Qué bonita está con mi pequeño dentro. Sí, es niño y se va a parecer a mis hermanos porque siento que el niño no es mío.
- ¿En qué piensas?
- En que el niño es de Marc.
- A lo mejor es tuyo enano.
- Ojalá fuera mío, pequeña.
- Vas a tener que hablar con Marc. No quiero que os peleéis. El bebé es de los tres. - me dijo triste.
- Tienes que descansar, pequeña. Ve a la habitación.
- Veo como Laia sube a la habitación mientras yo espero que vuelva mi hermano de hacer la compra.
Marc no tardó en llegar, pero yo no fui capaz de decir nada. Él se dio cuenta de que algo pasaba porque se sentó a mi lado y no reaccioné cuando me metió mano.
- ¿Qué pasa?
- No es nada. Vamos con el resto de la familia.
- No te mueves hasta que no me lo cuentes.
- Creo que el niño es tuyo.
- No digas tonterías. Que da igual de quién sea el niño porque al fin y al cabo somos hermanos y tenemos la misma sangre, el parecido y la simpatía. Mi sonrisa, tus ojos y la humildad de nuestra hermanita. Y que el niño nos va a querer a los dos como padres.
- ¿Crees que no lo he pensado? Pero no me saco de la cabeza que el pequeño es tuyo.
- Pero yo creo que es tuyo. Tienes más puntería, por algo te llamamos Pistolas.
- ¿En serio?
- Pues claro, tonto. - dijo subiendo encima mío y besando mi cuello.
Le agarré del culo atrayéndolo a mí, gesto con el que gimió en mi boca y mordió mi labio inferior. Iba a acabar bien mi problema.
La ropa empezaba a estorbar y estaba a punto de quitar la camiseta de Marc, cuando escuchamos a nuestra hermana gritar.
Nos separamos y salimos corriendo hacia la habitación. Al llegar vimos la cama manchada de sangre, pero no veíamos a Laia, empezaba a asustarme. No podía… Esto no estaba pasando.
Fui hacia la cama y me quedé al lado de la mancha. Dejé de percibir todo lo que pasaba a mi alrededor, solo existíamos la mancha y yo.
Escuchaba a lo lejos las voces de mis hermanos. Quería decirles que estaba bien, que solo era el shock de ver que habíamos perdido el bebé.
- Àlex, hermanito, contesta.
- Àlex, joder, todo está bien. - ahí fue cuando volví en mí.
- ¿Cómo que está todo bien? ¿Habéis visto toda esta sangre? Nada puede estar bien.
- Me he cortado el brazo con un cristal y la herida se ha vuelto a abrir. El bebé, - puso mi mano en su vientre. - está bien.
Nos miramos entre los tres, y Marc y yo dejamos a nuestra familia en el sillón de la habitación. Cambiamos las sábanas y, volvimos a tumbar a Laia en la cama.
- Quiero cariño.
- Ahora te lo damos, bebé.
- Yo no. Quiero mirar solo.
- No me vas a hacer daño, nene.
- Pues dale a mi culito, hermanito. - mi hermano cada vez está más salido.
- Prefiero mirar. Dale amor a tus bebés.
- … - que corto es, ¿seguro que somos hermanos?
- Laia es mi pequeña.
Mi hermana se levantó para besarme mientras Marc la desnudaba. Me querían hacer partícipe. Mis manos vagaron por el cuerpo desnudo de mi pequeña y la dejé boca arriba en el colchón. Besos, caricias, chupones… Todo nos lo hacíamos. Estuve con ella hasta que Marc se desnudó y, besándome el cuello hasta dejarme una marca, me avisó de que estaba listo. Me aparté y dando un azote a Marc, me senté en el sillón a mirar.
Marc repartió besos por el cuerpo de Laia y ella empezó a mojarse y tocar la longitud de mi hermano. Eso hizo que mi amigo se levantara. Tuve que masturbarme hasta bajarlo.
- Bebé, mejor de lado.
Mi pequeña se puso de lado y Marc detrás de ella. Se abrió de piernas y Marc la penetró.
Suave empezaron los movimientos y agarrándose al bebé, los movimientos aumentaron de intensidad arrancando gemidos de la boca de ambos.
- Bebé…
- Marc…
- Encima, bebé. Cabálgame.
Marc salió de Laia y se puso boca arriba y, con mi ayuda, mi hermanita se sentó encima de la dura y deliciosa p*olla de mi hermanito. Sus ojos al verme cerca se iluminaron, pero después del susto, no tenía el cuerpo para follar.
Laia empezó a saltar con la ayuda de Marc. Sus manos en su pecho y las de mi hermano en su culito redondo.
- Mmm… Bebé… Me vuelves loco.
- Ahh… Siii… Más… Quiero más… - en esa posición imposible.
Como había pensado, así era imposible, por lo que volvieron a cambiar de posición. Mi pequeña quedó tumbada sobre el colchón con los pies apoyados en los hombros de nuestro hermano. Así empezó con fuerza, la cama se movía.
- ¿Así bebé?
- Siiii… Así… Ahh…
Siguieron así hasta que un grito nos avisó de que Laia había llegado al orgasmo.
- Àlex, ven. - me dijo Marc tumbado en la cama.
Me acerqué sin saber qué es lo que quería hacer Marc, pero enseguida lo supe. Mi hermano me abrió la boca e introdujo su miembro.
Literalmente me estaba follando la boca. Su p*ene tenía el sabor de mi hermana. Era tan grande que me llegaba a la garganta y no entraba entera. Con cada embestida estaba más cerca de correrse.
- Me vengo hermanito.
No me dijo nada que no supiera. Mis manos se quedaron en su culo impidiendo que él se moviera. Se iba a correr, pero por el placer que yo le iba a dar. No iba a follarme más la boca.
Empecé a chupar, lamer y succionar. Marc gemía y clamaba por más. Por supuesto, se lo di hasta que me lo dio todo. Mi nombre en sus labios, me estaba poniendo mucho.
- Que rico estás mi amor.
- Me vuelve loco como me la mamas.
- Eres mi comida favorita.
- Pues a ver cuando me dejas mí comerte.
- ¿Y Laia? - no era por cambiar, pero es que no estaba en la habitación.
Bajamos y la encontramos con la doctora de la familia. Le estaba cerrando la herida del brazo que estaba volviendo a sangrar, esa que me había asustado tanto una hora antes.
- Bueno, con esto ya no debería darte más problemas.
- Muchas gracias. Hoy ha asustado a Àlex.
- Me lo imagino. No debe ser agradable ser esa mancha de sangre estando en tu estado.
- Se me iba la vida. - confesé.
Mi hermana se echó a llorar y vino corriendo para abrazarme. Lloraba sin consuelo y me pedía perdón. Marc fue a despedir a la doctora y en cuanto regresó con nosotros se unió al abrazo.
- Esta noche. - dije.
Mi hermanita me miró raro, pero Marc sonrió y me besó. Sabía que era la respuesta a su duda.
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Amor fraternal
FanfictionTres hermanos. Tres Márquez. Una casa. Un amor... ¿fraternal? Sí, llamémoslo así. Esa casa será testigo de un amor, no de hermanos, pero sí entre ellos. ¿Cómo acabarán?