21.Desahógate

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Logan.

Llevo cuatro días sin ir al instituto, no fui el jueves ni viernes y después vino el fin de semana.

Le dije a mi madre que me encontraba mal y por suerte me creyó. De hecho tenía mala cara, no estoy pasando mi mejor momento. Estoy apagado y agotado. Me jode mucho que quien me ha hecho que esté así es Alexia, pero me jode muchísimo más que la única que me puede curar sea ella.

Cuando llegué a casa después de discutir con Alexia, mi madre casi se desmaya.

Fui un estúpido, se me olvidó tapar los chupetones. Joder. ¿Por qué me tubo que hacer chupetones?

Creo que no estaba enfadada, más bien... ¿Sorprendida? Es decir, vale tengo 16 años, pero mi madre me conoce y sabe que no hago esas cosas, soy un niño bueno.

Me preguntó que tenía en el cuello, pasé de ella, estaba enfadado y alterado, no quería gritarle a ella y sabía que si en ese momento me ponía a hablar a alguien descargaría mi furia.

Tengo que admitir que parezco masoquista porque me encanta mirarlos y recordar todo lo que pasó esa noche pero después recuerdo lo que me ha hecho y solo quiero encerrarme en la habitación. Como lo estoy ahora mismo.

El sonido de la puerta de mi cuarto abrirse interrumpe mis pensamientos.

-Hola cariño-me saluda mi madre con una sonrisa triste.

-Hola mamá-le respondo en un susurro.

Ella se acerca a mí y se sienta en el borde de mi cama. Suspira.

-Logan-me llama.

Yo retiro la vista del techo para ponerla sobre los ojos de mi madre, la miro con una mirada vacía y triste.

-¿Si?

-Estoy preocupada por ti-me dice-no sé que te pasa. Estás triste y desanimado, nunca te había visto así, solo cuando tu padre y yo nos divorciamos.

-No estoy pasando mi mejor semana.

-Entiendo que no quieras hablar del tema, pero si necesitas algo solo tienes que venir a mí, sabes que te apoyaré pase lo que pase.

-Gracias mamá.

Mi madre y yo tenemos muy buena relación, de esas que siempre nos lo contamos todo. Cuando mi exnovia me puso los cuernos le conté todo y me sentí liberado. Quizás algún día le cuente sobre Alexia, aunque ahora mismo es a la última persona a la que le quiero explicar sobre que una chica me ha desvirgado y me ha tratado como un lío de una noche.

-Hoy te toca ir a casa de tu padre, pero si quieres quedarte aquí puedes-me dice con una sonrisa de compasión.

-Iré ya a casa de papá-le digo y me levanto de la cama para darle un beso en la mejilla.

-Que vaya bien cielo.

-Adiós mamá, te quiero-le digo y me marcho de casa.

Voy caminando hacia casa de mi padre y como he cogido las llaves no tengo que llamar al timbre. Abro la puerta y me quedo paralizado.

Me encuentro a mi padre encima de una mujer en ropa interior sobre el sofá, de la impresión dejo caer las llaves al suelo.

EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora