Capítulo 14

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Ya estábamos en el circuito cuando escucho a alguien entrar en la habitación. Al estar de espaldas no veo quién es y, estar recién salido de la ducha y desnudo, no me ayuda a estar tranquilo. Pero noto unas manos que conozco muy bien sobre mi cuerpo. Àlex.

- Y yo que esperaba darte una sorpresa y, al final, la sorpresa me la has dado tú a mí.

Àlex se pegó más a mi cuerpo. El bulto de sus pantalones se hacía notorio en mi culo. Tenía muchas ganas de que me hiciese suyo, pero no contábamos con mucho tiempo. Iba a decírselo cuando me dio la vuelta y empezó a subir y bajar su mano por toda mi erección.

- Àlex… No… No pares…

- Calla y disfruta hermanito.

Sin quitar su mano de mi virilidad, Àlex nos dirigió a la cama. Me tumbó y siguió con su trabajo mientras nos besábamos. Yo por mi parte empecé a tantear la entrepierna de mi hermano por encima de la ropa. Teníamos que cortar el beso para dejar escapar algunos gemidos. Pero los toques no cesaron.

- Quita la mano Marc.

- No vas a darme placer solo a mí.

Mi hermano apartó mi mano de su bulto y la suya de mi erección. No me dio tiempo a quejarme porque se había metido todo mi miembro en la boca. Me iba a volver loco como no parase. Mi hermano intercambia succiones de la cabeza, movimientos de la lengua alrededor de la misma, lengüetazos por toda su longitud y una buena mamada en los huevos.

- Àlex, me vuelves loco. Me voy a correr.

Mucho más lejos de que parase, siguió con su trabajo. No iba a resistir mucho más con todo lo que estaba haciéndome Àlex. Parecía no controlarse, quería más y yo no tardaría en dárselo. Solo faltaba por aquí mi hermanita.

- Àlex apártate, me vengo.

Mi hermanito no se apartó, se tragó todo mi semen hasta no dejar nada. Después de eso me limpió y subió para besarme. Su boca sabía a mí. Nos quedamos en la cama tumbados y acariciándonos hasta que Emilio tocó la puerta. Nos levantamos y mientras Àlex fue a abrir a nuestro manager, yo me acerqué al armario donde estaba hasta que el buenorro de mi hermano vino a visitarme.

- Creo que prefiero no saber porqué estás aún sin ropa.

- Estaba ayudando a que Marc pesase menos para la carrera.

- ¿De verdad, Àlex?

- Si suda baja peso y todavía baja más si…

- ¡Àlex! –dijimos Emilio y yo a la vez.

Mi hermano se encogió de hombros. Negué con la cabeza, divertido y, con la ropa en mano, me dirigí al baño para poder vestirme. No tardé mucho en hacerlo. Peiné mi cabello todo revuelto y salí a la habitación donde me seguían esperando. Emilio nos dijo que nuestra hermana estaría en el box para ver las carreras y eso nos puso muy contentos.

Ya en el box de Àlex, Laia se sentó encima de mí. Nuestro pequeño se había quedado con mamá en casa y ella había venido con papá. Nos encanta tenerla aquí y poder celebrar las victorias todos juntos sin un ordenador de por medio. Mientras con un ligero movimiento de piernas hacía que mi hermana cabalgase sobre mí, no hacía otra cosa que darle vueltas a algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer.

- No le des más vueltas hermanito. Resérvate para la carrera.

- Lo siento bebé, pero creo que hoy es el día. No puedo esperar más.

- ¿Estás seguro de que es lo que quieres hacer?

- No he estado más seguro en mi vida.

- Pues yo te voy a ayudar, mi amor.

Nos excusamos con papá y con Àlex poniendo la excusa de que algo no marchaba bien con mi moto y que no queríamos que Laia lo distrajese antes de salir a la pista. Llegamos a mi box y nos metimos en la parte trasera para enseñarle lo que había comprado unas semanas antes. Mi hermana me dijo que era perfecto, pero que tenía que tener muy claro lo que iba a hacer para que todo saliese bien.

Estuvimos planeando varias opciones, por si la primera no podía ser. En todo esto Àlex tenía el papel más importante. Todo dependía de su carrera. Dejamos todo como nos lo habíamos encontrado menos lo que le había enseñado al principio, eso lo llevé conmigo.

- Bueno, va a empezar la carrera. Ve con papá y Àlex en lo que yo me voy a hacer lo otro.

- Vale. Ahora nos vemos mi amor.

Vi como mi hermana se alejaba hacia donde se encontraban los otros dos miembros de la familia. Cuando la tuve fuera de mi campo visual me puse rumbo al edificio en el que se encontraban las personas encargadas de la entrega de premios del podio. Entré y pedí amablemente poder hablar con el encargado de la ceremonia de los campeones. Y cuando puedo hablar con él le pido encarecidamente que me haga ese favor que necesito para llevar a cabo mi sorpresa.

- Sin problemas, Marc. Cuenta con nosotros. Espero que todo salga bien.

- Muchísimas gracias.

Salgo muy contento de esa especie de reunión express que he tenido. Voy casi corriendo para ver el principio de carrera y me encuentro a Dani que me acompaña a la parrilla de salida.

- Veo a tu hermano con muchas posibilidades para ganar la carrera  -eso me hizo sonreír porque era justo lo que necesitaba, que Àlex ganara.

- Espero que gane. Ha trabajado mucho para estar ahí.

- No te lo niego Marc.

Vamos caminando hasta que nos encontramos con Laia y papá. Se saludaron con Dani y los cuatro nos giramos para ver la salida, la cual Àlex hizo perfecta. Adelantó varias posiciones en los primeros metros haciendo que quedase en 4ª posición al pasar por primera vez por la línea de meta.

- ¡Vamos Àlex! –gritó mi padre.

- Tranquilo papá. Lo está haciendo genial.

- Sí papá, mi hermanito va a ganar.

Àlex iba adelantando hasta que consolidó la segunda posición. Sabía perfectamente que con eso no se iba a conformar y vi como daba gas a la moto. Iba a por esa primera posición. Le pillaba un poco lejos, pero nunca se iba a dar por vencido.

Todos estábamos de los nervios y todavía los nervios fueron a más cuando vimos el tan peligroso adelantamiento que hizo. A Laia casi le da algo al verlo. Tuvimos que tranquilizarla para que no se nos desmayase allí mismo. Para nuestra suerte Àlex ganó y todo pudimos respirar tranquilos.

- Vamos amor. Que Àlex ha ganado.

Entre Dani y papá se ocuparon de ella porque yo tenía que subir al podio. ¿Por qué? Porque yo le iba a dar el trofeo a mi hermano. Me hacía mucha ilusión ser yo el que le diese el premio. Sobre todo, hoy que había adaptado mi estilo de pilotaje con ese último adelantamiento.

Ya en el podio los tres primeros, el tercero y el segundo fueron los primeros en recibir la pieza artística de la que consistía el trofeo. Llegó mi turno y la cara de mi hermano reflejó la sorpresa al verme. Le sonreí y tomé la palabra.

- Bueno Àlex, seguro que te sorprende verme aquí arriba sabiendo ambos que en un rato me toca subirme a la moto. Bueno, lo he hecho porque quería darte yo el trofeo de ganador, pero no solo eso. Hace ya algún tiempo que el mundo sabe lo que sentimos el uno por el otro y, aprovechando un momento tan importante como este te quiero preguntar –me arrodillé-, Àlex, ¿te quieres casar conmigo?

Por error la aplicación de Wattpad desordenó los capítulos 14 y 15 y he subido el 15 por error. Lo siento.

Amor fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora