Abril [Hyunin]

XVI

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Castigo
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2 de junio, 2011

El fatídico día en el que mis padres irían a la tutoría con su profesora llegó, temía del resultado. Era la primera vez que suspendía tantos exámenes, no llevaba las tareas y parecía que mi mente divagaba por todos los lados del universo menos en la lección. Pensaba en lo deseoso que me encontraba por hablar diversos temas con JeongIn, proponerle ir a algún lugar juntos y en su mayoría recordaba los actos de cariño que me brindaba.

Suspiré dejando el cuerpo caer en la incómoda silla de plástico, mis padres llevaban ya veinte minutos dentro de la sala y me encontraba en un debate mental, ya no sabía si quería que salieran de una vez o que se quedaran ahí todo lo que quisieran para evitar lo que vendría después. Veía a los alumnos que se quedaban unas horas más pasar con prisas, había sonado la campana que daba inicio a las clases hacía un tiempo e iban llegando tarde. La puerta fue abierta dejando ver como mis padres salían sonriéndole a la profesora, pero en cuanto sus ojos fueron clavados en mí, la expresión de volvió sumamente dura.

Caminamos por el amplio pasillo que daba a la salida sumidos en silencio, ninguno comentaba nada y yo tenía miedo de preguntar. Se mantuvo así hasta que subimos al coche, mi padre no arrancó y eso era mala señal.

—HyunJin, una maldita cosa te pedí.— comenzó a hablar mi madre —Dije que no flaquearas en los estudios, ¡solo una cosa!— exclamó provocando que me encogiera en el asiento.

Mi padre mantenía su dura mirada hacia el frente —Te damos todo lo que quieres con esa condición. Querías un móvil nuevo, ropa nueva, caprichos que no servían para nada... y los tuviste, pensábamos que te iba bien.

—Yo...— abrí mis labios para pronunciar mis palabras, pero me vi callado por las miradas que pude ver en el espejo retrovisor.

—Sin móvil y sin salidas hasta que lo diga.— mi madre se giró extendiendo su brazo para que le diera mi teléfono —Y ni se te ocurra usar a JiSung como excusa para salir.

Si me hubieran preguntando hace unos meses, respondería que realmente no me importaba estar castigado en casa sin teléfono, pero ahora estaba JeongIn. Todo aquello quería decir que no lo vería ni hablaría con él, ese era el peor castigo.

Me eché más hacia atrás, chocando contra el asiento —¡No! ¡No puedes hacerme esto!

—¡HyunJin dáselo ahora mismo!— sentenció mi padre la discusión con un tono tan elevado que me sobresaltó.

Mordí mi labio inferior, bajé la mirada y le entregué el teléfono. Ese día fui al auditorio, me recogieron y me encerraron en la habitación, siquiera me dejaron ir unos minutos al parque para decirle a JeongIn que no iría en un tiempo. Tras insistir, mi madre me dejó el teléfono unos minutos para escribirle a un mensaje a Innie y contarle sobre mi castigo.

Solo era un día y ya te echaba de menos, ¿desde cuando me había vuelto tal dependiente de él?