Hace una semana que Marc me pidió matrimonio. Esa tarde, después de celebrar con el equipo las victorias y la próxima boda, lo celebramos nosotros en privado.
*Flashback*
Marc estaba muy feliz cuando llegamos al Motorhome. Su sonrisa era preciosa. Tiene una de esas sonrisas que enamoran.
Su mirada daba a entender sus intenciones. Sus pupilas dilatadas y el brillo de sus ojos, me decían que la cama no la íbamos a usar para dormir. Mi hermano se iba acercando peligrosamente mientras yo retrocedía a cada paso que daba. Acabé sentado sobre el colchón bajo la lasciva mirada de mi hermano mayor.
- Marc… Van a…
No me dio tiempo a acabar la frase porque aparecieron nuestros padres, Laia y nuestro pequeño Eric. Los cuatro nos felicitaron a su manera, porque el peque no hablaba, pero sí que se reía cuando alguno de los dos lo cogía. No sabía cual de los dos había sido quien había dejado embarazada a Laia, pero el pequeño se parecía a los tres. Era el sol que iluminaba nuestras vidas.
- El peque está contento de que sus papis hayan ganado y se vayan a casar.
- Nosotros estamos contentos de que podamos hacerlo.
Nuestros padres sonrieron. Sabemos que para ellos no es nada fácil vivir con que sus hijos formen un triángulo amoroso, que tengan un hijo del que no se sabe quién es el padre y que ahora se vayan a casar. Todos sabemos que es raro, pero ¿cuándo los sentimientos se han ido por la rama de lo normal? Somos la familia Márquez, nada es normal en nuestra vida.
- Mejor os dejamos solos –dijo mi madre–. Solo queríamos felicitaros por las victorias. Ahora tenéis que descansar, o bueno, lo que veáis –dijo sonrojada.
- Es mejor que no pienses que se la quiero meter a tu hijo pequeño mamá. En que vamos a gozar como tú cuando lo haces con papá.
- ¡MARC! – dijimos todos a la vez.
Adoramos mucho a Marc, pero a veces, solo a veces, es un poco bocazas. No puede mantener su boca sabrosa, sexy, apetecible, tentadora… No puede mantener la boca cerrada. Iba a abrir la boca, pero Laia llegó a tiempo para taparle la boca con la mano.
- Estás más sexy callado. Te da un aire enigmático.
Mis hermanos se quedaron mirándose a los ojos no sé por cuánto tiempo, pero si no llega a ser porque Eric empezó a llorar, se hubiesen quedado así toda la noche.
- Oh, mi amor, ya estás con mamá. Vamos a dejar a tus papis solos y ya nos vamos con los abuelos al hotel –le dijo a nuestro bebé–. Disfrutad pervertidos –nos guiñó un ojo.
Volvimos a quedarnos solos, esta vez, ya sin ninguna interrupción posible. Yo, que no me había movido en ningún momento de la cama, vi como mi hermano se abalanzaba sobre mí.
Sin esperar más, atacó mi boca y su lengua irrumpió en mi boca haciéndose dueña de la misma. Yo, que no podía emitir sonidos claros, escuchaba como mis gemidos eran ahogados por la boca de Marc. Sonaba como un secuestro, como si intentara pedir auxilio y que me librasen de él, pero todo eso era lo más lejano a la realidad. No quería que me alejasen de Marc, quería gemir con él.
- Vamos a quitarte la ropa amor. Debes tener mucho calor.
- Pero la tuya también tiene que irse fuera.
- Hecho.
Los besos de Marc bajaron por mi cuello haciendo que de mis labios se escapasen jadeos. Cuando la ropa ya no cubría nuestros cuerpos, nos dejamos caer sobre el colchón. Iba a subirme encima de mi hermano, pero él se me adelantó. Nuestros sexos se rozaron y consiguieron que nuestros ojos se cerraran para poder disfrutar más de ese roce.
- Marc…
- Quiero hacer algo distinto amor.
- ¿Co…? ¿Como qué? – logré preguntar.
- Deja que te haga un masaje primero, mi vida.
Marc me tumbó boca abajo y me azotó el culo antes de levantarse, a lo que supuse, serían los aceites de masajes. Marc siempre tenía todo preparado, le gustaba poco improvisar.
- Ya he vuelto mi amor. ¿Listo para el masaje?
- Deja de preguntar y méteme mano.
Marc sacó a pasear su sonrisa picarona. Echó aceite en sus manos y las puso sobre mi espalda.
Era una delicia sentir las manos de mi hermano moverse de una forma tan frágil y delicada como lo estaba haciendo en ese momento.
Pero el mejor momento llegó cuando se subió encima de mí. A esas alturas, nuestros miembros ya estaban completamente erectos. El suyo se metía entre mis nalgas y apuntaba directamente a mi entrada, pero de ahí no pasaba. Marc quería hacerme suplicar, pero no lo iba a conseguir. Sería él el que me suplicase porque se la metiese.
Marc acabó el masaje y, como estaba todo embadurnado en aceites aromáticos, decidimos que era mejor darme una ducha.
Me duché rápido, tenía ganas de provocar a Marc. Salí sin nada tapándome y eso no se lo esperaba. Sus ojos parecían salirse de sus cuencas y, su lengua relamiéndose los labios… Lo tenía donde quería, pero le faltaba un poquito.
- ¿Qué miras hermanito? – dije subiendo y bajando mi mano por mi p*ene.
- Dios Àlex… Fóllame duro hermanito –lo conseguí.
Le dije a Marc que se levantase, se acercó y nos besamos. Subió a mí enredando sus piernas en mi cintura y llevando mi miembro a su entrada. Lo penetré de una sola embestida y Marc gimió. Lo besé duramente y nos llevé hasta la cama. Me senté y Marc empezó a cabalgarme.
- Marc…
- Es bien grande hermanito… Me lleno todo…
La cosa siguió así. Él dando botes sobre mí y yo meneándosela hasta que nos corrimos juntos.
*Fin del Flashback*
- Ahh… Mm…
- ¡ÀLEX!
El grito de mi hermana me sobresaltó y no entendía por qué había gritado hasta que miré para abajo. Tenía una erección de las buenas y, un inocente Eric jugaba con el bulto de mis pantalones. Ni que decir que se me bajó la erección de golpe.
- A saber, en qué estabas pensando. ¡Pervertido!
- Tu pervertido. ¿Qué te parece si mientras le das el pecho a Eric yo te doy a ti de otra leche?
- Pues… Creo que Marc tiene más sed que yo amor –dijo susurrando a mi oído.
- Me quedo sin sexo entonces.
- Por cierto, ¿quién de los dos se pondrá el vestido de novia? –preguntó riéndose saliendo de la habitación.
- ¿Por qué la loca de nuestra nena ha gritado y acaba de salir descojonándose?
- Nada, estaba pensando en lo que pasó, mejor dicho, hicimos, hace una semana. Sin darme cuenta, he tenido una erección y, como tenía a nuestro bebé en las piernas, se ha puesto a jugar con el bulto –Marc me miraba con cara de celos fingidos–. Amor, solo tú me vas a tocar así.
- La verdad es que la idea de que nuestro bebé te la chupe como si fuese el pecho de Laia... No suena nada mal.
- Deja de ser tan pervertido anda. Nuestra hermana se descojonaba porque me ha preguntado quién de los dos va a llevar el traje de novia en la boda.
- Pues no sé porqué lo pregunta porque está claro que lo vas a llevar tú.
Con la misma gracia que la primera broma se fue mi hermano mayor dejándome solo en nuestra cama de matrimonio recordando todo lo que pasó 7 días atrás.
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Amor fraternal
FanfictionTres hermanos. Tres Márquez. Una casa. Un amor... ¿fraternal? Sí, llamémoslo así. Esa casa será testigo de un amor, no de hermanos, pero sí entre ellos. ¿Cómo acabarán?