En esta hermosa ciudad, hay una cantidad de cosas raras en las casas, que no se imaginan: Techos con pasto, colegios en casas, mataron no sé cuántos árboles para hacer una costanera, etc. Una de las cosas más raras, es la existencia de "La Tía Flora". La tía flora es una señora "cuiquita" que vive cerca del lago y que en su patio tiene plantado un árbol de floripondio. No sé cómo se llama el árbol, pero da la flor esa del floripondio. Digamos que, por conveniencia, el árbol se llama "Floripondio" también.
La gente acá dice que la señora no sabe qué flor es la que tenía plantada en su patio, pero yo siempre he creído que la señora se lo pasaba en volá de floripondio y por eso era tan buena onda. Acá todos los que alguna vez quisieron probar el floripondio, iban a su casa a pedirle de esas "flores bonitas" para hacer algo como regalárselas a alguien querido o simplemente porque eran bonitas, y la señora muy ingenua regalaba. Con el tiempo dicen que se puso más chúcara y que antes de regalar, decía "No sé qué hacen uds. los jóvenes con esta flor, porque siempre me vienen a pedir. Ojalá que no sea para hacer marihuana". Pobre señora, no sabía de lo que hablaba.
Era verano y hacía más calor que la conchesumare. Una conocida, la Tami les había pasa'o la casa a 4 amigos y me invitaron a consumir, pero dije que no, que los podía acompañar pero pa' cuidarlos, porque había escuchado que "la volá" era cuática y estaba la Tami sola. Estos hueones no tenían ni las flores así que tuve que ir yo donde la tía Flora a pedirle las hueás. Con su sonrisa permanente, la señora se acercó al árbol y me quería pasar unas flores blancas, pero le dije que me diera de color, porque acá dicen que las de color son más cuáticas, y la señora fue a buscar en otro árbol, unas de color. La señora más buena onda de la vida. Me regaló 5 flores en total y me las llevé.
Cuando llegamos a la casa de la Tami, llegamos a una tremenda casa. Gigante. Con quincho, en el campo, con piscina y una casa de 3 pisos, enorme. Casa entera de madera con un poco de piedra, con arreglos y decoraciones en cada rincón. Además, amoblada con unas cuestiones que se notaban más caras que la chucha. Cuando vi la casa dije "oh, medio cagazo venir pa' acá", porque me adelanté un poco a los hechos. Los 4 hueones (el Pancho incluido) se quedaron "cocinando" las flores y con la Tami nos pusimos a conversar. Vimos que nos faltaron chelas, así que le sacamos el Jeep a los viejos y fuimos a Pucón a comprar. Como en el verano todos creen que venir a vacacionar por acá va a ser la raja, terminan abarrotando todo los culia'os y uno que vive acá se tiene que comer tremendos tacos por culpa de los giles, así que en ir a comprar nos demoramos caleta. Cuando llegamos habían gritos, las ventanas estaban abiertas y había como "barro" en la entrada de la casa. "Oh, medio cagazo venir pa' acá", pensé otra vez.
Entramos a la casa y estaba todo desordenado. Yo subí al segundo piso y ella se quedó en el primero. Empecé a escuchar ruido en una pieza y entré. Ahí estaba un amigo del Pancho (que me cae bastante mal), pegándose cabezazos con la pared. Cuando me vio me dijo "Hueón, no sé qué me pasa, ya no puedo atravesar las paredes. Toda mi vida he podido y ahora perdí lo único que me hacía especial". Lo miré con cara de "ah culia'o sacowea muérete luego" y le cerré la puerta y seguí buscando. Lo peor que le podía pasar, pensé, fue que se pegara muy fuerte en la cabeza no más. Seguí recorriendo las piezas hasta que sentí un ruido como de cuando se cae una hueá sobre una alfombra. Un sonido como seco. Corrí hacia donde había escuchado la hueá y ahí estaba la joya del Pancho, tira'o de guata y mirándome.
- Zzzzzzzoy una zzzzzzzerpiente.
— Estai caga'o de la cabeza. Párate culia'o que te vai a terminar quemando la guata.
— Zzzzzzzi no me hablazzzzzz en mi idioma de zzzzzzzzzerpiente, no te voy a entender.
— No pienzzzzzzo zzzzzzzzeguirte el juego, PANCHO CONCHETUMARE.Dicho eso, escucho a la Tami gritar, así que bajé corriendo al primer piso y estaba tratando de amarrar a otro hueón, que estaba tratando de comerse sus calcetines. La ayudé a amarrarle las manos y los pies, y lo metimos a un clóset. Ahora que lo pienso, el nivel de desesperación que logramos fue inmenso, porque no sé, por último los hubiéramos ahogado en la piscina a los hueones, pero no.
- Oye Tami, arriba estaba el Pancho y el hueón negro feo. ¿Dónde está el que falta?
— Anda a la pieza de mis papás.Y la Tami se tiró a un sofá como agotada. Fui a la pieza que estaba al fondo de la casa y veo a un hueón amarrado a la cama, con el pecho lleno de pasto y toda la pieza pa' la cagá con barro. "Oh, medio cagazo venir pa' acá". Le llevé una cerveza a la Tami y se la pasé. Estaba pa' la cagá' la cabra. Al haber visto a estos hueones, me entró toda la hueá por probar el flori, pero no lo hice, hasta ahí. Empezamos a conversar sobre cómo íbamos a cuidar a los hueones y escuchamos un ruido como si alguien se hubiera sacado la cresta en la escala. Fuimos a ver y era el Pancho que se había "arrastrado" hasta el primer piso. No le pasó nada así que lo dejamos tranquilo, por un rato. Le seguimos la pista por un rato, hasta que escuchamos en el living "NO ENTIENDO QUÉ ES LO QUE ESTÁ PASANDO POR LA CHUCHA". Fui al living y la Tami se quedó con el Pancho. En living estaba el negro feo, tratando de atravesar una pared y el hueón había desamarrado al hueón de la pieza de los papás de la Tami y ese hueón estaba conversando con el hueón del closet.
- ¿Hace cuánto?
— Hace como 2 años.
— Uh qué cuático.
— La vida de tijera es muy mala. Una vez que te compran nunca más te afilan.
— La vida de tijera para cortar el pasto no es mucho mejor. En mi vida me han afilado como 5 veces no más.¿QUÉ MIERDA ESTOS CULIA'OS POR LA CHUCHA? Se me hacían agua las neuronas, así que fui a la cocina y vi que quedaba del juguito hermoso y hediondo ese. Me serví un vaso y fui donde la Tami, con el vaso en la mano y le dije "Vai a tener que saber perdonarme" y me lo tomé al seco.
De lo que recuerdo es que la Tami se enojó conmigo. Me empezó a dar sed y fui a buscar agua. Después recuerdo haberle pegado a alguien, haber jugado a los bolos y de haber hecho ejercicio. Después de eso, desperté debajo de una cama y habían gritos de una mina (la Tami) y llamé a un amigo pa' que me fuera a dejar a mi casa. Eso es lo que recuerdo. Ahora la versión de la Tami, cuando nos vimos tiempo después, fue la siguiente:
Cuando me tomé el vaso con flori, la Tami me empezó a gritar de que cómo le podía hacer eso a ella, que iba a estar sola cuidando a 5 hueones que estaban en volá de floripondio y que, si no llegaba nadie a ayudarle, ella nos iba a dejar hacer lo que sea, que no se iba a calentar la cabeza (mala opción porque esa era su casa, dah). En medio de la conversación, dice que yo me paré, aún con el vaso que tenía el flori en la mano y fui afuera, a la piscina, la llené con agua de piscina y me lo tomé al seco. Repetí eso como 3 veces y decía "aaaaaahhh qué cosa más rica". Después entré a la casa y me puse a conversar con el negro feo que atravesaba paredes y, según la Tami, yo le decía que yo también tenía un poder que había perdido, que era el de volar, y que me subía al sillón y me tiraba de hocico al suelo, para demostrarle que ya no podía. Según la Tami, estuvimos conversando como 2 horas con el negro feo. Después, el Pancho había llegado donde estábamos y le había dado la hueá por mordernos los pies, porque según la Tami, él decía que tenía hambre. Ahí la Tami dice que le pegué unos combos y que empezó a sangrar por la nariz, así que le tengo que haber pegado bien fuerte al hueón. Después el Pancho, arrastrándose por la casa, dejó todo manchado con sangre y empezó a botar muebles, porque según él, él no tenía porqué esquivar los muebles, porque él era una serpiente rey y los muebles tenían que hacerse a un lado. Dejó la pura cagá (vi fotos).
La Tami dice que las cosas se tranquilizaron, que las tijeras humanas se lo pasaron conversando, hasta que a mí se me ocurrió que yo era una pelota y me tiraba en contra de las flores que habían en el jardín y gritaba "CHUZA". Y lo último, fue que yo quería cortarle el pelo a la Tami, con el hueón que se creía tijera en mi espalda (como en "caballito") y la perseguimos como 10 minutos, según ella. La verdad es que yo no me veo ni cagando persiguiendo 10 minutos a alguien, menos con peso en la espalda. Ah y que el hueón que se creía tijera quería cortarle el pelo, pero con los dientes. Eso es a lo que llamo yo, creerse el cuento.
Después, me fui a acostar a la pieza de la Tami. Tengo que haber visto mal las cosas porque me acosté debajo de su cama.
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6 años de imbecilidades
RandomEl conjunto de todas las historias largas y no tan largas, escritas a través del tiempo que llevo en el blog y puestas en una sola publicación.