Día de la muerte de mamá.
Alexia.
Hoy es noche de tormenta. De esas que solo piensas en encerrarte en casa, quedarte en la cama y estar todo el día escuchando música a todo volumen hasta caer dormida o simplemente sentarte en el sofá , ponerte algo cómodo, tomarte una bebida caliente y leer tu libro favorito mientras escuchas de fondo el sonido de las gotas cayendo al suelo y resbalando por las ventanas.
Realmente no soy de esas personas que detestan la lluvia, de echo la amo cuando no tengo nada que hacer, pero no justamente cuando hoy en pleno agosto había decidido salir a correr.
Sí, lo sé, correr en agosto no es el mejor plan de verano pero siempre he tenido bastantes inseguridades con mi barriga y tengo planeado volver al instituto con mi barriga completamente plana.
Una ráfaga de viento se hace presente y todo mi cuerpo sufre un escalofrío. Aunque estamos en verano hace un poco de frío ya que hay viento y yo voy en shorts deportivos y top.
Gracias a esta imprevista tormenta de verano estoy en medio de una calle desierta, y se ha ido la luz así que estoy a oscuras y mojándome muchísimo sin ningún paraguas.
Es raro de mí, ya que normalmente soy una persona que necesita tener todo organizado y preparado pero no había pensado en que podría llover.
Encima mi móvil está sin batería, por lo tanto no puedo llamar a mis padres para que me vengan a recoger.
Así que... tengo dos opciones. Correr bajo la lluvia hasta casa, que es un largo camino o esperarme debajo de algún portal a que deje de llover. Sé, que la segunda opción es la más lógica así que opto por esa.
Rápidamente voy a un portal y me entra la sensación de que tengo un par de ojos sobre mí. Escaneo disimuladamente la calle y detecto a un chico mirándome.
Se puede decir que justo hoy, no es mi mejor día. No es que me esté intimidando, ya que el chico no parece peligroso pero no estoy de muy buen humor que digamos.
Cansada de que ese chico me mire de reojo y con mi humor de perros decido actuar.
-Eh, tú, ¿algún problema?-le digo ya que lleva un rato mirándome.
De pronto recuerdo que estoy sola, a oscuras y sin batería y ya que por mucho que no parezca peligroso no le conozco así que quizás no debería haberle dicho eso a un extraño de la calle.
Veo como él intenta disimular que me estaba mirando pero se da cuenta de que ya no sirve de nada, así que gira la cabeza y me mira directamente.
Aunque esté oscuro puedo ver que es un poco más alto que yo y por su cara debe tener más o menos mi edad. Este decide acercarse poco a poco hacia mí como si no quisiera asustarme.
-Mmm... No, solo que te he visto y tengo dos paraguas... si quieres uno te lo doy-dice el chico sonrojándose levemente.
Por dios, de golpe siento que toda mi cara arde, me muero de vergüenza, le acabo de hablar fatal a un chico que solo quería ayudarme.
Mi mente vuelve a la situación que tengo ante mis ojos y tengo que decir que menuda situación... Estas cosas solo me pasan a mí.
Opto por fijarme rápidamente en el chico. Tiene el pelo negro y un poco mojado por la lluvia haciendo que algunas gotas se deslicen por él. Sus ojos son azules, pero uno muy profundo de esos que te podrías quedar horas observándolos sin cansarte.
Ahora que lo miro tan detenidamente me doy cuenta que en sus ojos son faciles de leer y que ens ellos hay vergüenza y dudas.
-Eh, sí claro, muchas gracias y perdona por lo de antes esque hoy no es mi mejor día-le digo al chico saliendo de mis pensamientos.
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Espinas
Romance"El amor es una transacción, todos buscamos algo a cambio. Tenemos el poder de encenderlo o apagarlo. Sólo lo llamamos amor cuando creemos que se van a cumplir nuestras expectativas. El amor es condicional. Es más una transacción que auténtico amor...