XXVI

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1/3 ¡maratón!

Kim
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17 de octubre, 2011
Estaba en el auditorio, ese día no practicaríamos con el piano ya que el profesor estaba exponiendo sobre unas nuevas partituras. Pese a que debería interesarme la clase por el reciente fiasco con el recital, no podía mantener la atención en la explicación, mi mente divagaba en otro tema. Cierto tema tenía un nombre: Yang JeongIn.

Nada más escuchar o pensar en ese chico una gran sonrisa se dibujaba en mis labios, reviviendo el beso de aquel día. Tocaba mis labios seguidamente, recordando que ahí habían estado posado los suyos, aún podía sentir su suavidad. Esos días habían estado pasando como si estuviera en un sueño, JeongIn comenzaba a ser más cariñoso por mensaje y más de una vez yo había rodado sobre el colchón de mi cama mientras leía las líneas de lo escrito por él, estaba profundamente enamorado.

Ya no sentía una pequeña atracción como antes pensaba, ahora era un sentimiento más fuerte. Fantaseaba seguidamente sobre que pasaría si fuéramos pareja, distintos escenarios para nuestra confesión e incluso como nos iría en el futuro. Y no era tonto, JeongIn me había besado por algo, eso quitaba mis inseguridades a cerca de los sentimientos de mi menor, él no era la típica persona que se tomaba esas cosas como un juego. Es decir, los amigos normales pueden abrazarse y ser todo lo apegados que quieran, pero no se dan besos llenos de sentimientos.

—Hwang, ¿qué le hace tanta gracia?—habló el profesor cuando me observó sonriendo ampliamente, con la mirada perdida.—¿Las doce piezas in Sonate da cimbalo di piano e forte? Porque yo no le veo que tiene de gracioso.

Algo que había estado notando desde lo ocurrido con el recital era que el profesorado del auditorio me miraban con asco, percibía cierto odio en sus ojos. Comenzaron a tratarme de forma brusca, incluso me ponían el doble de trabajo que a mis compañeros. Tampoco me protegían cuando me insultaban en plena clase como antes y parecían estar atentos a todos los errores que cometía para regañarme por ellos. Podría haberle dicho algo a mis padres sobre el maltrato, hablar con la directora y fin; pero no era tan fácil, si mencionaba alguna palabra de eso en casa lo más seguro es que notasen el poco respeto que tenían en la institución el apellido Hwang, todo empeoraría innecesariamente. Que los profesores estuvieran enfadados no era algo tan grave pues los veía ciertas horas a la semana y ya, pero mis padres eran otra cosa. Se podría decir que mi familia era algo especial, el honor y poder eran por lo que luchaban. Si no tenía algo así, lo más seguro era que me ignoraran y miraran mal.

Mordí mi labio inferior para suavizar la expresión—Yo no esta-

—¿Me va a decir que no se estaba riendo?—me cortó el profesor con el ceño fruncido.—Estaba haciéndolo, ¿verdad?—preguntó hacia mis compañeros, provocando que todos dijeran un "sí" con malicia al unísono. Me odiaban, lo normal es que le dieran la razón.—Le caería una buena, pero como la clase de está acabando dejaremos esta discusión para mañana—finiquitó guardando los papeles que tenía en su escritorio, seguramente para las próximas lecciones.

Agaché la mirada escuchando como los demás hablaban deliberadamente de cómo me había tratado hacía apenas unos segundos, haciendo bromas y riéndose de mí ya que tenían la libertad para hacerlo. No elegí que ciertas personas optaran por decir que era un prodigio del piano, tampoco que mi familia me influyera ideas de rechazo a los demás cuanto tan sólo era un niño que se dejaba guiar por la supuesta verdad absoluta de sus padres. Pero ya no podía lamentarme por errores ajenos del pasado, todo fue decisión de mis padres y aunque volviera para atrás no podría cambiar eso, así que era mejor vivir la vida que me había tocado.

