Domingo.
Las hojas caían hasta llegar al frío suelo, mis pisadas lo hacían tronar por la fuerza. Mis ojos caían saladas lágrimas en nombre de mi madre.
Aunque el tiempo pasará, aunque siga mi vida, llegaba alguien con el perfume que ella utilizaba diariamente y hacia que mi mente navegará en profundos recuerdos.
Mis manos se tocaban entre sí para tranquilizarme, mi voz era tan apagaba y trabada que me daba pena yo mismo. Miraba las palomas las cuales viajaban por su dromomanía a distintas direcciones y las nubes, con sus abstractas formas con jugaban con el sol, el cual brilla entre la purpurina.
Caminaba con una flor cempasúchil, que una bella y amable señora me dio al verme caminar llorando por la calle, tan dulce me dijo "Los jóvenes lindos no están para llorar" la recibí con mucha devoción y no la dejaba de mirar mientras caminaba; sus suaves pétalos satisfacían las yemas de mis dedos.
Lo más característico de esa flor cempasúchil era el significado, la amable señora también me dijo que significaba el camino del afecto, el camino que mi madre floreció conmigo.
Hoy era el último día del estúpido trato, y no sabía que decir. Las calles estaban vacías y me detuve a ver una colina.
Corrí sintiendo el viento en mis rostro, moviendo una que otra hebra de mi castaño cabello. Había una silueta en la colina, camine hacia ella y pude reconocer un cuerpo masculino.
— Podrás tal vez correr o escapar pero ya reconocí tus pisadas, pequeño tonto.
Mi corazón se detuvo en milisegundos, no camine y aferre mis pisadas sobre la tierra. Vi como volteo y me sonrió.
Existían billones de sonrisas en todo el mundo, pero solo una puede llegar a desestabilizarte por completo y llevarte a la burbuja de cristal, llamada amor.
— Puedes sentarte, si quieres. No sé que diablos haces aquí pero me gusta ver como el destino siempre te trae hacia mi.
— No creo en el Destino.
— Ouhh... que pena ...
Bajo su mirada y sonrió confiado, sus pequeños ojos reflejaban miles de cosas y no podía descifrar. Seguía quieto en mi lugar mirándolo fijamente.
— Me presentó... Hola, soy la persona que te hará creer en el destino, porque el fue quien te trajo a mi.
— Esto es una de las cosas más absurdas, Park.
— A veces en lo absurdo se encuentra la gracia. Puedes sentarte, otra vez.
— Gracias... —me senté en el pasto, no tan cerca de Park pero lo suficientemente para comunicarnos.
Su mirada estaba fijada en el cielo, no era tan tarde desde luego, pero era hermoso ver los colores unificados entre sí, era arrebol ver los colores rojizos en el cielo por el sol. Park era un persona no predecible, quien diría que entre tanto garabato encontraría una pieza de cristal tan fino en él.
Mis manos tocaron el fresco pasto, tan verdoso que lo seguí acariciando hasta que mis dedos tropezaron con una cajita. Deje de admirar el paisaje arrebol para ver una cajetilla de cigarros, lo mire con curiosidad.
— Cuando te conocí por primera vez discutimos por mi falta de conocer el mundo.
— No le diría una falta, pequeño tonto, pero si criticar. Mi problema era fumar y tu no lo hacías, obvio me dijiste que lo intentaste y que era dañino, pero al final ese era mi problema.
Tome la cajetilla de cigarro entre mis manos, mire la marca y su contenido.
— Y sigue siendo mi problema si sigo fumando...
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『Amor por Casualidad』[JiKook]
Hayran Kurgucambio de cuenta a @nxymin_ Jeon JungKook tiene una vida medianamente equilibrada. Una relación de madre e hijo fortalecido y una conexión amorosa con Kim TaeHyung. Sin embargo, todo se volvió un profundo gris, tan oscuro como la propia noche silen...