2/3 ¡Maratón!
Refugio
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18 de octubre, 2011
Ese día estaba en casa tumbado en el sofá, junto a mí se encontraban JiSung y Olivia peleándose por el mando de la televisión. Llevaban toda la tarde discutiendo cada vez que ponían un programa, algunas veces se tiraban mutuamente del cabello y me metían en la disputa para que tratara de darle la victoria a uno de los dos, algo que ignoraba. Mi atención estaba en el reloj, esperando que dieran las seis de la tarde para que JeongIn llegara.—Oye vosotros escuchadme. Hye deja de aplastar a Sunggie con la almohada—HyeJoo me hizo caso y quitó el cojín que tapaba la cara de JiSung.—Va a venir JeongIn y juro que si siguen así, los echo de mi casa, ¿entendieron?
—Pero a mí me tiene confianza, no le importará que mate a alguien frente a él. El que debería de irse es JiSung, le tiene celos—contestó la de cabellos azabaches mientras dejaba caer su cabeza sobre mis piernas y los pies sobre las de Han.
—Oh, ¿tiene celos de mí?—preguntó el rubio.
Olivia rodó los ojos con fastidio, cómo si fuera completamente obvio—Pues claro, son peor que una pareja casada. A ver, bésense.
—Oye, ya está superando los celos. Al final la que se va a ir fuera serás tú—amenacé presionando su frente con un dedo, recibiendo quejas por su parte.—A demás, ¿por qué sigues viniendo? Siempre estás aquí, ¿no tienes casa propia o algo así?—pregunté alzando una ceja, estaba todos los días en mi hogar, ya era hora de que al menos ayudara a pagar la hipoteca.
—Vengo por YeJi y de paso le digo a mi madre que he estado todo el día contigo para que me deje usar mi Nintendo DS. Si te pregunta algo, di que soy la más adorable del mundo y estamos en paz—explicó con una pequeña sonrisa, tratando de mostrar su lado adorable.
—¿Tú adorable? ¡Jah!—rió JiSung, recibió una patada por parte de Hye al instante.—Oye átala a un árbol o algo, es salvaje—posó la mano sobre su nariz, el lugar afectado por el golpe.
El timbre de la entrada resonó por la casa, todos nos pusimos en alerta de inmediato. Observé la hora, eran más seis menos cinco de la tarde, así que Yang debía ser el que estaba esperando en el porche.
—Olivia vete a la casa de tu amiga, JiSung a mi habitación. Como pasen por aquí, no les volveré a abrir la puerta—amenacé levantándome del sofá, los otros dos se pusieron en pie suspirando con fastidio.
—Se supone que nos ibas a dar una oportunidad—se quejó Han, arrastrando los pies mientras daba pasos pesados hacia el pasillo.
—Déjalo JiSung, seguro quiere pasar tiempo con su novio—Olivia se encaminó al sillón donde estaba su mochila, la tomó entre sus brazos y se dirigió a la puerta. Ella estaba más que encantada de ir a casa de su amiga, seguramente por dentro estaba festejándolo. No podía visitarla muy seguido por su progenitora, si se daba cuenta de esas visitas lo más seguro era que le quitara su preciada Nintendo DS.
Di grandes pasos para llegar hasta a ella, el rubio comenzó a subir las escaleras cómo pedí. Al abrir la puerta de la entrada lo primero que apareció fue la brillante sonrisa de Yang, quien nos saludó con un movimiento de mano. HyeJoo le devolvió el gesto, inclinó un poco la parte superior del cuerpo y se marchó. Al fin estaba solo con JeongIn.
Ofrecí mi mano para que la tomara, algo que hizo inmediatamente entrelazando sus dedos con los míos. Ambos llegamos hasta los sillones, había uno de tres plazas y otro individual, ambos de tonalidades grises. Me dirigí hacia el más grande, sin embrago él no se movió y eso provocó que nuestro agarre me hiciera parar en seco. Lo observé con curiosidad, él seguía teniendo una gran sonrisa en sus labios, la cual se esfumó cuando los abultó pidiendo un beso.
—Innie—susurré algo sorprendido por su acción, aún no me acostumbrara a que mi menor diera siempre los primeros paso.
Frunció el ceño esperando aún el roce de labios, se veía tan adorable. Tragué en seco y procedí a inclinarme lentamente, acatando las órdenes que me estaba dando. El beso apenas duró unos segundos, era una pequeña presión y no fue a más por nuestra inexperiencia.
Tenía ciertas dudas sobre nuestra relación, sabía que no nos veíamos cómo amigos el uno al otro, sin embargo no aportábamos ningún esfuerzo para avanzar y ser más que eso. Tampoco hubo una declaración oficial, así que no podíamos atribuirnos una etiqueta fija. Una persona normal preguntaría sobre eso en cuanto surgiera la duda, pero cómo yo soy Hwang HyunJin y me dejo guiar más por el momento que por la razón, no lo hice.
En cuanto nos sentamos en el sofá nuestras miradas se perdieron en un punto fijo, creo que ambos estábamos demasiado aturdidos para comenzar una conversación. Sentí su mano sujetar la manga de mi camiseta para llamar mi atención y giré levemente mi rostro para observarlo, sin embargo él seguía con los ojos fijos en algún lugar, no me miraba. Llevó la mano a su bolsillo, sacó el teléfono con el que siempre me escribía, entró en la aplicación de mensajería y pulsó el icono de nuestro chat. Asumí que me iba a hablar de esa forma pues seguramente usaría un léxico complicado, así que imité su acción.
"SeungMin me contó que no escribiste las partituras, ¿es cierto?"
Sentí como mi corazón dejó de latir unos segundos, la sangre se me heló creando una pequeña parálisis en todo mi cuerpo. Él dirigió su mirada a mi rostro, le respondí asintiendo con gentileza, temía que se sintiera tan defraudado de mí cómo yo. Me aterraba pensar en ello.
"Hyung si te gusta la música debes dejar de verla como un trabajo, es inútil forzarse a tener inspiración para componer. Si no hay, no tiene que crear algo sin sentimiento."
Era cierto, no debía de forzarme y lo sabía, sin embargo cometía ese error una y otra vez causa de la desesperación por verme aceptado, consiguiendo todo lo contrario. Sostuve la mirada con JeongIn en cuanto se giró para admirar mi expresión, en sus orbes no había ningún tipo de rechazo, más bien todo lo contrario. ¿Sabes la la existencia de la frase "las miradas valen más que mil palabras"?, pues no creía que eso fuera verídico hasta ese día. Yang con sus ojos me daba consuelo, podía ver cómo me decía que todo estaba bien y ofrecía sus brazos para refugiarme si sentía que algún día me quebraba. Era increíble cómo el color tan oscuro de sus ojos podía expresar tantas cosas. Cómo me hacía sentir a salvo.
Acarició mis mejillas con sus manos, acto seguido juntamos nuestras frentes lentamente y después nuestras narices, moviendo la cabeza con gentileza para ejercer suaves roces entre ellas. En cuanto nos separamos dejé caer mi cuerpo sobre JeongIn, buscando todos los mimos que necesitaba en ese momento.
Yang JeongIn era mi refugio en un mundo que buscaba romperme en pedazos.
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Abril [Hyunin]
FanfictionHwang HyunJin, un chico con tan solo diecisiete años que está alcanzando una fama considerable en el mundo de la música. Su habilidad para tocar el piano supera a profesionales, se le considera un niño prodigio desde los cinco años. Yang JeongIn s...