Apreté mis puños con impotencia, no estaba recogiendo mis utensilios como los otros alumnos, sólo trataba de enfocarme en mis propios pensamientos para evitar escuchar lo que decían a mi alrededor y así salir el último, para evitar más momentos desagradables. Sin embargo mis planes fueron interrumpidos por una chica de cabello teñido de rubio, me empujó haciendo que el lápiz de mis manos cayera. Giré mi torso buscando su rostro, viendo una sonrisa cruel en sus abultados labios al ver cómo su acción había surgido el efecto esperado.

—Oye tú—me dirigí a ella buscando explicaciones, sabía que no lo había hecho sin querer.

—No me hables así, ¿quién te crees para hacerlo?—contestó frunciendo el ceño, su perfume tan fuerte golpeaba mis fosas nasales y era repugnante, cumplía con el perfil de típica mala de serie Disney.

Me levanté de la silla con brusquedad buscando intimidarla, algo que conseguí pues la vi encogerse levemente en el sitio—Me creo el chico al que acabas de empujar, ¿por qué lo has hecho?

—Ha sido sin querer, ¿vale? Para de ser tan dramático—me respondió intentado sonar cómo la víctima, algo que me enfadó. No creía en cosas tales "Por ser una chica no puedo pegarle", ¿por qué no? Si estaba siendo una estúpida se merecía un golpe cómo los chicos, se lo estaba buscando.

—Serás-

—Una chica maravillosa—intervino SeungMin haciéndose paso entre mis compañeros, quienes se habían amontonado al rededor de nosotros para escuchar la discusión con morbo.—Ara eres una chica maravillosa y linda, ahora si me disculpas debo llevarme a Hwang—Kim posó sus manos sobre mis hombros y procedió a empujarme hacia la salida, dejando a todos los presentes boquiabiertos pues no esperaban tal cercanía entre nosotros.

—¡Oye! Deberías haberme dejado ponerla en su lugar, a ver si se atreve a hacer eso de nuevo la próxima vez—me quejé comenzando a caminar, pasando la puerta que daba al pasillo.

—¿No te das cuenta? Desde la pelea que tuviste aquí todo el mundo piensa que eres agresivo y ahora, con la poca atención que te prestan los profesores, se creen con vía libre para molestarte. Buscan que tengas ese tipo de reacciones—habló con desinterés mientras daba pasos largos para ponerse a mi par.—En cuanto a tus cosas, mañana pasas a por ellas, lo más seguro es que las guarden en conserjería—elevó los hombros, parecía que había hecho eso más de una vez.

Bajé la mirada para regular mi respiración agitada, tenía razón, siempre la tenía en realidad.—Gracias—agradecí por haber parado aquella escena antes que pasara a mayores.

—No me las des. Sinceramente no hubiera intervenido si cierta persona no me amenazara de muerte cada vez que le cuento que te ignoro—dirigió sus ojos hacia mí, observándome detenidamente para después mostrar una pequeña sonrisa, se refería a JeongIn.—Y la verdad, tú no eres una mala persona en realidad, sólo eres un poquito gilipollas. Te dejas guiar mucho por tus impulsos, controla eso—llevó su mano hacia mi hombro y acto seguido hizo un poco de fuerza para darme un leve empujón, jugueteando.

SeungMin realmente era increíble, después de todo lo que le hice pasar aún dejaba entrar el perdón en su corazón. Ese tipo de acciones me hacían caer en cuenta de que era totalmente imperfecto, cometía muchos errores y debía corregirme. Supongo que un buen comienzo era entablar una amistad con SeungMin, compensarle todo el tiempo en el que le molesté.

—K-Kim tú...—mi voz comenzó a romperse, las lágrimas se acomunaban en mis ojos.

—¡Oh no! ¡Por ahí sí que no paso!—exclamó cruzando los brazos.—Ni se te ocurra llorar o te pegaré para que tengas verdaderas razones de hacerlo—su amenaza hizo que se me escapara una pequeña risa, las lágrimas surcaban mis mejillas.

Kim SeungMin era una buena persona.

Soy esto 🤡Preparé los capítulos pero no los subí, mAL

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Soy esto 🤡
Preparé los capítulos pero no los subí, mAL.

Abril [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora