Capítulo 12

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Vaya dos “novios” que tengo. Tan nerviosos por nada. Por una ecografía. Pero el niño está bien y en 3 meses ya tendremos al peque en casa. 

- Tenemos que buscar nombre a nuestro hijo.

- Vamos a elegirlo.

Uff… Pensé que iba a ser más sencillo. Cada uno tenía una idea distinta y a los demás no nos gustaba, pero a mí no me lo decían tan bruscamente.

Pero los planetas se alinearon de forma improvisada para darnos un nombre en el que los tres coincidimos. Eric Márquez.

- Suena perfecto.

- Tan perfecto como tú, pequeña.

- Su mami es perfecta.

- Vaya dos aduladores que estáis hechos. Me voy a echar un rato que este pesa lo suyo.

- Ahora vamos. Tenemos que recoger.

- Como queráis, nenes.

Subo y los dejo recogiendo un poco la casa. Me echo con cuidado en la cama con una mano en mi abultado vientre.

- Eric, tengo ganas de que salgas para poder moverme mejor.

- ¿Con quién hablas?

- Con el peque, que gracias a él casi no me puedo ni tumbar.

- Espera que te ayudo, bebé.

- Gracias, mi vida.

Marc me ayuda a acostarme. Me besa apasionadamente y se va. Cierro los ojos y me dejo dormir. El embarazo me cansa mucho.

Me despierto entre los hombres de mi vida. Estoy apoyada en el pecho de Marc y Àlex, junto a mi cuerpo, formamos la posición de cucharita.

- Hola, mis amores.

- Hola, bebé. ¿Cómo has dormido?

- Bien, por suerte Eric no se ha movido. He descansado, pero ¿cuánto he dormido?

- Solo un par de horas, pequeña.

- Nosotros también nos despertamos hace un rato.

- Pues así tenéis más energía para darme un orgasmo de los que me gustan. 

- ¿Qué te pides hermanito?

- Yo me quedo sus pechos.

- Perfecto.

Àlex me miró pícaro y su lengua humedeció mi pezón derecho.

- Ahh…

Estaba demasiado sensible en esa zona y él lo sabía. Por eso lo hizo con cuidado. Lo que se me olvidó es que mi otro hermano mayor rondaba por los pies de la cama dispuesto a atacar mi zona íntima.

- Maaarc…

Mi hermano era experto en hacerme gritar su nombre. Su larga lengua entraba en mí y hacía de las suyas. Se notaba que estaba juguetón. Bueno, no solo él, Àlex estaba haciendo un gran trabajo en mis pechos. Había conseguido que las oleadas de placer y dolor fueran mi vía de escape de este mundo, ya solo mi cuerpo estaba aquí. El placer me había desinhibido.

Marc seguía metiendo y sacando su lengua a la que había añadido el pulgar en mi botoncito haciendo círculos de la manera más rápida posible.

- Neneeee…

- Shh… Disfruta bebé. Déjame beber de ti.

- Hagamos disfrutar a Eric del sexo.

- Lo… Mm… Vamos a… Ahhh… Mal acostum… Ahh… brar desde bebé…

Amor fraternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora