Capítulo 5

576 20 13
                                    

Laia está embobada con el pequeño bebé de Rins y Paula. Me gustaría tener uno con ella, pera está Àlex y el problema de que somos hermanos. Sería una gran madre, se ve tan dulce y tierna con el bebé en brazo meciéndolo.

- Me enamoras cada día más bebé.

- ¿Hoy a quién te refieres?

- Mi bebé eres tú –la besé.

- Entonces tú, ¿eres mi papi?

- Mm… me pone, pero prefiero seguir siendo Marki. Recuerda que somos hermanos.

- Cierto Marki. Te amo.

- Yo más.

Nos besamos hasta que el pequeño Rins nos interrumpió con su llanto. Sonreímos antes de separar nuestros labios y Laia fue a ver que le pasaba al bebé llorón.

- Ya ha vuelto el hermano Márquez más buenorro– ya estaba la modestia de Àlex.

- Esa es Laia y hoy más que tiene al bebé todo el rato.

- Pues tú y yo vamos a tener que tener un bebé para ser los más sexys.

- Tú ya eres sexy Àlex– mi hermano sonríe y nos besamos.

- ¡Oye! Que hay invitados.

- Si ni se va a acordar. Cuando se duerma nos vamos a la cama a follar.

- ¿Voy a tener que esperar tanto? – tenía ganas ahora de hacerle el amor a mis hermanos.

- Id Àlex y tú, yo me quedo con el pequeño Álex.

- ¿Se llama Álex? – dijimos al unísono.

- Como su padre.

- Vamos a dejar a Álex durmiendo y a la cama los tres.

- ¿Dónde lo dejo?

- En el cochecito y lo dejamos en la habitación con nosotros.

- Marc, yo quiero gritar.

- Yo estoy con Àlex, quiero gritar el placer que me dais.

- Pues nada, ya follamos por la noche.

Laia se alejó, cogió al pequeño y salió de casa. No sé a donde va, pero sé que no se ha enfadado. Me siento con Àlex en el sofá.

- ¿A dónde habrá ido?

- No lo sé, pero ven aquí –me dijo.

Me quedé a su lado y mi hermano me dejó tumbado encima de él y los besos no tardaron en caer. Con ellos, las manos empezaron a bajar a nuestras pollas ya en erección. Por encima del pantalón, la entrepierna de Àlex se notaba dura, muy dura.

Los besos no cesaron cuando Àlex, con las manos en mi cadera, empezó a frotar nuestros sexos, pero el sonido de la puerta nos detuvo.

- Anda que esperáis.

- Vamos a la habitación.

Nuestra hermana se nos adelantó y subió corriendo. Al llegar la vemos en la cama con esa lencería que le gusta que le quitemos con nuestras bocas. Àlex fue a su espalda y yo me quedé entre sus piernas. Con mucho erotismo quitamos esas prendas con tonos rojos y azules.

- Espera a que nos desnudemos, pequeña.

- No os voy a… esperar.

Mi bebé se estaba tocando mientras Àlex me desnudaba y yo a él.

- Vamos a darle a nuestra hermanita, Àlex.

Àlex puso a Laia a cuatro y yo me puse justo debajo de ella al revés, formando la postura del 69.

Así empezamos. Àlex metió dos dedos en nuestra hermana mientras yo le hacia a él una mamada y Laia me la hacia a mí. Con el paso de los minutos noté como Àlex se iba a venir y succioné con más fuerza, también lo hizo mi hermanita conmigo y vi como a Àlex ya le costaba más meter y sacar los dedos de lo apretada que debía estar mi bebé. Paramos los tres, no queríamos acabar y cuando nos relajamos, volvimos a darnos amor, pero de distinta forma.

Àlex penetraba a nuestra hermanita junto a mí en una doble penetración perfecta. Su vagina estaba muy dilatada para que entrasen nuestros penes a la vez. Laia gemía en mi oído mientras mi boca se entretenía en su cuello o en los labios de mi hermano. Las paredes de Laia empezaban a apretarme contra la p*olla de Àlex y notaba que él sentía lo mismo. Nuestros fluidos no tardaron en mezclarse en un orgasmo en el que nuestros gritos fueron callados de diferentes formas.

- Has estado increíble, bebé.

- Gracias Marki –rozó nuestros labios–. Tengo que ir a por el bebé.

- ¿Dónde lo has dejado?

Se lo dejé a mamá. Le dije que teníamos un problema y que por si gritábamos que me lo cuidase un momento.

- Toda esa mentira para sentirnos dentro de ti –ella asintió sonriente a Àlex.

Salimos de ella con cuidado y la abrazamos hasta que su respiración se reguló y se tuvo que ir no sin antes dar 4 besos, en nuestros labios y otro en la punta de nuestros miembros.

- Ahora vuelvo. Por favor vestiros por si viene mamá.

- Que sí, pequeña. Vete ya.

Laia nos dejó en la cama y Àlex aprovechó la situación para sentarse sobre mí y besarme. Amaba a mi hermano y sentir su p*olla rozar con la mía me vuelve loco, pero amor tener esta relación “de hermanos” en secreto.

- À… Àlex para… nos van a pillar.

- Esta noche no te libras hermanito. Yo también quiero esto– se metió mi p*ene en la boca y sacó a pasear su lengua –Vamos, que ya van a llegar.

No pude más y ataqué la boca de mi hermano al mismo tiempo que mi mano iba a parar a masajear su zona intima.

- Nos vestimos, pero después vas a disfrutar como nunca, Àlex.

Cogimos lo primero que pillamos en el armario y, al acabar de ponérnoslo, la puerta de la calle se abrió y escuchamos a mamá hablando con Laia del bebé y un futuro nieto. Àlex y yo nos miramos con cara de susto y bajamos a ver que se traman las mujeres de la familia.

- A ver cuando me dais un nieto, hijos –dijo mi madre nada más vernos aparecer por las escaleras.

- Cuando encontremos pareja.

- ¿Es que ya no os acostáis entre vosotros?

Decidme que mi madre no ha dicho lo que creo que ha dicho. Espero que sea una broma, seguro que es una broma, es imposible que lo sepa. Vamos. Somos hermanos.

- Mama…

- Nada de mamá, ¿creéis que no me doy cuenta de que mis pequeños tienen una relación entre ellos? ¿Tan ciega me consideráis?

- Es que… lo siento… es que… no esperábamos que nadie nos entienda –intenté explicar la situación.

- No hay nada que decir, Marc. ¿Os amáis? –los tres nos miramos y asentimos– Pues ya está. Ahora quiero nietos.

- Pero mamá, la prensa…

- No pasa nada mi niña, no sois los primeros a los que les pasa esto. Hay hombres que tienen hijos solteros y les piden a sus hermanas el favor. Además, mi vida, tú eres adoptada.

- Gracias mamá. Eres la mejor –la abrazamos.

- Yo me voy con el peque y vosotros a hacer uno como este.

Sonreímos ante la espontaneidad de nuestra madre y volvimos a subir a la habitación a decidir cuál de los dos tenía al pequeño.

Amor fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora