XXIV

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Su presencia
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8 de octubre, 2011
Había terminado al fin los dos exámenes más difíciles por mi escaso interés en las materias: historia y geometría. Podía tomarme las cosas con más calma y eso equivalía a más tardes divirtiéndome, lo que vendría a significar repartir mi tiempo entre los chicos, JiSung y JeongIn.

Las charlas cuando terminaban las clases se prolongaron a treinta minutos, todos nos quedábamos para ayudar a tener el club limpio y así lograr que Chan no tuviera demasiado trabajo, enseñar a nuevos reclutas lo agobiaba y queríamos aliviar esa carga. Cuando volvía del conservatorio pasaba mi tiempo con JeongIn, algunas veces estudiaba y otras simplemente practicaba. Por último, cuando mi pequeño se iba llegaba Han para que jugásemos videojuegos hasta que se dignaba a ir hacia su hogar o sus padres lo llamaban enfadados.

Todo iba bien, marchaba perfecto de nuevo menos algo. Concretamente alguien:

Yang JeongIn.

Intentaba hacer surgir varios temas de conversación, incluso insistirle para que me ayudara a mejorar en lenguaje de signos; pero nada. Sus contestaciones eran unos escasos sí o no. Incluso llegué a preocuparme de mis habilidades para comunicarme con él, me esforcé mucho en estudiar para evitar eso y estaba seguro de que había avanzado demasiado, pero seguía igual. Siquiera miraba mis acciones y contestaba sin saber que había dicho.

Pero esa tarde fue el colmo.

—Que hambre—me quejé quitando mis manos de las teclas del piano.—Innie—dejé caer la cabeza en su hombro, algo que lo sobresaltó. En cuanto me miró puse una mano en mi estómago y la moví en círculos, indicándole que tenía hambre, su contestación fue un asentimiento y prosiguió leyendo.—¡Ya está, de acabó!—exclamé con el ceño fruncido quitándole el libro de sus manos, recibiendo una mirada filosa por parte de mi menor. JeongIn se levantó del asiento mientras extendía su mano, pidiéndome que le diera el libro por las buenas—¡No!—contesté alejándolo más de él, un acto bastante infantil.

—Wow, apenas llego y ya le estás gritando a tu amigo sordo—habló con pesadez Olivia, la cual acababa de abrir la puerta para ingresar a la sala. Ella solía entrar, más bien me obligaban a llevarla pues no me hacía mucha gracia que la gente estuviera por ahí sin más, era una sala bastante íntima. Sin embrago todos parecían ignorar ese hecho por más que lo repitiera.—Hola JeongIn—saludó moviendo la mano.

La azabache había conocido anteriormente a Innie pues un día estábamos en casa y ella entró en la habitación por petición de mi madre, creo que en agosto. No hablaron mucho, de hecho el único contacto que tuvieron fue una presentación y de ahí siempre se saludaban cuando se encontraban en los pasillos.

—¿Qué haces aquí?—pregunté a la defensiva, de mal humor por la actitud del chico a mi lado.

Hye frunció el ceño—Eh más despacio fiera, a mí no me saques los dientes de esa forma—. JeongIn trataba de alcanzar su libro, pero yo esquivaba sus intentos pues nuestra discusión no había acabado aún. Pero en cuanto hice un gesto llevándolo hacia arriba, Olivia me lo quitó y se lo ofreció a Yang—¿Y qué te pasa con el pobre niño? ¿No ves qué quiere leer?

—Quiero tener una charla seria con él, su actitud me está cansando—expliqué dejando escapar un puchero inconscientemente.

—Déjame hablar con él, quizá puedo entenderlo. Algunas veces eres pedante y quizá ya lo tienes aburrido—solté un leve quejido, pero no le di mucha importancia a sus palabras.

Observé como la única chica de la sala fue hacia la mesa, tomó una pequeña libreta que reposaba en la superficie del mueble, seguramente de YeJi. Caminó hacía mi y en unos segundos ya se encontraba tratando de echarme fuera con leves empujones. Forcejeé ya que era un tema que me incumbía y quería saber todo, tenia derecho de estar presente en la conversación. Sin embargo acabé fuera pues no me atrevía a usar tanta fuerza con HyeJoo, después de todo quería hacerle ningún daño. Me habían echado de mi propia habitación secreta.

—La confianza da asco—murmuré entre dientes, refiriéndome a lo familiarizada que estaba Olivia conmigo.

Estuve un rato parado tras la puerta como un cachorro que espera que sus dueños le dejen entrar a casa, pero tras veinte minutos supe que no, mi ingreso en la habitación de iba a hacer esperar aún más. Por una parte me encontraba muy enojado, tan solo tenía unas horas para estar con JeongIn y Olivia me iba a arrebatar todo el tiempo; pero por otra sentía más confianza pues sabía que ella con su actitud demandante quizá podía solucionar algo.

Fui hacia la cocina encontrándome a YeJi preparándose la cena mientras hacía pequeños pasos de baile, sumergida en la música que escuchaba desde sus audífonos. Cómo no tenía algo más que hacer, me puse a ayudarla puesto tras una pequeña charla habíamos decidido cocinar algo para JeongIn, JiSung y Olivia también. Minutos más tarde, cuando ya había pasado una hora desde que me expulsaron, Hye apareció junto a JeongIn por el umbral, la azabache tenía en sus manos el cuaderno con el cual se comunicó con Yang.

—Oye YeJi, ¿me puedo quedar este cuaderno?—preguntó la azabache alzando el objeto.

Mi hermana se giró un poco y asintió en cuanto lo vio, no le importaba demasiado —Claro, pero será mejor que dejes de quitarme cosas o te acusaré de robo.

—Oh vamos, dijiste que no querías ese labial, supéralo.

Fruncí un poco el ceño, JeongIn de veía más feliz y receptivo que antes pues se encaminó hacia mi hermana para ver lo que estábamos cocinando con una sonrisa. Miré a Olivia, parecía no tener intenciones de mostrarme su conversación con mi crush, estaba guardando el cuaderno en la mochila negra que siempre portaba.

—¿De qué hablaron? ¿Me dejas leerlo?—pregunté señalando la libreta.

—No Hwang, la conversación que tuvimos es confidencial, sólo lo podemos saber él y yo—movió su cabellera oscura como el carbón mientras me mostraba una pequeña sonrisa ladeada, fuera del rostro inexpresivo que solía llevar siempre.—Pero te diré algo, será mejor que le hables de JiSung pues cierta persona vio una escena que malinterpretó—mi cara tan confusa era digna de una foto, hizo que Olivia riera suavemente.—Veo normal que el niño esté celoso, cuando tu madre habla de una prometida en vez ser yo, parece que es JiSung. Algunas veces me pregunto si ese cariño que hay entre vosotros es normal o es que se tienen ganas—habló como si fuera totalmente obvio.

Lo único que alcanzaba a preguntarme era "¿Celoso de JiSung?", no hallaba una razón para ello.

—¿Celoso de qué?—le puse una mano en el hombro para detenerla antes de que caminara dirección a la zona donde estaban YeJi y JeongIn.

Rodó la mirada fastidiada—Eres muy lento, HyunJin.

Se libró de mi agarre y acto seguido fue a ayudar a los que estaban preparando la cena, dejándome ahí con varias interrogaciones en mi mente. Ese día todos comimos juntos en cuanto JiSung llegó, entre JeongIn y yo comenzamos a enseñar lo básico en lenguaje de signos a los presentes, quienes se mantenían muy curiosos en el tema. Convivimos todos en la mesa, fue algo único que antes no habíamos hecho pues nos manteníamos cada uno por su lado, fue magnífico.

Y la presencia de Yang JeongIn lo hacía todo mejor.

Y la presencia de Yang JeongIn lo hacía todo mejor

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Abril [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora