensa que tiene que arreglarlo, pero en ese momento aparece su padre por la puerta avisándolo de que el coche ya está preparado para llevarlo al lugar de la ceremonia.

- Papá, ¿está Laia en el coche?

- Sí, nos está esperando dentro de él.

Marc no espera ni un segundo más y baja corriendo las escaleras de casa, con algún tropezón incluido. Al llegar al coche se sentó al lado de su hermana y la besó. La pilló por sorpresa esa acción, pero pudo reaccionar y aparto a su hermano de ella. No quería que lo besara. Ella ahora mismo solo quería pasar desapercibida o desaparecer del mundo.

- Bebé, ¿qué te pasa? ¿Hice algo mal?

- No es eso. Es solo que ahora que vais a estar casados, vais a pasar de mí. Hoy, y a partir de dentro de una hora, van a ser vuestros días.

Marc hizo que la mirara a los hijos y le dijo unas palabras que Laia jamás olvidará. Tras las sinceras palabras de su hermano mayor. Se lanzó a sus labios. Era el mejor lugar en el que estar, entre los brazos de sus hermanos.

Algo más calmados, llegaron a la explanada de hierba natural en la que los hermanos Márquez se darán el sí quiero. Los tres miembros de la familia que viajaban en el coche se bajan y se dirigen al altar improvisado para la ceremonia.

- Todo está precioso bebé. Gracias por esforzarte tanto por nosotros.

- Lo mejor por mis hermanitos.

- Estoy muy nervioso.

- Tengo que hacer una foto de esto. Marc Márquez, por primera vez en su vida, está nervioso.

- Anda deja a tu hermano tranquilo.

- Pero si tu hijo solo se calma con un polvazo.

- Pues allí tenéis unos arbustos.

- ¡PAPÁ! - dijeron los hermanos a la vez.

Julià se río de la cara que pusieron sus hijos. Tanto Marc como Laia se sintieron aliviados al ver que su padre no lo decía en serio. Aunque, ellos lo habrían hecho. Ambos necesitaban un momento de respiro, pero los invitados ya estaban llegando y no tenían motivo alguno para ausentarse. Todos saludaban a Marc y hablan con él.

Nada de esto duró mucho ya que el coche nupcial, de nuevo estaba en la explanada y Roser y Àlex asomaban por sus ventanas. Los dos bajaron y se acercaron con paso firme donde se encontraba Marc. Los hermanos se sonrieron el uno al otro y la ceremonia comenzó. Habían decidido que fuera sencilla y rápida. No querían que la gente se aburriese o emocionase. Querían que solo fuese divertido y un día para recordar.

Al momento de darse el sí quiero y el beso de los ya esposos, las motos de ambos empezaron a rugir de las manos de Santi y Guille. Eso los chicos no se lo esperaban, pero ¿cómo iban a faltar las motos el día de su boda? Ya lo tenía planeado desde que los chicos se prometieron, pero alguna sorpresa tendría que haber para los novios.

Los chicos miraron a sus padres con la misma cara de incredulidad que ellos tenían. Entre tanto, su hermana se acercaba por sus espaldas y con una palmada en sus culos, los animó a ir a por sus motos.

- ¿De verdad pensabais que vuestras motos no iban a estar?

- Muchas gracias pequeña.

Los chicos fueron hacia sus motos en lo que los invitados se iban para el banquete. Parecían dos niños la mañana de reyes con los juguetes nuevos. Pero, en sus motos había un pequeño detalle de sus jefes de mecánicos. Eran unas tarjetas manuscritas de Santi y Guille. Ambas ponían lo mismo:

"Chicos, os queremos mucho y queremos que disfrutéis de la noche de bodas, pero Eric de momento no quiere hermanitos. Esperamos que os guste el sabor limón."

Con las tarjetas, los chicos habían puesto un condón para cada uno. Marc y Alex se miraron con cara de que iban a devolverles la broma, pero se les ocurrió una mejor idea para hacer ahora.

Los chicos bajaron de las motos y subieron al coche mientras veían como sus niñas eran guardadas para el próximo Gran Premio. El paseo hasta el restaurante lo pasaron entre besos y toqueteos que arrancaban gemidos del otro.

El banquete fue divertido y rápido. Marc y Alex se lo pasaron bomba entre chistes o anécdotas. No era por faltar a sus invitados, pero ellos estaban deseando darse placer. Cogieron a su hermana y a su hijo y, despidiéndose de todos, se fueron a su casa a disfrutar de la noche de bodas.

- Es vuestra noche de bodas. ¿Qué pintamos Eric y yo?

- Somos una familia y tenemos que disfrutar juntos.

- Papi Alex. ¿Ahora si chupa?

Marc y Laia lo miraron con cara interrogante. Alex solo le dijo a Eric que ahora sí tendría chupa. Eric aplaudía y se reía. Los tres mayores de la mano y Eric en brazos de Alex, entraron en casa para vivir una de las mejores noches de sus vidas.

Pues hasta aquí llega esta loca historia de los hermanos Márquez. La semana que viene tendréis un pequeño extra con la noche de bodas.

Amor fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora